EE.UU. : expulsan del Ejército a una sargento que mantenía en secreto su homosexualidad al descubrir casualmente su licencia matrimonial
Nuevo episodio de discriminación por razones de orientación sexual en Estados Unidos. La sargento Jene Newsome, de 28 años, miembro de las fuerzas aéreas hasta el pasado enero, es lesbiana. Aún así, respetó escrupulosamente la política de «Don’t ask, don’t tell». Se casó en Iowa con su pareja, pero lo mantuvo en absoluto secreto. Sin embargo, la Policía registró su casa por otro motivo, y al descubrir su licencia de matrimonio lo comunicó al Ejército, que procedió a la expulsión de Newsome tras nueve años de servicio.
Newsome, que cuenta con el apoyo de la American Civil Liberties Union, ha presentado una queja oficial ante el departamento de Policía de Rapid City, en Dakota del Sur, donde tuvo lugar el registro. La ex-sargento reclama que los oficiales de Policía que informaron a sus superiores de su condición de lesbiana obtuvieron esa información violando su privacidad. Todavía no ha decidido si presentará una denuncia.
La Policía de Rapid City niega que existiera intención explícita de denunciar la homosexualidad de Newsome y argumenta que la licencia de matrimonio es un documento relevante para la investigación policial que demuestra la relación entre Newsome y su mujer, que al parecer se encuentra bajo investigación tras haber sido denunciada por robo en Alaska (se desconocen más detalles). «Era parte del caso y parte del informe policial, que la fuerza aérea tiene derecho a conocer», justifica el jefe de Policía. «Desgraciadamente Newsome perdió su trabajo, pero no es cierto que nuestro departamento investigue la sexualidad de los residentes de Rapid City», ha añadido.
La expulsión de Newsome tuvo lugar antes de que el Pentágono anunciara el pasado febrero cierta «flexibilización» en la aplicación de la política de «Don’t ask, don’t tell» mientras que a nivel legislativo se toma una decisión definitiva sobre su derogación.
¿Tan relevante como para comunicarlo al ejército idiota?
Caramba.
Me mantenía escéptico al respecto, pero creo que ya he verificado por mí mismo lo que decía Rita Levi Montalcini sobre el cerebro: el ser humano es un ser en el que a pesar de que la evolución ha permitido que su cerebro madure, todavía en el mismo predomina la irracionalidad por sobre la racionalidad. La corteza aún no es tan poderosa como para ejercer un papel de más predominancia por sobre el cerebro emocional o límbico.
Y dicho y hecho. La irracionalidad está aquí. No es mala, pero a veces hace que los humanos actuemos como verdaderos estúpidos, como se ve claramente en este caso.
Si este es el pais ejemplar que permanente nos quieren pintar, apaga y vámonos.
Pero vamos a ver, para empezar el Don´t ask, don´t tell es una aberración discriminatoria propia de una república bananera pero, como su propio e infame lema indica, si uno no desvela de manera voluntaria su homosexualidad no se debería aplicar dicha aberración jurídica.
Esta señora mantuvo en secreto su matrominio con otra señora y, por tanto, no reveló su vida privada. Luego esa basura jurídica sirve para discriinar a una persona por su orientación sexual la haga pública o no. Por tanto, el objeto de dicha ley no es persuadir a los gays y lesbianas del ejército para que no hagan explícita su homosexualidad sino discriminarles en cualquier supuesto.
El DADT es y siempre ha sido una salvajada que permite casos como el presente. Cualquier intento de presentar EE.UU. como un país abanderado en cuestiones de libertades queda a la altura del barro con sólo pronunciar las palabras «Don’t ask, don’t tell».
Comprendo que a los LGTB norteamericanos en el ejército no les quede más narices que someterse a esa ley, pero también es cierto que entrar en el juego de acatarla es prolongar la homofobia institucional. Se lo pensaron muy bien los fundamentalistas heterosexistas cuando tendieron esta trampa. Tienes que ocultar quién eres, incluso yendo contra tus propias convicciones, y encima sin tener la seguridad de que va a servir para algo.
Saludos
Gracias, señor Clinton. Gracias.
La DADT tiene nombre y apellidos: que no se nos olvide.
De todos modos la actuación de la policía entra dentro de la establecido y es lógica en términos procesales: si están casadas y cualquiera de los dos estados reconoce el matrimonio, la policía no puede interrogar a la ex-soldado y tampoco puede utilizar nada de lo que su mujer le haya dicho en privado, porque toda comunicación entre esposas está protegida por la ley. Lo que no entiendo es la necesidad de comunicárselo el ejército.
Una de esas «minucias» de las que suelen olvidarse quienes insisten en que da igual que se llame matrimonio que no.