Las 10 mejores películas LGTB (inéditas) de Filmin: críticas de «Una chica de Brooklyn», «Chicos del Este», «Closet Monster», «El ornitólogo», «Girls Lost», «Segunda estrella a la derecha», «Something Must Break», «Test», «Todo tuyo» y «The Wild Boys»
Pese al indiscutible avance del que ha disfrutado, el cine LGTB sigue relegado a los márgenes de la sociedad, lo que explica que muchas grandes películas sean incapaces de salir del ámbito de los festivales. Aprovechando que los cines españoles están cerrados, hoy os traigo diez fantásticos largometrajes recientes que nunca pasaron por ellos pero podéis disfrutar en Filmin desde la comodidad del sofá. Y no, Filmin no me paga por este artículo, pero es que realmente su apuesta por el cine no heteronormativo es encomiable. Bravo, también, por el LesGaiCineMad, festival madrileño por el que pasó la mayoría de estos trabajos, venidos de todos los rincones del mundo y presentados a continuación en riguroso orden alfabético.
Una chica de Brooklyn (Appropriate Behavior, Desiree Akhavan, 2014, Reino Unido). Nominada a los premios Gotham y Spirit como mejor directora y guionista novel respectivamente, Desiree Akhavan bebe en Una chica de Brooklyn de la popular serie Girls, confeccionando, como la creadora y protagonista de esta última (Lena Dunham), un retrato de sus propias experiencias y angustias existenciales. Bisexual con aparente tendencia hacia el lesbianismo, la protagonista suma sus raíces persas a una personalidad incapaz de asentarse, elementos que vuelven aún más complicado su proceso de superación de una brusca ruptura. Con la hipnótica Nueva York de fondo, la cinta es elegante, ligera y muy entretenida, ideal reflejo de una juventud perdida en sí misma.
Chicos del Este (Eastern Boys, Robin Campillo, 2013, Francia). Cuatro años antes de conquistarnos con 120 pulsaciones por minuto (2017), Robin Campillo ofreció esta sincera e hipnótica mirada a los chicos llegados a Francia de toda Europa del Este: Rusia, Ucrania, Rumanía, Chechenia…, concretamente a los que se dedican a la prostitución. Muller (Olivier Rabourdin), un hombre discreto de unos 50 años, se fija en uno de ellos, Marek (Kirill Emelyanov) y, armado de valor, entabla una conversación que desemboca en una relación muy especial, abordada sin rastro alguno de prejuicios. Nominada a tres Premios César (película, director y actor revelación), Chicos del Este es un perfecto complemento a la reciente Sauvage, de Camille Vidal-Naquet.
Closet Monster (Stephen Dunn, 2015, Canadá). Heredera del ya mítico Donnie Darko (2001) de Richard Kelly, Closet Monster (2015) nos adentra en una perturbadora existencia adolescente a través de un inquietante montaje, una reflexiva banda sonora y unos efectos visuales tan sencillos como turbulentos. Su título —literalmente, “el monstruo del armario”— hace referencia al clásico armario que oprime a tantos homosexuales hasta que se deciden a salir de él, claro, pero también al monstruo que el protagonista siente en sus entrañas, el cual no deja de ser una metáfora de la primera acepción. Premiada en el Festival de Toronto, la ópera prima de Stephen Dunn es una introspectiva mirada a la vida interior de un chico homosexual (perfecto Connor Jessup) que arrastra una infancia de abandono y crisis existencial a quien la ausencia de sus progenitores lleva a refugiarse en su habilidad para el maquillaje cinematográfico (que pone a prueba con su mejor amiga) y en sus curiosas conversaciones imaginarias con su hámster, al que presta voz y carisma la gran Isabella Rossellini. Además de dar lugar a los momentos más ingeniosos del filme (a cuyo dramatismo aportan un necesario contrapunto cómico), estas últimas nos permiten introducirnos en la mente de un personaje al que la experiencia ha enseñado a encerrarse en sí mismo.
Girls Lost (Pojkarna, Alexandra-Therese Keining, 2015, Suecia). Un quinquenio más tarde de sorprender con el drama romántico lésbico With Every Hearbeat (2011), Alexandra-Therese Keining nos ofreció la sorprendente Girls Lost, basada en la popular novela Jessica Schiefauer. Este drama adolescente de tintes fantasmagóricos cuenta la historia de tres chicas (Tuva Jagell, Louise Nyvall y Wilma Holmen) que descubren una planta que les permite adoptar formas masculinas (Emrik Ohlander, Alexander Gustavsson y Vilgot Ostwald Vesterlund) tras conciliar el sueño, pudiendo así experimentar por una vez las delicias de la noche sin sentirse maltratadas por el machismo imperante. Lo que para dos de ellas es un mero pasatiempo para la tercera en discordia supone una auténtica revelación. Y es que la joven Kim, que siempre había pensado que algo no encajaba del todo, se da cuenta de que es una persona trans. Pese a que un par de giros excesivamente melodramáticos perjudican al conjunto, nos encontramos ante un clásico trans instantáneo.
El ornitólogo (O Ornitólogo, Joao Pedro Rodrigues, 2016, Portugal). Encarnado por Paul Hamy, el protagonista de la onírica El ornitólogo se encuentra acampado en un bosque portugués cercano a la frontera con España donde se limita a observar cigüeñas negras y otras aves con detenimiento. Con apacible serenidad, el íntimo film nos muestra sus rituales. Pero entonces la calma se desvanece y el personaje es arrastrado por la corriente (literal y metafóricamente hablando), lo que supondrá el comienzo de su adentramiento en un inquietante mundo selvático donde el folclore profano y la iconografía cristiana se entrelazan turbadoramente. La advertencia por parte de dos amables peregrinas chinas extraviadas de la ruta del Camino de Santiago de que el bosque alberga criaturas malignas desemboca en una serie de encuentros místicos de difícil interpretación. João Pedro Rodrigues firma así una de sus obras más crípticas y fascinantes, lo que explica el premio a mejor dirección recibido en el Festival de Locarno.
Second Star On The Right (Segunda estrella a la derecha, Ruth Caudeli, 2019, Colombia). Emilia no sabe lo que quiere. Sí sabe, no obstante, qué no quiere: la vida convencional y heteronormativa a la que se han entregado sus amigas. La española afincada en Colombia Ruth Caudeli firma Segunda estrella a la derecha con la Frances Ha (2012) de Noah Baumbach en la cabeza pero también mucha luz propia. Estamos ante un trabajo libre y espontáneo que no teme recurrir a inesperados momentos musicales de la mano de La Oreja de Van Gogh y El Sueño de Morfeo ni siente necesidad de dulcificar a un personaje cuya perfección reside precisamente en la falta de ella: vive con su madre pese a tener ya 35 años, es incapaz de ganarse como artista nada más que piropos vacíos, carece de la responsabilidad suficiente para aceptar un “trabajo de verdad” y salta de un encuentro amoroso (o sexual) a otro, entre ambos géneros, sin entregarse del todo a ninguno. No quiere crecer, no todavía, no del modo que lo hacen los demás, y por eso sigue a la deriva, confiando en que su talento y su ingenio sirvan de algo en un mundo donde sólo parece premiarse el conformismo.
Something Must Break (Nånting måste gå sönder, Ester Martin Bergsmark, 2014, Suecia). Premiada en Rotterdam, Sevilla, Chicago y Gotemburgo, Something Must Break es cruda y desgarradora pero no por ello displicente, todo un ejemplo de cine valiente en torno a la propia identidad. Sus protagonistas —Andreas (Iggy Malmborg) y Sebastian/Ellie (Saga Becker)— deben luchar contra las etiquetas para salvar su complicada historia de amor; pero, para bien y para mal (y como clama la canción de Joy Division que da título a la cinta), algo debe romperse: “dos caminos a elegir ante el filo de una navaja; quédate atrás o impúlsate adelante”. Entre la fragilidad y la fortaleza, entre el romanticismo y el descaro, entre la sensibilidad y la explicitud, entre el sexo y la destrucción, Ester Martin Bergskmark se apoya en su experiencia como documentalista para construir un relato de fresco realismo que, si bien peca de frialdad, guarda un hueco para la esperanza.
San Francisco 1985 (Test, Chris Mason Johnson, 2013, Estados Unidos). Con San Francisco 1985, Chris Mason Johnson (The New Twenty, 2009) firma una bella obra sobre un joven bailarín (un estupendo Scott Marlowe que sorprendentemente no ha vuelto a la gran pantalla) que debe decidir si someterse o no a uno de los primeros test de SIDA mientras traslada sus pasiones a la pista de baile (otorgándonos escenas verdaderamente hipnóticos que dan ganas de volver a ver en cuanto han acabado). La necesidad de afrontar los miedos y la búsqueda de la felicidad son las claves de una película fascinante que fue nominada al Premio John Cassavetes de los Spirit Awards, al que optan solo aquellos trabajos con presupuesto inferior a 500.000 dólares.
Todo tuyo (Je suis à toi, David Lambert, 2015, Bélgica / Canadá). Por su parte, Todo tuyo supone la segunda aportación del guionista y realizador David Lambert al cine gay tras Hors les murs (2010), cinta a la que supera en madurez y trascendencia. En ella Nahuel Pérez Biscayart (mejor actor en Karlovy Vary y posterior protagonista de la ya mencionada 120 pulsaciones por minuto), Monia Chokri —genial colaboradora de Xavier Dolan en Los amores imaginarios (2010) y Laurence anyways (2012)— y Jean-Michel Balthazar conforman un interesante tríptico. Todos buscan el amor y la comprensión en un mundo que parece haberlos dejado de lado, pero arrastran fantasmas personales que los alejan día tras día de la felicidad. Pese a acontecer en una panadería, la cinta prescinde del azúcar y desnuda por completo a sus personajes, literal y metafóricamente, para arrebatarles su coraza y sacar sus complejos sentimientos a flote.
The Wild Boys (Les garçons sauvages, Bertrand Mandico, 2017, Francia). A principios del siglo XX, cinco chicos de buena familia, ebrios de libertad, violan y matan a su profesora. Como castigo, confiándose en su reintegración social, se los encierra en un barco donde habrán de responder ante el represivo Capitán. Tras amotinarse, los jóvenes llegan a una misteriosa isla de vegetación lujuriosa y placeres ocultos donde sus vidas se transformarán para siempre. Esta trama, harto extraña, lo es más atendiendo al tratamiento visual y sonoro, a las elecciones de casting y a diversos acontecimientos que no quiero desvelar para no estropear la que, guste más o menos, es una de las grandes experiencias audiovisuales del cine reciente. La identidad trans rara vez se ha abordado de un modo tan subversivo.
Espero que aprovechéis esta cuarentena para cosas bonitas, como ver todas estas películas, geniales ejemplos de representación gay, lésbica, bisexual y trans. Ánimo, que ya ha pasado la peor parte de todo esto, al menos, en España.