Ecuador clausura decenas de clínicas en las que se intentaba «curar» la homosexualidad
Al menos 30 clínicas en las que se practicaban «terapias para curar la homosexualidad» fueron clausuradas este mes de agosto por las autoridades sanitarias de Ecuador. En algunas de estas clínicas, muchas de las cuales están vinculadas a grupos evangélicos, se llegaba a ejercer la violencia física contra los ingresados, en numerosas ocasiones llevados allí por sus propios padres.
La acción del Ministerio de Salud Pública ecuatoriano ha puesto sobre la mesa una terrible realidad, de la que diversos medios de comunicación de ese país se han hecho eco. El diario El Telégrafo, por ejemplo, recoge la historia de Lenín, un joven de 25 años, activista de la Fundación Equidad, que cuando tenía 19 años fue llevado a uno de esos centros por su padre. Allí fue víctima de constantes maltratos: le pegaban, le privaban de la comida y el descanso, le arrojaban agua fría y le recluían durante horas en un pequeño cuarto, obligándole a repetir padrenuestros y avemarías como penitencia. El joven fue rescatado por su madre, con la que vive ahora, una vez separada. No llegó a denunciar lo sucedido en su momento por temor a represalias de su propio padre o de sus hermanos mayores.
Otra historia es la de Karen, que fue ingresada en la clínica Faith, una de las que ha sido ahora clausuradas, y que sí ha denunciado lo sucedido. Karen fue tratada con sustancias psicotrópicas que le alteraban la coordinación, según diversos testigos. El coste de la supuesta rehabilitación que pagaron sus padres a la clínica era aproximadamente de unos 1.500 dólares al mes.
Queda sin embargo mucho por hacer. Según cálculos de la directora provincial de Salud de Guayas, Eva Cevallos, en todo el país podrían existir hasta doscientos centros en los que se ejercerían este tipo de terapias (sobre cuyos graves daños, recordamos, han alertado organizaciones tan reputadas como la Asociación Americana de Psicología (APA) o la Asociación Médica Británica). Cevallos ha explicado que un importante problema es la falta de denuncias, ya que los afectados son normalmente llevados a este tipo de centros por sus propios padres, a quienes pese a todo no desean incriminar.
Es una buena noticia que ese tipo de centros «ex gays», yo no los llamaría «clínicas» en Ecuador sean clausurados, y lo que es más indignante es que eran lugares donde los jóvenes eran golpeados y sometidos a tortura psicológica, basados en la religión. Las organizaciones médicas, psicológicas y psiquiátricas respetables ya han dado su fallo en contra de las llamadas «terapias ex gays», solo falta que las autoridades actúen y empiezen a clausurar estos centros del terror.
Felicidades.