El estreno de «And Then We Danced», una película que narra una historia de amor gay, provoca protestas en Georgia
El odio homófobo vuelve a hacer acto de presencia en las calles de Georgia. El motivo esta vez ha sido el estreno de And Then We Danced, una coproducción sueco-georgiana que narra el romance entre dos bailarines en el difícil contexto social y religioso del país caucásico. Grupos cristianos y ultraderechistas se manifestaron el pasado viernes para intentar impedir la exhibición de la película, que opta al Óscar al mejor filme internacional. Aunque no lo consiguieron, quemaron banderas arco iris y lanzaron cohetes que hirieron a varias personas.
And Then We Danced («Y entonces bailamos») es una película sueco-georgiana que narra el romance entre dos bailarines de la danza tradicional del país caucásico. Aclamada en el festival de Cannes, el filme refleja las dificultades que sufren los ciudadanos LGTB en Georgia, una sociedad muy tradicional y religiosa que reacciona con hostilidad a las relaciones entre personas del mismo sexo.
Horas antes del estreno de la película, que acaparó titulares en los medios de comunicación, varios cientos de personas se fueron congregando en los alrededores del cine Amirani de Tiflis, entonando consignas homófobas y quemando banderas arco iris. Los manifestantes, una amalgama de nacionalistas, prorrusos y ortodoxos, bloquearon la entrada al local y arrojaron cohetes a la policía, que intentaba proteger el acceso de los espectadores a la sala. El ministerio del Interior se había comprometido a garantizar la seguridad del evento.
Las escenas se repitieron en la ciudad costera de Batumi, donde también se exhibió el filme, y en otros cuatro pases en Tiflis durante el fin de semana. Las protestas se saldaron con cuatro heridos que requirieron asistencia médica y cerca de treinta manifestantes detenidos. A pesar de ello, el director de And Then We Danced, Levan Akin, expresó su satisfacción por que los cines no hubieran cancelado la première. El mismo viernes pasado, el protagonista de la película Levan Gelbakhiani ganaba el premio a mejor actor principal en el festival internacional de cine de Minsk (Bielorrusia), en otro país con una acusada LGTBfobia social y de Estado.
La extrema derecha ataca al colectivo LGTB en Georgia
En los últimos años, tanto la iglesia como los ultraderechistas han impedido la normal celebración de actos y reivindicaciones en el Día Internacional contra la LGTBfobia (en 2013, por ejemplo, dosmanzanas recogía que contramanifestantes homófobos provocaron varios heridos en Tiflis). El año pasado, un joven radical agredía a un activista LGTB que se encontraba pronunciando un discurso para un pequeño grupo en una vía pública de Tiflis, solo unos días después de que las amenazas de la extrema derecha obligaran al activismo a desconvocar la manifestación por el día contra la LGTBfobia. Los activistas LGTB atribuyen el fortalecimiento de los grupos extremistas a la pasividad de las autoridades hacia las cuestiones de política social y les han pedido que asuman la responsabilidad de lo que está sucediendo.
El Parlamento de Georgia aprobó en 2014 una ley contra la discriminación, que incluye la protección con respecto a la identidad de género y a la orientación sexual. Aunque se levantaron algunas voces críticas con la legislación, por quedarse corta, lo cierto es que supuso un avance, desafortunadamente más sobre el papel que en hechos, teniendo en cuenta la notable influencia social de la iglesia ortodoxa y apostólica georgiana, especialmente hostil a los derechos de la comunidad LGTB. En el informe anual sobre derechos LGTBI en Europa, que incluye la clasificación de los distintos países según el grado de adecuación de sus normativas jurídicas al reconocimiento y promoción de los derechos de las personas LGTBI, Georgia ocupa el puesto 24 de 49.