Un sacerdote bendice el matrimonio de una pareja gay en una iglesia de Lieja (Bélgica)
El capuchino Germain Dufour, cura obrero y antiguo senador ecologista, celebró el pasado 13 de febrero una ceremonia religiosa en la iglesia de Saint-Servais, la parroquia más antigua de Lieja (Bélgica) en la que bendijo la unión de una pareja gay que justo antes había contraído matrimonio civil.
Tras casarse en el Ayuntamiento (el matrimonio civil entre personas del mismo sexo es legal en Bélgica), la pareja se trasladó a la parroquia. «Somos católicos, y los dos queríamos casarnos por la iglesia», han declarado. «Un amigo cura debía oficiar la ceremonia, pero como no estaba libre, nos dirigimos a otro padre». En concreto, a Dufour, que pidió permiso para oficiar un matrimonio en Saint-Servais sin avisar, eso sí, de las características de la ceremonia.
La noticia ha desencadenado cierta polémica en medios católicos de Bélgica, una sociedad por lo demás muy tolerante respecto a la realidad LGTB. El portavoz de los obispos belgas, Eric De Beukelaere , ha calificado lo sucedido como «una ceremonia que conlleva confusión, haciendo pensar que tenía una forma de matrimonio religioso, cuando no lo es». Según De Beukelaere, las personas homosexuales son «bienvenidas en nuestras iglesias», pero ha insistido en que el sacramento del matrimonio es «una formula reservada para una pareja formada por un hombre y una mujer deseosos de unirse para siempre». Los recién casados, creyentes católicos, le han respondido que «todos, gays o heteros, tenemos nuestro lugar delante del Señor».
Precisamente hace ahora un mes informábamos sobre las opiniones homófobas de André-Mutien Léonard, nuevo primado de la iglesia católica belga.
Un valiente profeta.
Si se me permite parafrasear a los Putirecords: «Mira una moderna».
Para una monja progresista que queda habrá que felicitarla. ¿Brindaron en la celebración con vino tinto bendecido o con una «copita de Brigitte Bardot»?
Y la O(a)vispo(a) de Bekelar estaría más guapa calladita y comiéndose sus galletitas y dejando de soltar improperios de monja benedictoide del medievo.
me parece terrible que la «institucion catolica» trate de gobernar nuestra felicidad, existimos muchos hombres gay que tambien somos catolicos, me causa mucha lastima tanta ignoracia y resentimiento de parte de algunos sacerdotes, amo a Dios, mi sexualidad no es una imposicion ni una eleccion, es algo natural, Dios me dio la vida y mi ser, ninguna persona tiene derecho a discriminarnos, muchisimo menos aquellos que se dicen ser «representantes de Dios en la tierra», para mi solo son personas y los perdono, porque las personas nos equivocamos tambien. Que este caso sea un punto de partida.
Es bueno que haya algunos sacerdotes buenos que no presentan odio hacia los homosexuales, al final, por mucho que fomenta odio esa religión igual que otras más, tendrán que aceptar los hechos verdaderos y consumados de el matrimonio lésbico-gay, sólo es tiempo, así gritaron y chillaron los curas y los pastores cuando el divorcio, el profiláctico, la píldora, el aborto, etc. y al final no les queda sino aceptar la verdad de la ciencia y que sus anatemas funcionan sólo entre la gente mala, que hasta ésa ya coge la nueva adoración a la Santa Muerte, hasta los malos abandonan la cristiandad, así que esas religiones se quedan sin clientes, eso es la mejor noticia, es cosa de escolaridad, entre más educación hay menos fanatismo religioso, entre más torpedad hay más creencias en dioses y en angelitos voladores.
Que mamarrachada es esta? Y de que circo sale??
Desde cuando nos puede interesar que la iglesia catolica nos bendiga la union?? Aunque el cura sea el mas supergayfriendly,o lo que seguramente será,una marica armarizada..yo al menos no necesito que mi matrimonio sea bendecido por una institucion que lo que quiere verme es tirà como una perra ..o muerta en el mejor de los casos!
Que horror!!
Rapao (6): A ti no te interesará, pero a mí sí, y a muchos lgtb cristianos también. ¿Tan invisibles somos?
Con «mamarrachos» como éste es que el mundo y las instituciones avanzan.