El suicidio de una joven pareja gay en Ereván pone en el foco la estigmatización de la comunidad LGTBI en Armenia
Tragedia en la capital armenia: Arsen y Tigran, una pareja de adolescentes, se quitaron la vida arrojándose de un puente tras compartir en una red social varias imágenes mostrando su relación. La publicación se llenó de comentarios, muchos de ellos cargados de odio e insultos. El activismo denuncia la situación de la comunidad LGTBI en Armenia, uno de los Estados con peor puntuación en la clasificación de ILGA Europa sobre derechos LGTBI, a lo que se suma el asfixiante contexto social.
Los terribles hechos sucedían el pasado 20 de octubre. Arsen y Tigran, una pareja de adolescentes, compartían en Instagram cuatro imágenes en las que se los veía besándose y mostrando sendos anillos, con el texto: «Final feliz. La decisión de compartir las fotos y sobre nuestras futuras acciones la tomamos juntos». La publicación se llenó rápidamente de mensajes, muchos de ellos llenos de odio. Entre ellos el de la madre del menor de los chicos, que había huido de casa, que escribió: «Sería mejor que te murieras». Al conocerse la noticia del doble suicidio, borró su comentario y publicó una imagen del adolescente, acompañada del mensaje: «Mi dulce bebé. El peor día de mi vida». La noche de los hechos, la policía investigó el lugar donde se encontraron los dos cadáveres, al pie del puente de Davtashen, de 92 metros de altura.
La organización Pink Armenia denunciaba que «la homofobia tiene otras dos vidas en su conciencia» y alertó de que las fotos de los jóvenes se habían difundido con rapidez por las redes sociales, acompañadas de numerosos comentarios de odio homófobo e incluso animando a otros a hacer lo mismo. «Tenían muchos años de vida por delante», se lamentaban desde Pink Armenia, «pero por la intolerancia hacia ellos dieron un paso tan trágico». «Este trágico suceso demuestra una vez más que las personas LGTB en Armenia no están seguras y no están protegidas ni por la sociedad ni por el Estado», añadía el comunicado.
A la cola del espacio europeo en la situación de la comunidad LGTBI
Armenia, país de muy larga tradición cristiana situado en la región caucásica, es uno de los Estados del espacio cultural europeo (aunque geográficamente en Asia) más represivos con la comunidad LGTBI. Ya en 2013 se intentó aprobar una ley contra la «propaganda homosexual» al estilo de la vigente en Rusia, aunque entonces la propuesta acabó siendo retirada como consecuencia de su negativa repercusión internacional. En 2015, a pesar de que nadie planteaba seriamente su legalización, el país elevaba a rango constitucional la exclusión de las parejas del mismo sexo en el acceso al matrimonio.
Un informe del que nos hicimos eco con cierta extensión en 2014 constataba «una clara regresión» en tanto que «las personas LGTB se enfrentan a la discriminación en todas las áreas de la vida social y económica, son vulnerables a ataques verbales y físicos y siguen siendo en gran medida invisibles por temor a represalias». La situación no ha mejorado en estos años y, el pasado mes de mayo, el informe anual de ILGA Europa sobre derechos LGTBI colocaba al país en el puesto 47º de los 49 analizados, solo por delante de Turquía y Azerbaiyán.
No puedo olvidar este terrible suicidio por homofobia, ¿para cuándo una organización que nos permita ser más (en el sentido literal de la palabra) respetables, que entienda que el amor es siempre amor y que difunda unos ideales más acordes con el mundo actual?
Quienes no vivimos del modo en el que el sistema patriarcal esperaría, tenemos que estar más unidxs, ser poderosxs y proyectar una imagen de fuerza, pero para ello tenemos que dejar atrás el individualismo exacerbado que ha marcado los últimos años. Debemos organizarnos mejor, al menos de un modo tan eficaz como aquel de la gente que se encuentra todos los fines de semana en sus diferentes templos. En torno a una nueva religión no dogmática, atea/agnóstica (o por lo menos no teísta), feminista, antirracista, ecologista y aliada de LGBTIQ+ lo estaríamos, y podríamos conseguir que se estableciesen comunidades de mujeres, hombres y personas de géneros no binarios en muchos lugares, autogestionadas y con fuertes relaciones de cuidados entre sus integrantes. En el blog infinito5.home.blog escribo sobre ella.