La tragedia que no cesa: nuevo asesinato de una mujer trans en El Salvador
El activismo salvadoreño ha denunciado el asesinato de una mujer trans en la ciudad de San Miguel. Zashy Zuely del Cid, de 27 años, recibió un disparo por la espalda mientras ejercía el trabajo sexual, resultó gravemente herida y falleció en el hospital al que fue trasladada. La joven colaboraba con el colectivo Perla de Oriente y había recibido amenazas. Su caso se une a la larga lista de personas LGTBI, y en particular mujeres trans, que han sido víctimas de una violencia que en la mayoría de los casos queda impune y de la que muchas intentan escapar.
Los hechos ocurrieron en la madrugada del pasado 25 de abril. Zashy Zuely del Cid ofrecía sus servicios sexuales en las calles de la ciudad de San Miguel, al este del país, cuando recibió un disparo por la espalda. Tras pedir auxilio, fue trasladada a un hospital, donde falleció a causa de una hemorragia interna. La bala le había perforado un pulmón. La víctima, además de dedicarse al trabajo sexual, era maquilladora y propietaria de un salón de belleza. También colaboraba con el colectivo LGTBI Perla de Oriente.
Al parecer, Zashy Zuely del Cid había sido amenazada por las pandillas que operan en la zona, concretamente la Mara Salvatrucha. La extorsión, el acoso y los ataques que llevan a cabo estos grupos criminales son la causa del desplazamiento forzado, tanto dentro del país como hacia el extranjero, de muchas personas LGTBI en El Salvador. En ocasiones, las víctimas son asesinadas al ser deportadas de Estados Unidos, como ocurrió en el caso de Camila Díaz, del que informamos en dosmanzanas.
El asesinato de Zashy Zuely del Cid pasa a engrosar una negra estadística de crímenes contra personas LGTBI en el país centroamericano y en el resto de América Latina. El colectivo salvadoreño COMCAVIS TRANS ha registrado 73 homicidios desde el año 2011, de los cuales 41 fueron de mujeres trans y 3 de hombres trans. Como indican, la cifra está infradimensionada, ya que gran parte de los crímenes no trascienden. Además, impera la impunidad: de las 44 personas trans asesinadas, solo en tres casos se han logrado sentencias condenatorias para los autores.
Ello a pesar de que el Congreso de El Salvador aprobó en 2015 una reforma del Código Penal para tipificar como crímenes de odio los motivados por la orientación sexual o la identidad de género de la víctima. Ninguno de los homicidios perpetrados en los últimos años, sin embargo, ha acabado con una sentencia por delito de odio. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha aprovechado este último crimen para pedir al Estado salvadoreño que «garantice la integridad personal, la seguridad y la vida de las mujeres trans» en el país.