Bernie Sanders y Pete Buttigieg encabezan las primarias demócratas tras los dos primeros asaltos
Las primarias demócratas para elegir a la persona que se enfrentará a Donald Trump en las elecciones presidenciales de noviembre ya están en marcha. Los dos primeros escenarios de la contienda han deparado algunas sorpresas. Tras un recuento caótico que aún no está cerrado, el exalcalde abiertamente gay Pete Buttigieg se impuso en delegados en los caucus de Iowa, mientras que en Nuevo Hampshire empató en la primera posición. Se coloca así a escasa distancia de Bernie Sanders, que gana ambos asaltos en voto popular. El senador por Vermont ha condenado los comentarios homófobos del locutor Rush Limbaugh, que atacó a Buttigieg por besarse en público con su marido.
La carrera por la nominación demócrata para las elecciones presidenciales de noviembre de este año no pudo comenzar peor. El recuento de los caucus de Iowa, que tuvieron lugar el pasado 3 de febrero, se retrasó hasta tres días por problemas con la aplicación utilizada para declarar los resultados y con el cálculo de los delegados equivalentes. El balance provisional, a falta de que concluya un nuevo recuento parcial, otorga la victoria a Pete Buttigieg en número de delegados y a Bernie Sanders en voto popular.
La siguiente cita electoral fue en Nuevo Hampshire una semana más tarde. El senador por Vermont volvió a alzarse con la victoria en número de votos, pero el exalcalde de South Bend empató a delegados (nueve) y se quedó a solo 1,3 puntos del primer puesto. Buttigieg está batiendo a las encuestas, aunque cuenta con una debilidad: el electorado centrista al que pretende seducir tiene más opciones para escoger (Joe Biden, Michael Bloomberg o Amy Klobuchar), con lo que su voto es susceptible de dividirse. Sanders, en cambio, podría aglutinar al voto progresista en torno a su candidatura, tras unos resultados de Elizabeth Warren por debajo de las expectativas.
Lo ajustado de la contienda no ha sido impedimento, sin embargo, para que Sanders haya salido en defensa de Buttigieg tras las críticas homófobas de Rush Limbaugh. El locutor y comentarista político de referencia en la esfera mediática conservadora arremetía contra Buttigieg en su programa de radio por no ocultar su homosexualidad. Limbaugh, que recientemente recibió de manos de Donald Trump la Medalla Presidencial de la Libertad, le recriminaba al precandidato demócrata que tachara a Trump de mal ejemplo para la infancia. Comparaba esta crítica con una foto de Buttigieg besando a su marido Chasten, dando a entender que la segunda era una imagen más dañina para los menores. Unas declaraciones con una clara carga homófoba que Sanders ha calificado de «escandalosas y ofensivas».
El primer precandidato abiertamente gay
Pete Buttigieg, de 37 años, fue alcalde de la ciudad de South Bend (Indiana) por el Partido Demócrata durante ocho años. Elegido en noviembre de 2011 con el 74% de los votos, se convirtió a los 29 años en el regidor más joven de una ciudad de más de 100.000 habitantes en Estados Unidos. Previamente se había graduado con honores en las universidades de Harvard y Oxford. Habla árabe, español, francés, italiano, maltés, noruego y persa dari además de su inglés nativo, y es un veterano de Afganistán, donde sirvió durante siete meses en 2014. En noviembre de 2015 fue reelegido para la alcaldía de South Bend con el 80% de los sufragios, pero en las elecciones locales de 2019, ya en plena carrera por la nominación demócrata, declinó presentarse para un tercer mandato.
Ya el 23 de enero de 2019, Buttigieg había anunciado la formación de un comité exploratorio para participar en las primarias que elegirán la candidatura demócrata para las elecciones presidenciales de noviembre de este año. Tres meses después, el 14 de abril, lanzó formalmente su campaña. Su nombre se unía así al de otros 16 precandidatos con diferentes niveles de apoyo, de los que actualmente siguen ocho en la carrera. Buttigieg se convirtió en el primer precandidato abiertamente gay a unas primarias presidenciales demócratas: el alcalde hizo pública su orientación sexual en 2015 en un periódico local y contrajo matrimonio con su novio Chasten Glezman (ahora Chasten Buttigieg) en junio de 2018.
La precampaña de Buttigieg dio un salto cualitativo a partir de su participación en una conferencia de la CNN en Austin (Texas), el 11 de marzo del año pasado. Cinco días después, la cifra de contribuyentes había superado los 65.000, el umbral para poder participar en los debates oficiales. Buttigieg defiende posiciones más moderadas o menos izquierdistas que las de algunos de sus competidores, por ejemplo en materia económica o de sanidad. Unos postulados «tibios» que le critica la parte más progresista del electorado.
Aunque en las encuestas a nivel nacional se sitúa en quinta posición por detrás de Sanders, Biden, Bloomberg y Warren, sus buenos resultados en Iowa y Nuevo Hampshire, que han superado a los sondeos, están impulsando de nuevo sus cifras globales. Su principal debilidad es su baja valoración entre dos colectivos clave para los demócratas, el hispano y el negro. Paradójicamente, tampoco la comunidad LGTB parece estar entusiasmada con el candidato abiertamente gay: según una encuesta de finales de enero, este sector que representa el 12% del electorado demócrata apoyaría mayoritariamente la candidatura de Sanders. Estaremos pendientes de las próximas semanas y de la cita clave del «Supermartes» el próximo 3 de marzo, cuyos resultados marcarán con más claridad las tendencias.