Más del 60% de los hombres gays y bisexuales británicos se sienten todavía incómodos al mostrar su afectividad en público
El 61% de los hombres gays o bisexuales se sienten incómodos a la hora de mostrar en público gestos de cariño (besos, caricias, pasear cogidos de la mano, etc.) hacia sus parejas del mismo sexo, según una encuesta elaborada por la web británica de contactos ManCentral.com.
De los 3.200 hombres gays y bisexuales que respondieron a la encuesta, el 23% se siente incómodo mostrando señales públicas de afecto en cualquier contexto, mientras que al 38% restante le ocurre en función del lugar: si está en un entorno «gay-friendly» no tiene problemas en hacerlo, pero se muestra temeroso o desconfiado fuera de entornos protegidos.
Una cifra que contrasta con el número de hombres heterosexuales que se sienten incómodos al hacer lo propio. Según una encuesta similar realizada por otra web de contactos, en este caso sólo un 6% se sentía incómodo.
Por grupos de edad, y en contra de lo que pudiera parecer, los más temerosos son los más jóvenes (28% de temerosos totales en el intervalo de 18 a 24 años frente al 19% en mayores de 60 años).
Todo un elemento para la reflexión…
Pueden ser varias las causas tras dicha incomodidad: puede ser el miedo a la homofobia externa o social (a ser agredidos), puede ser la misma homofobia internalizada (que desafortunadamente aún sigue siendo común), machismo internalizado (por ello que a menudo todavía a muchos hombres les cueste demasiado expresar afectos por considerar a los mismos «signos de debilidad»), o puede que a algunos sencillamente sean fríos y no les guste los afectos. Pueden ser estas o más causas implicadas tras de esto.
Lo que no me explico es que el porcentaje más alto esté entre los jóvenes; ahí si que requiero de una opinión que sepa más al respecto.
Demasiados siglos de agresiones, violencia e intimidación pasan factura, tanto en Reino Unido como en cualquier rincón del globo. Estoy con Neurófilo, me sorprende el dato juvenil y me gustaría que alguien diese su punto de vista.
Pues, la verdad es que a mí no me sorprende mucho. Me parece normal que sea mayor en los jóvenes, porque cuanto más años, generalmente, se adquiera más confianza y fuerza para defender las diferencias o particularidades sexuales y personales de cada uno. Con los años se nota, he pasado a no tolerar ni una caricia más larga de lo normal, a saludar a mis amigos con besos en las mejillas. Con el tiempo se adquiere confianza.
Y si eso es así en UK, imaginaos en España, el pocentaje asciende fijo.
Esta claro que todavía el rechazo indirecto está muy extendido, no se hacen políticas de educación mientras los sectores ultraconservadores no tienen el decoro de mostrar una homofobia putrefacta.
La gente tiene miedo en su casa, cuando pasan este trago, a perder sus amistades o su trabajo, a ser agredidos físicamente. Es muy fácil por un hetero porque si pierde, pierde por su propia negligencia y no por un prejuicio.
Pues yo no sé si es que soy paranoico, pero las pocas veces que lo he hecho me he sentido incomodo. La gente te mira como si fueses un bicho raro. Es más, hace unas semanas vi a una pareja hetero en la playa demostrando que se quieren y sentí rabia hacia ellos. Por su puesto que ellos no tienen ninguna culpa y que es bonito ver como se quieren, pero me machacó verlo. Creo que me dolió tanto porque es una prueba de que la igualdad está todavía muy lejos. También creo que sólo dejaremos de ser mirados como bichos raros cuando seamos todos más visibles y que una pareja del mismo sexo vaya de la mano deje de ser algo excepcional. Tenemos que tomárnoslo como un acto de militancia.
¡Y cómo no sentirse incómodo! Un día estaba despidiéndome de mi pareja en metro Gran Vía (ojo) y dos que pasaron nos gritaron «maricones». Y otro día nos tomamos de la mano un momento en un centro comercial y unos adolescentes nos llamaron «mariquitas».
Queda mucho por hacer
Lo que está claro, Fernando, es que si nos ven raros es porque no están acostumbrados pero si nos escondemos aún será más difícil que se habitúen. Es un círculo vicioso que tenemos que romper.
Para mí, más que un acto de militancia es una cuestión de vivir mi vida con naturalidad. Si en un momento dado, me apetece darle un beso a mi chica o hacerle un arrumaco, ¿por qué no voy a poder hacerlo? De hecho, lo hago. 😀
Iván, esta anécdota te la dedico con todo mi cariño: el verano pasado iba paseando por la Gran Vía (de Zaragoza) con mi chica y, en un momento dado, nos paramos para darnos un beso; en un pretil cercano había sentados unos mendas (por el aspecto y acento debían ser marroquíes) que en cuanto nos vieron empezaron a jalearnos y a decirnos cosas como «Eso ,eso, y ahora con lengua»; yo, sin despeinarme y sin dejar de besar a mi chica, estiré el brazo hacia donde estaban ellos y les hice una peineta que ríete de la que hizo Aznar. No se volvió a oír ni una mosca.
Coincido palabra con palabra con lo que ha comentado Fernando. Incluida la sensación hacia las parejas hetero. Me ha resultado curioso q alguien mas le pasara, nunca he comentado ese aspecto con nadie.
Ya q la encuesta va por edades comento q tengo 24.
Y la visibilidad es nuestra mejor arma eso esta claro. Aunq a veces me haga sentir como un animal en un zoologico.
Lo he expresado mas de una vez creo que debemos hacernos visibles, para vencer el miedo que se tiene.
Gracias por la anécdota, la apuntaré!
La población inglesa en general, si no está borracha, es reticente a la expresión de cualquier tipo de emoción en público.
A ver yo la lógica de las edades la veo por otro sitio. Los adolescentes tienen menos poder adquisitivo y no tienen casa propia, así que en su rato de ocio tienen que pasar mucho tiempo en la calle, donde son más vulnerables a agresiones homófobas si muestran su afectividad.
La gente más adulta suele tener casa propia, por lo tanto, se queda más en casa, o bien monta más fiestas en su casa o en casas de otros amigos. Por otro lado tiene más ingresos, por lo que cuando sale consume más «ocio caro» (restaurantes, bares y discotecas de «más nivel» y más «especializadas» donde se encontrarán menos agresiones). Vamos que los que tienen 40-60 no suelen ir de botellón como los de 18. También cuando salen los adultos van más de un local al otro en transporte privado, mientras que los jóvenes van más a pie o en transporte público donde, nuevamente, fuera de «barrios gays» son más vulnerables a las agresiones si muestran su afectividad en público, y más de madrugada.
Vamos, que los adolescentes GLBT son más vulnerables a la homofobia de la calle que los adultos GLBT, igual que los pobres GLBT son más vulnerables a la homofobia de la calle que los ricos GLBT…
En cuanto a lo de hacerlo visible yo desafíe a la fascista Burgos una vez, iba con un chico de la mano con morreo incluido en pleno centro histórico frente a una manifestación católica en contra del aborto hace poco más de un año. No nos insultaron pero la cara de asco y odio que pusieron era para haberla grabado en video.
Hoy estaba trabajando en las obras del PFEA (plan de fomento del empleo agrario), hay dos cuadrillas, total que estaba hablando con el encargado de la otra un rato, a la hora de la cerveza, y estabamos alli hablanod y me pregunta con esa desidia que caracteriza a la gente de los pueblos:
-Oye Antonio, tu tienes novia,… pero tu tendras amigas con derecho….
-no…
Por desgracia muchas veces te tienes que callar, por que la gente si no entras dentro de una serie de estandares, no lo comprenden pero te dan ganas de decirlo:
.No pero anoche me comí un pollon como una barra de salchichon…
Timoshenko al hilo de tu anécdota te contaré lo que me pasó a mí la primera vez que fui a un fisioterapeuta, preguntándome por el trabajo le comenté que tenía 3 compañeras. – ¿Y no te lo montas con ninguna?, preguntó.
Lo siento, dije, no juego en esas ligas…, se acabó el comentar. Hablamos de otras cosas y volví en varias ocasiones.
Si ellos dejan claro sus historias, nosotros también. Y me da igual si lo entienden o no, es su problema, no el mío.
«con esa desidia que caracteriza a la gente de los pueblos»… Eso sí que es talante…
Será por eso que me gusta tanto ‘tocar la moral’ a la gente de ciudad de DM…
Pues a mí este tema me martiriza. Y efectivamente la playa es el lugar donde más se hace visible esa frustración de no sentirte capaz de ser tú mismo, quizá porque los que somos de ciudad nos sentimos más expuestos en un pueblo costero. Comparto también esa rabia (injustificada) hacia quien tiene el privilegio de poder dar un beso a su pareja como un acto reflejo, seguramente sin siquiera valorarlo.
Me martiriza porque me dan mucho miedo las noticias de agresiones que con demasiada frecuencia leemos en DM.
Y me siento hipócrita ya que siento que todo el activismo teórico, las ideas, los discursos, están muy bien, pero la visibilidad es lo más efectivo y lo más valiente, y precisamente en eso, en lo más importante, fallo.
Terminaré citando al gran Raúl Madrid:
Cada vez que soy capaz de darle un beso en público a mi marido es como si descubriera de pronto una pierna o una mano que no he usado durante mucho tiempo, y junto a la alegría por descubrirla va indefectiblemente la rabia por el tiempo que he vivido ignorándola o escondiéndola. Cada vez que un hetero, o lo que es peor, un homosexual, te pide que lleves tu homosexualidad con discreción, en el ámbito ‘de lo privado’, es como si te pidiera que te sentaras en una silla de ruedas o te amputaras un brazo.