Extremadura Entiende se posiciona contra la violencia que hunde sus raíces en los roles de género
La Asociación de Lesbianas, Mujeres Bisexuales y Transexuales de Extremadura Entiende, condena cualquier violencia sea de la índole que sea, pero sobre todo la que se ejerce desde las desigualdades generadas por las imperante cultura androcéntrica, indistintamente de que terminen afectando a heterosexuales u homosexuales. Es importante que no sólo se analice la violencia en los entornos de las relaciones esporádicas o estables en parejas chica y chico. Sino que también hay que hablar de la violencia en relaciones en parejas del mismo sexo. Los prejuicios de una sociedad heterosexista y heteronormalizada a menudo niegan la posibilidad de que también las mujeres pueden ser maltratadoras y los hombres pueden ser víctimas.
Las relaciones entre personas del mismo sexo son tan reales como las relaciones heterosexuales y tan difíciles de construir como éstas. Las desigualdades en la pareja no desaparecen porque quienes la forman sean del mismo sexo. Se pueden dar igualmente situaciones de dominio y sumisión. Hombres y mujeres nos socializamos a través de los mismos medios: familia, escuela, grupo de iguales, cultura y por tanto terminamos reproduciendo reproducimos los mismos patrones, que llevamos pegados a la piel, pensando en muchos casos que nuestra pareja nos pertenece, y estableciendo y considerando cómo «debe» comportarse según los estereotipos que creemos son los correctos.
Es obvio pensar que todos los problemas que pueda tener cualquier pareja heterosexual también existan dentro de parejas del mismo sexo, y sin embargo, la ley no recoge como “violencia de género” aquellos casos en que las dos personas sean mujeres. El problema se genera a la hora de buscar protección por parte de las autoridades: mientras que dentro de una pareja heterosexual, una mujer víctima de violencia puede acudir a las autoridades y solicitar órdenes de alejamiento o cualesquiera que sean las opciones más acordes con su caso, en una pareja homosexual, al no ser recogida como violencia de género, queda al margen de dicha protección.
Es necesario, sin embargo, proteger a las víctimas de violencia sean cuales sean sus condiciones sexuales, puesto que la misma ley recoge ya la igualdad entre parejas homosexuales y heterosexuales. No obstante, la justicia es lenta y generalmente evoluciona y aprende a legislar de los errores, los huecos y los recovecos que se dejan en el camino. Huecos que en algún caso deja crímenes impunes.
Al maltrato y a la violencia, NO, firme y sin condiciones, pero entonces empecemos por el principio: por la escuela. Si aprendemos a convivir respetando a los demás, sintiendo que la dignidad del otro es igual a la nuestra, si desde pequeños compartimos aprendizaje y diversión con personas de diferente sexo, cultura, ideología o religión en un ambiente de concordia, el respeto hacia la otra persona no habrá de reclamarse, quedará impreso en nuestro código de valores, formará parte de nuestras creencias más arraigadas y lo aplicaremos a diario en la convivencia con los demás.
Todo esto me parece muy enrevesao; lo están liando tó mucho.