Joven lesbiana de nacionalidad ugandesa ve denegada su petición de asilo en Reino Unido y se enfrenta a la deportación

Su nombre es Brenda Namigadde y tiene 29 años. De nacionalidad ugandesa, Brenda es abiertamente lesbiana. Las autoridades del Reino Unido han denegado su petición de asilo y tienen previsto deportarla a su país el próximo 28 de enero.

Poco importa que la integridad física de Namigadde, que durante su estancia en Reino Unido participó activamente en una manifestación contra el intento de endurecer todavía más las leyes que persiguen la homosexualidad en Uganda, corra serio peligro. «Ellos saben ya quien soy, ese día me tomaron a mí y a mis compañeros fotos», ha declarado Namigadde, cuya imagen (tomada en 2009 en Trafalgar Square) es efectivamente pública, y que permanece en estos momentos en un centro de retención de inmigrantes, en el aeropuerto de Heathrow, esperando la deportación.

Quizá lo más inquietante es que el caso ha llegado a oídos del propio David Bahati, el diputado homófobo que ha promovido el polémico proyecto de ley que en caso de ser aprobado castigaría las relaciones homosexuales con cadena perpetua y en algunos casos con la muerte. Un proyecto que permanece por el momento en vía muerta, pero que puede ser reactivado en cualquier momento. Bahati ha manifestado que Namigadde será bienvenida en Uganda… si «renuncia a su homosexualidad y se arrepiente».

«Es de una escandalosa hipocresía que por un lado el Gobierno británico crítique y muestre su preocupación por el tratamiento que reciben los homosexuales en Uganda y por otro envíe a personas como Brenda de vuelta a un peligro cierto», ha expresado Paul Canning, activista en favor del derecho de asilo a personas LGTB que son perseguidas en sus países, que ha pedido que la coalición de conservadores y liberales que gobierna Reino Unido cumpla por fin su promesa de poner fin a las deportaciones de personas que teman ser perseguidas en sus países de origen por razón de orientación o identidad sexual (acatando así una sentencia de la Corte Suprema británica) y no tenga que pelearse hasta el límite caso por caso, como viene sucediendo hasta ahora.