"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

Grandes posibilidades de que Uruguay apruebe el matrimonio igualitario a lo largo de 2011

Uruguay cuenta con serias posibilidades de convertirse en el segundo país de América Latina, tras Argentina, en aprobar el matrimonio igualitario. Ya ha sido presentado un proyecto de ley en ese sentido, promovido por legisladores del gobernante Frente Amplio. En América Latina, la celebración de matrimonios entre personas del mismo sexo también es posible en México, pero en este caso solo en el Distrito Federal.

El proyecto de ley uruguayo abre el matrimonio civil a todas las parejas, con independencia de su sexo, sustituyendo los términos «marido y mujer» por «cónyuges». «No hacemos énfasis tanto en el tema de los matrimonios homosexuales sino en el de matrimonio igualitario sin distinción de sexo, género o religión», ha declarado el diputado Sebastián Sabini, según el cual la iniciativa busca «acompañar la institución del matrimonio a los cambios en la sociedad uruguaya».

Al proyecto le espera, en cualquier caso, un largo recorrido de meses. En primer lugar, sus promotores deben conseguir el apoyo mayoritario de los distintos sectores del izquierdista Frente Amplio, «donde ya hemos encontrado buen apoyo y ninguna oposición», según Sabini. Después se buscará el acuerdo de la oposición. «Ojalá logremos que se convierta en ley antes de finales de año», ha afirmado Sabini.

Uruguay cuenta con una larga trayectoria de respecto a los derechos LGTB. Ya en diciembre de 2007 se convirtió en el primer país de la región en el que las parejas del mismo sexo pudieron acceder a una «unión concubinaria» que les otorga derechos similares a los que disfrutan las parejas heterosexuales. En septiembre de 2009 aprobó definitivamente los cambios necesarios para que las parejas del mismo sexo pudieran adoptar en igualdad de condiciones a las heterosexuales, y unas semanas más tarde aprobó una ley de identidad de género que permite a las personas transexuales la modificación tanto del nombre como del sexo en los documentos oficiales sin necesidad de que exista cirugía de reasignación.

Oposición de la iglesia católica

La iglesia católica, como era previsible, ya ha mostrado su oposición al proyecto, aunque lo ha hecho con argumentaciones algo más mesuradas que en otros países. El secretario de la Conferencia Episcopal y obispo de Melo, Heriberto Bodeant, ha afirmado que «desde el punto de vista de la moral católica no podemos aprobarlo«. Tras reconocer que estamos en una sociedad plural que presenta nuevas realidades, Bodeant insistió en diferenciar los conceptos de matrimonio y unión concubinaria, afirmando que el matrimonio «implica la posibilidad de apertura a una nueva vida. Creo que la sociedad debería preguntarse si es bueno reconocer estos matrimonios. El hecho de que haya tendencias mundiales a algo no quiere decir que se trate de decisiones acertadas«.

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