Dominique Kenique (actor): «No he venido al porno a sufrir, ¡salvo si me dan una buena paliza!»
Dominique Kenique es alicantino y estudió administración. Actor porno, tiene 46 años y cuenta con su propia productora. También es promotor de los Besametonto Awards, que surgieron a raíz de la celebración de una fiesta de cumpleaños. Asegura que está decepcionado con la industria del porno: «Ahora estoy del lado de las productoras más que nunca».
¿De niño ya le gustaba exhibirse?
Pues tuve dos etapas. La primera, en la que tardaba mucho en ponerme la ropa en la piscina porque me encantaba que me vieran desnudo, y la segunda, en la que no, porque pensaba que la tenía pequeña.
¿Y era pichacorta?
Lo solucioné con una visita al médico, que me aseguró que la tenía más grande que él [ríe].
Tendría a su madre contenta…
Para los padres no es un buen trago el ver que su hijo se exhibe, pero los míos han reaccionado mejor de lo esperado. Mientras no haga daño a nadie, lo aceptan. Pero claro, ¡prefieren no verlo!
«Si pudiera estaría todo el día desnudo». ¿Ha dado ya con el tejido que no le provoca sarpullido?
Sí, un buen suspensorio no me provoca ningún sarpullido. De hecho, a lo único que no soy alérgico es a la ropa femenina, las bragas sobre todo. Las lleve yo, o las lleve otra persona cerca de mí.
¿Es cierto que debutó en esto del porno con un show en directo?
La primera vez que hice porno fue en el 2001, en el Orgullo de Madrid. Fue en un escenario al aire libre, con uno de los actores americanos más conocidos de entonces, Michael Brandon. Cuando aún no existían ni las viagras, ni los pinchazos. Eso era trabajo duro de verdad.
¿Para tanto fue?
Tan duro que solo he vuelto a hacer un show en directo una vez más, con mi amigo Josh Milk, en Berlin. Grabar es mucho más fácil, y no he venido al porno para sufrir… ¡salvo si me dan una buena paliza!
Hablando de sufrir, leí que en un hotel de Benidorm le dio un ‘dildazo’ en la cara a un director. ¿Fue sin querer queriendo o es que tiene malas pulgas?
Grabé una escena hace muchos años, y el director se acercó demasiado al culo donde yo estaba metiendo un dildo. Y, al sacarlo, el dildo se estampó en su cara. Pero fue accidental.
Dijo en una ocasión que es un mito que los actores porno follan bien. ¿Usted qué nota se pone de uno a diez?
En cámara, me pongo un seis. Fuera de ella, creo que tengo un ocho. Siempre hay días malos y depende mucho de quién te toca. No se puede follar bien con alguien que folla como el culo, o no viene fresco a rodar. La diferencia es debida a la selección. Cuando selecciono yo, tengo mejor ojo.
Le veo un hombre modesto…
Tengo algunas escenas en las que me merezco un diez, aunque solo sea por la paciencia que he tenido.
¿Ha besado a muchos tontos?
Sí. Me encantan. Cuanto más tontos son, mejor besan.
Lo tendré en cuenta…
Prueba conmigo. No soy tan inteligente. Si no, sería mucho más famoso, o pretendería serlo, ¡ja, ja, ja!
Señor administrativo, ¿le salen a usted las cuentas?
Sí, cuanto menos porno hago, menos dinero me gasto. Pero ahora estoy estudiando derecho, tal vez me haga abogado de los actores porno defraudados con la industria. Es un filón.
¿Salió escaldado del negocio?
No me gustan los abusos, pero estamos en un momento en el que nos los hemos buscado. Ahora los actores porno suben decenas de escenas a sus páginas de fans, la mayoría bareback, que es lo que funciona. ¿Cómo voy a luchar yo para que las productoras se gasten dinero en analíticas, en un buen caché o en un hotel, si veo que los actores se reúnen para hacer sus propias escenas, de forma gratuita, por un precio mensual con el que las productoras no pueden competir?
¿La viejofobia, gordofobia y feofobia tienen cura?
Hubo un tiempo en el que sufrí viejofobia, pero cuanto más viejo soy, menos la sufro. Ser daddy está de moda, supongo. Pero todo se cura. Se trata de madurar, seas joven o mayor.
¿Follar en la cama está sobrevalorado?
Para mí, no. Me encanta follar en la cama, pero eso también tiene que ver con la edad, supongo. Aunque [hacerlo] en un mercado de abastos abandonado, en plan charcutería, o un buen campo, también me sigue poniendo.