Violencia homófoba incluso después de la muerte

A la larga lista de abusos contra homosexuales ocurridos en la ola de homofobia que recorre África, Senegal añade una nueva forma de degradación: la profanación de sus cadávares. Una turba arrancó de su tumba el cadaver recién enterrado de un joven activista LGTB senegalés, Madieye Diallo, para después arrojarlo frente a la casa de sus ancianos padres. Senegal era considerado un modelo de tolerancia en la región pero la crisis económica -en manos del integrismo religioso- podría haber contribuido a convertir a los homosexuales en chivos expiatorios.

En los últimos dos años al menos cuatro cadáveres han sido profanados en Senegal por multitudes enfervorecidas. Para la Comisión Internacional de Derechos Humanos de Gays y Lesbianas esto es especialmente preocupante en una democracia estable como la senegalesa, y reclama una reacción internacional similar a la provocada por el extremismo homofóbico de Uganda.

Cronología del odio

En Senegal la homosexualidad es ilegal pero había llegado a ser tácitamente aceptada, según Cheikh Ibrahima Niang, profesor de Antropología Social en la mayor universidad del país. De hecho su relativa visibilidad podría ser uno de los factores desencadenantes de la reciente violencia homófoba. A finales de enero de 2008 un periódico senegalés publicó fotos de una boda gay simbólica en Dakar, la capital, e inmediatamente después la policía comenzó a hostigar a hombres homosexuales, deteniendo el 5 de febrero a cinco de ellos por su participación en la boda. Poco después, en marzo, Senegal acogió una cumbre de naciones musulmanas, lo que endureció la persecución de actividades consideradas contrarias al Islam, incluida la homosexualidad. Pero dicha persecución también coincidió con una subida vertiginosa del precio de los alimentos y, según Niang, los líderes políticos y religiosos encontraron en la homosexualidad una forma fácil de desviar responsabilidades, achacando los problemas del pueblo a las conductas alejadas de la religión. Los imanes comenzaron a predicar contra la homosexualidad en el sermón de los viernes, y en la prensa senegalesa.

En mayo de 2008 ocurrió el primer caso de un hombre supuestamente homosexual cuyo cadaver no fue aceptado por ningún cementerio y acabó descomponiéndose a la intemperie. Y después llegaron las exhumaciones de cadáveres de hombres sospechosos de ser gays. La última fue la de Diallo, coordinador del colectivo homosexual ‘And Ligay’ (‘Trabajando Juntos’), uno de los asistentes a la boda gay. Al ser publicada su fotografía, Diallo se vio obligado a huir y sobrevivir en la clandestinidad. Seropositivo e incapaz de continuar con su tratamiento antirretroviral, su estado de salud fue deteriorándose hasta que murió el 2 de mayo de 2009. Horas más tarde una muchedumbre enfurecida extrajo su cadaver de la tierra para escupir sobre él y arrastrarlo hasta la casa de sus padres. Un vídeo de la escena fue vendido y pasado de teléfono en teléfono, sembrando el pánico entre la población homosexual.

Una terrible noticia que nos recuerda que los progresos en materia de igualdad pueden ser reversibles.