La cantante y actriz trans Jedet se desnuda emocionalmente en su libro «Efecto Mariposa»
La artista multidisciplinar Jedet (Polícar, 1992), una de las protagonistas de la serie Veneno, acaba de publicar su tercer libro, Efecto Mariposa (Plan B), un emotivo diario autobiográfico que fue escribiendo en el blog de notas de su móvil y que, en sus propias palabras, «está compuesto por reflexiones, confesiones, conversaciones reales e imaginarias que he querido guardar, frases, poemas y letras de canciones que nunca han visto la luz».
La granadina Jedet, conocida artista e influencer, se desnuda por completo emocionalmente en su último libro, Efecto Mariposa. En él, Jedet, quien llegaría a salir del armario como gay hace años, recuerda con sabor agridulce su infancia y adolescencia —«En ellas reinaban las ganas de morir, de matar, de ser otras personas, de pasar el tiempo libre rodeada de aquellas cosas que me salvaron la vida entre cuatro paredes»— y comenta que, desde niña, ha sido siempre una joven rebelde con causa: «Siempre me rebelé contra las normas que me impusieron en el colegio y en casa. Si me decían que no podía hacer algo, les exigía que me explicasen el motivo por el que no podía».
El libro, plagado de frescura y frases contundentes, incluye una curiosa metáfora en la que la autora se refiere a sí misma como «un bolso de imitación» que no por el hecho de serlo deja de ser real. A fin de cuentas, comenta, le repatea que la sociedad establezca lo que es una mujer verdadera y lo que no y, sobre todo, que se siga oprimiendo tanto a las mujeres trans. Por eso, ella —que siempre ha aborrecido las etiquetas— explica sin titubeos cómo ha vivido su identidad y recuerda a los lectores que «No he nacido con un cuerpo equivocado, como dicen. Yo he nacido en el cuerpo de una mujer trans».
La artista habla también de sus problemas con la bulimia en su persecución de un cuerpo ideal. No en vano, Jedet sufrió durante un tiempo desórdenes alimenticios y relata ahora la anécdota del día que un compañero de bachillerato le dijo que si la viese por la calle se acercaría a darle «un trozo de pan», porque en ese momento estaba en los huesos. «Para mí fue lo más bonito que me habían dicho nunca», apunta. En una de las secciones más íntimas del libro, Jedet reflexiona también sobre su complicada relación con los hombres —presidida por la tortuosa relación con su padre— y su infinita admiración por ciertas mujeres de su entorno: «He vivido toda la vida con una cicatriz en el corazón, buscando en hombres que no me querían un poco de amor. Amor del tóxico. Soy adicta al dolor».
Hasta ahora, y tal y como cuenta en Efecto Mariposa, Jedet ha publicado libros, música, ha hecho teatro, ha aparecido en series, revistas y campañas, ha dado conciertos y también «he usado mi voz para hacer activismo social y político sin que me importase perder contratos por ello». Sin embargo, ella tiene claro que este es solo el comienzo de (lo que a todas luces parece) una prometedora carrera artística. Para muestra un botón. Cuando en una peculiar autoentrevista contenida en su libro se pregunta a sí misma qué pretende conseguir a partir de ahora, la respuesta es tan lúcida como convincente: «Ser paciente, hacer buenas canciones, interpretar papeles interesantes, escribir muchos libros, dirigir, ayudar a los demás, hacer el camino más fácil para las personas consideradas diferentes, que son jóvenes o que incluso no han nacido aún, luchando por sus derechos. Quiero permitirme ser vulnerable con mis seres queridos, quiero aceptarme, verme en el espejo y sentir aceptación, tener una vida llena de amor y que mi Yaya y mi madre sean eternas».