Iconos underground… que hicieron lo que quisieron: críticas de las biografías «Divine» y «Veneno» y entrevista a Álex Ander
Pese a que nunca pretendieron ser un ejemplo para nadie, Divine y La Veneno son dos de las figuras más idolatradas de la cultura LGTBIQ. En sus controvertidas historias, demasiado fáciles de despreciar desde el prejuicio, hay mucha verdad sobre los claroscuros de las identidades no normativas. Hoy hablo de las biografías que, con altas dosis de cariño y profesionalidad, les ha dedicado Álex Ander, con quien he tenido la ocasión de hablar largo y tendido.
Harris Glenn Milstead, más conocido por su nombre artístico Divine (Baltimore, 1945 – Los Ángeles, 1988), fue un actor y cantante estadounidense, conocido sobre todo por películas de John Waters como la muy controvertida Pink Flamingos (1972) y la más accesible Hairspray (1988). En las páginas de Divine, la historia de la mujer más hermosa del mundo (casi) (2020), Álex Ander nos acerca a la apasionante vida del icónico artista con sumo lujo de detalles (quizá demasiados para quienes no sientan pasión por él) y nos sumerge en su característico universo underground, todo gracias a un exhaustivo proceso de documentación. La obra está acompañada de numerosas fotografías facilitadas por las muchas personas que han contribuido a su creación e incluye un prólogo de la siempre reivindicativa Valeria Vegas.
En Veneno, de Adra a las estrellas (2021), Álex Ander se dedica a la vida de Cristina Ortiz Rodríguez (Adra, Almería, 1964 – Madrid, 2016), más conocida por su nombre artístico La Veneno, que, como sabemos todos ya gracias a la serie de Los Javis [crítica], fue una actriz, cantante, modelo, prostituta y vedette española y es ahora uno de los grandes iconos LGTBIQ de España, incluso cuando muchos siguen cuestionando su influencia positiva. Buen complemento de las memorias que editó la recién mencionada Valeria Vegas (narradas por la propia Cristina, con los pros y los contras que esto conlleva), este libro trata de limitarse a hechos que pueden contrastarse, resultando muy ameno gracias a la ágil redacción de Álex Ander, las hipnóticas ilustraciones de Carlos Valdivia y, claro está, el carisma de su protagonista. Si os interesa Cristina, lo querréis en vuestra estantería.
A continuación os dejo con mi entrevista a Álex Ander, autor de Divine y Veneno, con quien hablo de la importancia de ambas figuras y de su manera de acercarse a ellas.
¿Qué te atrae tanto de Divine y La Veneno?
De Divine me llamó siempre la atención su poderosa imagen. Quería conocer a la persona detrás del escandaloso personaje que le había catapultado a la fama. Admiraba su capacidad para revolucionar por completo el mundo del drag y dinamitar todas esas ideas preconcebidas sobre la belleza y el género. De Cristina me atrae su historia de lucha personal (con la que muchas personas LGTBIQ pueden identificarse), su infinito sentido del humor y lo poco que recurría ella al victimismo cuando tenía una cámara delante (pese a todo lo que le había pasado).
¿En qué se parecen más estas figuras… y dónde encuentras las principales diferencias?
Las dos fueron, a su manera, mocatrices (modelos, cantantes y actrices) y tiraron de sentido del humor (un humor algo vulgar, en ambos casos) para entretener a los demás (y para sobrevivir). Las dos se atrevieron a ser visibles en una época y un espacio en los que aquello resultaba bastante valiente. Las dos hicieron frente a los prejuicios y la discriminación social, y salieron adelante. Y las dos inspiraron a varias generaciones con su mensaje de «cueste lo que cueste, sé tú mismo y no dejes que nadie te diga cómo tienes que vivir». Ahora bien, Divine contó con el apoyo de su familia (salvo en momentos puntuales), mientras que Cristina siempre echó en falta el calor y el apoyo de su gente (y, desde luego, tuvo un final bastante más triste).
La fama de La Veneno ha tenido subidas y bajadas, pero nunca se desvanece del todo. Ahora está en la cima, ¿por qué?
Su carisma trasciende el paso del tiempo, y su fuerza y valentía han sabido conectar con toda una generación de personas que se han cansado de pedir perdón al mundo y ya no están dispuestas a seguir viviendo para complacer a los demás. Su trágica muerte en 2016, con todas aquellas especulaciones y la rumorología, unida a la publicación de su libro de memorias, alimentó el mito, suscitó interés en la gente y sirvió para revitalizar su figura.
¿Qué película o canción de Divine recomendaríais a quien quiera acercarse a ella por primera vez? ¿Por qué?
Me encanta el humor gamberro de Pink Flamingos, pero siento predilección por el trabajo que Divine llevó a cabo en Female Trouble. Aquel filme, donde su personaje luce tremendamente sexy (aquí demostró Divine que la belleza no estaba reñida con el peso o la talla), le permitió mostrar su amplia variedad de registros. John Waters escribió aquella película para que Divine se luciera totalmente, y lo consiguió.
¿En qué se distingue principalmente este libro de La Veneno del libro de Valeria Vegas?
El libro de Valeria Vegas contiene la voz de Cristina (lo que vienen siendo unas memorias), con la importancia que esto tiene. Cuando Cristina falleció, tuve ocasión de escribir varios reportajes sobre ella. Durante la fase de documentación, me entrevisté con algunos de sus allegados y pensé que su historia daba para una biografía donde la voz de su entorno fuese la principal protagonista. Pasé varios años investigando su vida (antes de que viese la luz la serie de los Javis), pero no terminaba de atreverme a redactar un libro. Al final, Egales me propuso escribir una biografía ilustrada y, contando ya con su respaldo, decidí lanzarme a la piscina. El libro está dividido en cuatro capítulos que hacen un recorrido por su infancia y adolescencia en Adra, su etapa en Marbella, sus primeros años en Madrid, su salto a la fama, el fin de su etapa televisiva (y las consecuencias que aquello tuvo en su persona), su etapa de decadencia y su trágica muerte. El último capítulo está dedicado al legado que nos dejó Cristina y toda la repercusión mediática que ha tenido su paso por la televisión popular.
¿Cómo trabajaste con Carlos Valdivia en la cuestión de las ilustraciones?
Hemos trabajado codo con codo, desde el principio. Yo fui escribiendo cada uno de los capítulos, él los iba leyendo y, partiendo del texto, se encargaba de ir realizando todas esas estupendas ilustraciones que pululan por el libro (dibujos que, además de hermosos, están cargados de significado, simbología, referencias a la cultura popular…). Cada uno hemos tenido absoluta libertad a la hora de crear, eso sí.
¿Cómo ha sido el proceso de investigación para estos libros? ¿Es todo 100 % real en tus páginas? ¿Qué fue lo más difícil?
Escribir un libro sobre un personaje tan potente como Cristina siempre es difícil. Yo tuve ocasión de conocerla y mantuve varias conversaciones con ella (lo que también me sirvió para conocer algo mejor su historia). Evidentemente, el libro contiene declaraciones de unas cuantas personas de su entorno, algunas de las cuales no habían hablado públicamente de Cristina antes (varios de sus mejores amigos de Adra; su colega Alfonso, el chico que la acogió en su casa de Marbella durante años; su mejor amigo Cebollina, que estuvo a su lado en sus peores momentos, etc.). Su hermana Belén Ortiz me ayudó también a conocer mejor su historia. En el libro recojo tanto declaraciones que he conseguido exclusivamente para el proyecto como declaraciones que estas personas me hicieron en su momento (cuando pude entrevistarlas para alguno de los reportajes que comentaba antes). Llegar a conocer la verdad al 100 % resulta complicado. Aun así, me he esforzado por contrastar los principales datos de la vida de Cristina y, sobre todo, por narrar su historia con respeto, rigor y cariño, aunque sin caer en el morbo ni recrearme en los episodios más oscuros y sórdidos de su vida (al menos, no en aquellos que consideré que aportaban poco al relato). Respecto a Divine, la mayoría de personas con las que contacté accedieron a responder a mis preguntas cuando les dije que el libro pretendía rendir homenaje a Divine y a los dreamlanders. John Waters fue una de las primeras personas con las que contacté (y su «sí» me abrió varias puertas más). Me encantó localizar a Diana (la primera y única novia que tuvo Divine cuando aún era adolescente), y obtener la ayuda de gente que compartió plató con él en cada una de sus pelis, o de fans para quienes Divine fue su primer referente LGTBI. Casi ninguno de los entrevistados habla español, pero varios me han preguntado si lo publicaré también en inglés… ¡Ojalá se pueda!
¿Son Divine y La Veneno figuras trágicas?
Divine consiguió ganarse la vida haciendo lo que más le gustaba. Se convirtió en una estrella underground, acabó compartiendo sus éxitos con sus padres y regaló al mundo un buen puñado de personajes cinematográficos memorables (mucha gente desconoce que Divine interpretaba en el cine a mujeres cis; y debía hacerlo bien, porque algunos compañeros de rodaje llegaron a pensar que tenían frente a ellos a una; nunca encarnaba a travestis ni drag queens). Imagino que el elemento más trágico de su vida fue su prematura y repentina muerte, al poco de estrenar Hairspray, justo en el momento en que comenzaba a ser realmente respetado por la crítica y se asomaba al mainstream. El caso de la Veneno es diferente. La exposición mediática a la que se sometió Cristina a mediados de los noventa llevó aparejadas muchas críticas y comentarios destructivos (todos ellos fruto de la ignorancia, la falta de empatía y nuestra ancestral transfobia). Pero Cristina también vivió, hasta cierto punto, como quiso. Es cierto que la gente necesita siempre buscar culpables y quiere enjuiciarlos, pero ciertas historias de vida son más complejas de lo que a simple vista pueda parecer.
Divine y La Veneno no son necesariamente ejemplos a seguir… ¿O sí?
Yo creo que ni Divine ni la Veneno buscaron convertirse en ejemplos o referentes de nada. Divine, simplemente, quería poder ganarse la vida como actor y ser respetado por la industria. Nunca pretendió erigirse en adalid de los derechos del colectivo LGTBIQ, aunque consiguió inspirar a muchas personas con su mera existencia. Lo mismo ocurrió con Cristina. A ella nunca le importó lo más mínimo el activismo (y, durante años, al activismo tampoco le importó lo más mínimo Cristina). Cuando ella saltó a la fama, era percibida por el movimiento asociativo trans con cierto grado de desconfianza o, incluso, desagrado. ¿La razón? Que consideraban que la presencia en televisión de alguien como Cristina (puta, malhablada y sin filtros) proyectaba una imagen negativa que dificultaba la aceptación social de las personas trans. Aun así, es indudable que Cristina aportó al colectivo algo valiosísimo: visibilidad. Y eso la ayudó a convertirse en un referente para mucha gente. ¿Que ha sido un referente imperfecto? Por supuesto. ¿Que, dada la educación que había recibido, tampoco estaba ella libre de prejuicios y cierta ignorancia? También. Ahora bien, ¿estaba ella obligada a ser un referente libre de contradicciones y sombras? ¿Por qué les exigimos siempre a las personas LGTBIQ una perfección (o una corrección política) que no se le exige, por ejemplo, a cualquier persona cishetero? Deberíamos hacérnoslo mirar.