Intentan censurar concierto de Ricky Martin en Honduras para «cuidar la salud mental de la juventud»

El Gobierno hondureño ha decidido permitir la celebración de un concierto de Ricky Martin en Tegucigalpa, aunque no ha resultado sencillo. Inicialmente fue permitido a condición de que no pudieran asistir los menores de 15 años. Los censores basaron su decisión en el supuesto contenido erótico del concierto. «La medida se tomó para cuidar la salud mental de la juventud de Honduras», llegó a declarar hace unos días Alberto Espinal, director del Régimen Departamental de la Secretaría del Interior. Tras el revuelo causado, y según se anunció este fin de semana, parece que los menores sí podrán finalmente acudir.

Espinal negó que se pretendiera negar la entrada de Ricky Martin al país por su condición abiertamente homosexual, como había solicitado inicialmente la Confraternidad Evangélica al Gobierno. «En ningún momento se le negó el ingreso a Ricky Martin. En ningún momento ha estado en discusión la vida privada del artista, solo se analiza el show», sostuvo. Sin embargo, parece que fue el propio Presidente de Honduras, Porfirio Lobo, el que tuvo que autorizar la entrada de Martin en el país.

«Me da mucha lástima. Quieren vetar mi espectáculo, cuando lo único que yo he recibido del pueblo hondureño es amor, cariño y respeto», ha declarado por su parte el cantante puertorriqueño. Martin ha destacado que su relación con Honduras data de muchos años y que solo son «una o dos personas» los que rechazan su homosexualidad, «pues creo que no pueden pagar justos por pecadores».

Un entorno difícil para las personas LGTB

Un intento de censura que se produce, por cierto, en un país con un triste historial por lo que al respeto de los derechos LGTB se refiere. En enero hacíamos referencia a las decenas de asesinatos de personas LGTB que se han cometido en ese país a lo largo de los últimos años, una situación que empeoró tras el golpe de estado de junio de 2009. Una de las muertes más significativas fue la de Walter Tróchez, activista LGTB asesinado en diciembre de 2009, pocos días después de recibir una paliza por parte de presuntos miembros de la Dirección Nacional de Investigación Criminal hondureña.

El régimen golpista celebró elecciones bajo su tutela, que llevaron a la presidencia a Porfirio Lobo. Pese a su origen, poco a poco el Gobierno de Lobo ha ido consiguiendo, de la mano de Estados Unidos, las bendiciones internacionales. Desgraciadamente,pese a su creciente reconocimiento, el Gobierno de Lobo no parece haber estado muy interesado en aclarar asesinatos como los de Walter Tróchez o aliviar el clima de violencia contra las personas LGTB, y muy especialmente contra las mujeres transexuales. Hasta Estados Unidos se vio obligado, a través de un comunicado oficial de su Embajada, a pedir a las autoridades del país que investiguen dichos crímenes “vigorosamente” y a reclamar de ellas “todos los pasos necesarios para proteger a las personas LGTB, que se encuentran entre las más vulnerables a la violencia y el abuso”.