Polémica sobre si el grupo evangélico de Toronto tenía o no intenciones homófobas
La inesperada repercusión mediática de un vídeo que muestra la disputa entre un grupo evangélico y varios vecinos en Toronto (dosmanzanas lo recogía ayer) ha generado una agria polémica, centrada en el origen del enfrentamiento. La pareja gay frente a cuyo domicilio ocurrieron los hechos no cree que el grupo tuviera intención de acosarla y quita importancia a lo sucedido. La persona que grabó el vídeo, también gay, cree poco probable que se tratara de una casualidad.
“No me gusta como lo sucedido se ha distorsionado”, afirma Blair Chaisson, que vive en el lugar con su pareja, Paul Collins. “Quiero que esto pare ya, que se detenga. No quiero hablar más del asunto. Ha entrado en una espiral sin control”, ha manifestado. Chaisson opina que el grupo se congregó frente a su casa porque es un lugar libre de coches (debido a un surtidor contraincendios) pero no cree que fuera su intención acosarlos. Chaisson afirma que ni siquiera conoce a los vecinos que iniciaron la disputa.
Entre ellos está Christine Oddy, a la que puede escucharse en el vídeo increpar a los evangélicos. Oddy estaba en su porche cuando escuchó «algo sobre la sangre corriendo por las calles y las almas condenadas al purgatorio”. Fue en ese momento cuando perdió la paciencia y se enfrentó al grupo. Geoffrey Skelding fue quien grabó el vídeo. También gay, Skelding no puede asegurar «al cien por cien» que los evangélicos buscaran acosar a la pareja y sostiene que, de todas formas, su intención al difundir el vídeo era denunciar la actitud de un grupo que utiliza la calle para difundir un mensaje que no es del agrado del vecindario. “Yo sólo colgué el vídeo, internet hizo el resto”, afirma.
Miembros del grupo evangélico, como Levy Okinga o Esther Gordon, niegan que el objeto de sus rezos callejeros sean domicilios concretos. “Nuestras oraciones hablan sobre el pecado, pero no nos referimos a pecados concretos”, expresa Gordon, que añade que “si alguien se siente molesto, quizá sea que nuestro Señor está hablando a su conciencia”. Otros vecinos insisten en que el grupo promociona ideas intolerantes, y que con anterioridad se ha congregado frente a casas habitadas por parejas homosexuales. Es lo que sostiene Kristen McKay, que pudo escuchar como empezaban los rezos desde su casa e inmediatamente salió a la calle, junto a su marido, a manifestar su protesta. “no creo que nadie deba ser despreciado o sentirse desgraciado (…) No debieron presentarse aquí, cuando estábamos disfrutando de un domingo relajado, donde todos nos caemos bien y somos buenos vecinos”, ha afirmado.
Lo que parece indiscutible es que el incidente deja traslucir un malestar entre los vecinos que viene de antiguo. Kristen McKay recuerda que en una ocasión miembros del grupo llamaron a su puerta y tras comprobar que no estaba interesada le espetaron que “vivía en pecado” por no estar casada…
Por supuesto que no fue una casualidad, ya tienen antecedentes de congregarse frente a casas de lo que para el ultracristianismo son «paganos e infieles», como puede leerse. ¿Por qué ese ánimo de la pareja gay por defender a esos trolecillos fascistas y criticar a los vecinos que les apoyan? ¿Síndrome de Estocolmo acaso? ¿Preferirían vivir como antes, que se les «demonice» todo el tiempo? Que barbaridad, deberás. Si no son los trolecillos fascistas religiosos, a veces son compañeros propios nuestros los que nos echan tierra.
De todos modos, y digan lo que digan, la calle no es una iglesia; quién desee prédicas fascistas, que se vaya a la iglesia. Laicismo!
Ojo, que nos despistamos mucho con la Iglesia Católica, en franca decadencia gracias a su incapacidad para conectar con los derechos de las personas y la evolución de la cultura occidental y se nos pasa a veces que hoy el principal obstáculo para alcanzar igualdad de derechos para las personas lgtb en América es el crecimiento de los fanáticos evangélicos: Están en la calle, en los medios, en las redes sociales, y son siempre combativos, agresivos y obsesionados por imponerte sus normas, aunque sea en tu casa.
Y en España no crecen mucho pero pasito a pasito hay cada vez más.
Lo he sostenido ultimamente, Rukaegos… a menos que hablemos de naciones predominantemente carcatólicas, a día de hoy la peor amenaza para los derechos y libertades en general (entre ellos los derechos lgbt) está dada por el protestantismo, entre los cuales están los pentecostales a la cabeza, los evangélicos luego, y otro montón de escisiones cristianas protestantes luego.
Lo que tienen en común es que casi todo ese enjambre protestantil, todos sus movimientos en América en su totalidad, están orquestados por la derecha cristiana norteamericana. De ahí que estemos pendientes a los pasos de la misma, y saber contrarrestarlos.
Hola. Parece ser que la pareja gay solo quiere vivir en paz, sin tantos problemas, y no que le echen reflectores y flashes encima, para que entonces sean peormente agedidos por fanáticos religiosos, racistas y jóvenes sin nada que hacer en su propia casa. Como decimos en México, a veces más vale «rajarse», y esto es lo que les sucedió. Pero lo bueno de esto, es que el pueblo ya empieza a despertar, y ya no va a dejar que los «odiadores religiosos» (como se titula el video) molesten y pongan en evidencia a gays. Ese es un buen cambio en la sociedad.
«su intención al difundir el vídeo era denunciar la actitud de un grupo que utiliza la calle para difundir un mensaje que no es del agrado del vecindario.»
En definitiva:
1.El vecindario cree que las calles de su barrio son sólo suyas.
2.Los vecinos tienen derecho a difundir vídeos denunciando el orgullo porque los participantes utilizan la calle para proclamar mensajes que no son de su agrado.
3.Las clases medias suburbanas sólo permiten que sea la televisión y el toronto chronicle los que le digan cómo tienen que pensar. Primer mandamiento: santificarás la barbacoa dominical.