El ministro de Derechos Humanos de Túnez cree que la homosexualidad es una «perversión que necesita tratamiento»

Las personas LGTB en Túnez se enfrentan a un futuro complicado bajo el nuevo Gobierno islamista, pese a las buenas palabras iniciales. En la estela de la ola homófoba desatada por islamistas y oposición, el ministro de Derechos Humanos ha criticado en una entrevista el lanzamiento de una publicación online dirigida al público gay, afirmando que «la libertad de expresión tiene sus límites» y mostrando su acuerdo con el entrevistador en que la homosexualidad «es una perversión que necesita tratamiento».

El ministro Samir Dilou ha expresado estas opiniones en el curso de una entrevista concedida a Samir El-Wafi, periodista y presentador de televisión que no ha dudado en sumarse con entusiasmo a la ola de homofobia que recorre Túnez. Antes de la entrevista, El-Wafi había colgado en su Facebook la portada de Gayday, cuyo primer número fue lanzado en marzo de 2011 pero que es ahora cuando ha recibido la atención de los homófobos. «La primera revista para maricones ha sido lanzada en Túnez», clamaba El-Wafi. «Hoy es una revista, mañana una marcha del Orgullo, pasado el matrimonio gay… Luego, ¿quién sabe?», añadía, entre otros comentarios. El-Wafi continuó su cruzada homófoba entrevistando al ministro de Derechos Humanos, que se mostró de acuerdo con sus apreciaciones, y al que le arrancó el compromiso de investigar si Gayday cuenta con los permisos necesarios. Por lo pronto, el editor de la publicación ya ha recibido numerosos mensajes amenazantes.

Como explicábamos hace unos días, 0positores al Gobierno islamista estarían detrás de la filtración de un vídeo que supuestamente muestra al ministro del Interior, Ali Larayedh, manteniendo relaciones homosexuales. La difusión del vídeo se suma a la críticas a la salida de prisión del hermano del ministro de Justicia gracias a una amnistía, pese a que algunos le acusan de haber violado a un joven. Todo apunta a que los opositores al nuevo Gobierno intentarían desprestigiarlo ante la opinión pública usando la homofobia, de la misma forma que los propios islamistas hicieron antes con la oposición laica, a la que acusaron durante la campaña electoral de organizar “marchas del Orgullo” por utilizar banderas con los colores del arco iris. Los islamistas habrían acusado además a varios de los candidatos laicos de sodomía. En definitiva, todos estarían utilizando a las personas LGTB como cabeza de turco y arma arrojadiza. De hecho, activistas LGTB se habrían abstenido de participar el pasado 28 de enero en una marcha multitudinaria contra el Gobierno al considerar que tampoco allí eran bien recibidos.

El Código Penal castiga las relaciones homosexuales

En visperas de las pasadas elecciones, Riad Chaibi, miembro del Comité Político de la formación islamista Ennahda, aseguraba que su triunfo no implicaría que se fuera a perseguir el consumo de alcohol ni castigar el ateísmo o la homosexualidad, pese a que el Código Penal tunecino castiga con penas de hasta tres años de cárcel las relaciones homosexuales.

El político tunecino afirmaba entonces que ateos y homosexuales son una realidad en Túnez y “tienen derecho a existir”. Según Chaibi, en el caso de los homosexuales existía además “un problema de dignidad, pues la sociedad los ve como desvalorizados”. Unas palabras que parecían prometedoras pero que desgraciadamente no están encontrando continuidad, a la vista de los últimos acontecimientos.