Francia y Canadá dan el sí definitivo a la prohibición de las pseudoterapias de conversión
La protección de la salud mental de las personas LGTBI avanza posiciones con la aprobación definitiva de dos leyes que prohíben las mal llamadas «terapias» reparadoras o de conversión. En Francia, la Asamblea Nacional daba su visto bueno, sin votos en contra, al proyecto remitido por el Senado. La medida entrará en vigor 14 días después de la firma del presidente Emmanuel Macron, a tiempo por tanto antes de que expire el actual periodo legislativo. En Canadá, la norma fue aprobada por unanimidad y está vigente desde el pasado 7 de enero. Ambas contemplan multas y penas de cárcel para quienes practiquen estas pseudoterapias, tanto en menores como en mayores de edad.
La iniciativa francesa surgió de La República en Marcha (LREM), el partido del presidente Emmanuel Macron y persigue la prohibición de las prácticas encaminadas a modificar la orientación sexual o la identidad de género de una persona y que provoquen «una alteración de su salud física o mental». Las sanciones previstas ascienden a los 30.000 euros de multa y dos años de prisión, que aumentan hasta los 45.000 euros y tres años de cárcel en el caso de que la víctima de estas pseudoterapias sea un menor, dependiente o descendiente del autor.
El alcance de estas prácticas en Francia no se conoce con exactitud. Pero una comisión parlamentaria puesta en marcha en 2019 por los diputados Laurence Vanceunebrock (LREM) y Bastien Lachaud (Francia Insumisa) reveló un centenar de casos en los que se llevaron a cabo pseudotratamientos de hipnosis, hormonales, electroshocks, exorcismos, llamadas a la abstinencia e incluso matrimonios heterosexuales forzosos. Vanceunebrock justificó la necesidad de un delito específico que castigue estas prácticas con el objetivo de detectarlas antes para ayudar mejor a sus víctimas.
La proposición de ley de LREM salió adelante por unanimidad en la Asamblea Nacional el pasado 5 de octubre. La medida pasó a continuación al Senado para continuar su tramitación. Allí salió adelante con 305 votos a favor y 28 en contra, todos ellos de la derecha de Los Republicanos. Tras un acuerdo entre diputados y senadores, se introdujo una enmienda al texto que prevé que no serán objeto de delito los discursos «que inviten solamente a la prudencia y a la reflexión» a una persona que se esté planteando un proceso de reasignación. El texto reformado fue aprobado por unanimidad en la cámara baja el pasado 25 de enero y, aunque existían dudas al respecto, entrará en vigor antes del fin del actual periodo legislativo en febrero. Concretamente, 14 días después de que lo ratifique con su firma el presidente Emmanuel Macron. En abril de 2022 tendrán lugar las próximas elecciones presidenciales.
Al otro lado del Atlántico, la Cámara de los Comunes de Canadá le dio su visto bueno el pasado diciembre, por unanimidad, a un proyecto de ley para prohibir las pseudoterapias de conversión. Se trata de un veto total, no solo en menores de edad, y contempla penas de hasta cinco años de cárcel para quien inflija estas prácticas y hasta dos para quien se beneficie económicamente de las mismas o las publicite. El Senado aprobó el texto en una tramitación exprés apenas seis días más tarde y, tras recibir la firma de la gobernadora general, entró en vigor el pasado 7 de enero.
La situación en otros países
Canadá y Francia se unen al reducido grupo de países que han prohibido las pseudoterapias de conversión, ya sea de manera general o en menores de edad. En Estados Unidos la primera en hacerlo fue California en 2012, no sin gran controversia. La siguieron el también estado de Nueva Jersey (varios meses después) y Washington D.C. (cuyo Consejo legislativo aprobó la norma por unanimidad en 2014). Más tarde se sumaron Oregón, Illinois, Vermont, Nuevo México, Rhode Island, Nevada, Connecticut, Washington, Hawái, Maryland, Delaware, New Hampshire, Nueva York, Colorado, Massachusetts, Utah y Virginia, así como el estado libre asociado de Puerto Rico. Hay además numerosos condados y ciudades que haciendo uso de sus competencias locales han promulgado normas similares.
En Europa la pionera fue Malta, que aprobó una ley en 2016. La siguió Alemania el año pasado, aunque con un texto limitado a los menores de edad y con ciertas ambigüedades que el próximo Gobierno de Olaf Scholz se ha comprometido a revisar. Irlanda dio pasos en la misma dirección, antes de la disolución del Parlamento con la convocatoria de elecciones en 2020, y también se debate sobre el asunto en Austria. En mayo de 2021, el Gobierno británico de Boris Johnson anunció un proyecto de ley, mientras que en Albania existe un veto de facto, toda vez que el colegio de Psicología prohíbe a sus miembros la práctica de cualquier procedimiento encaminado a intentar cambiar la orientación sexual o la identidad de género, ya sea en menores de edad o en adultos.
En España, mientras tanto, la prohibición de este tipo de intervenciones ha sido ya contemplada en varias normas autonómicas y era una de las disposiciones que preveía la prometida ley en favor de la igualdad y no discriminación de las personas LGTBI (aunque el PP intentó «colar» una proposición alternativa, en forma de enmienda a la totalidad, que no contemplaba este aspecto). Un proyecto que naufragó con la convocatoria de las elecciones de abril de 2019. Tras la repetición electoral, el acuerdo de Gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos contempla «la aprobación de una Ley contra la Discriminación de las Personas LGTBI incluyendo la prohibición a nivel nacional de las llamadas terapias de reversión». En este sentido, el Gobierno presentó en junio del año pasado el proyecto de ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos LGTBI, que incluye, en efecto, la prohibición de las pseudoterapias de conversión.
«No» rotundo de los especialistas a las «terapias» reparadoras
A nivel internacional, ya en marzo de 2016 tenía lugar un histórico pronunciamiento de la Asociación Mundial de Psiquiatría en contra de las terribles «terapias» reparadoras, intervenciones que no solo se han mostrado ineficaces para cambiar la orientación sexual o la identidad de género de una persona, sino que resultan muy peligrosas (los riesgos incluyen depresión, ansiedad y comportamiento autodestructivo). Prácticas contra las que ya antes se habían pronunciado numerosas organizaciones profesionales.
Respecto al reto que suponen aquellas personas adultas que movidas por su fe religiosa conservadora acuden por voluntad propia a las consultas con la petición de modificar su orientación sexual, ya desde hace años la Asociación Americana de Psicología recomienda ser «honestos» con ellos, considerando que el objetivo en estos casos debe ser favorecer, sin imposiciones, la aceptación de la propia realidad. Posibles estrategias que sugería Judith Glasshold, la presidenta del comité que en 2009 revisó la evidencia disponible hasta esa fecha, eran insistir en determinados aspectos de la fe religiosa, como la esperanza y el perdón, frente a la condena de la homosexualidad, sugerir el acercamiento a confesiones religiosas que sí aceptan la realidad LGTBI o, los casos más recalcitrantes, valorar la adopción del celibato como estilo de vida sin pretender cambiar la orientación.