Nuevos arrestos de homosexuales en África, ahora en Senegal y Malawi. Dos hombres en prisión por celebrar una boda simbólica
Continúa el rosario de noticias terribles procedentes de África. En Senegal, 24 hombres fueron detenidos la pasada Nochebuena en un balneario al sur de la capital, acusados de «actividades homosexuales». En Malawi, dos hombres han sido arrestados por celebrar este fin de semana una boda simbólica. En ambos países las relaciones homosexuales son ilegales y están castigadas con penas de hasta cinco (en Senegal) y catorce (en Malawi) años de cárcel.
Los detenidos en Senegal, que al parecer celebraban una fiesta y entre los que habría dos ciudadanos franceses, fueron liberados el día 25, pero continúan bajo investigación. Peor suerte parecen correr Tiwonge Chimbalanga y Steven Monjeza, la pareja de Malawi, encarcelados en celdas separadas y que deberán responder ante la justicia este miércoles.
En Uganda, los homosexuales podrían librarse de la pena de muerte para ser «reeducados»
Mientras tanto, y aunque nadie parece saber a ciencia cierta que pasará al final, cada vez parece más claro que el Gobierno de Uganda podría «suavizar» su prometida legislación homófoba, eliminando la posibilidad de que los homosexuales sean condenados a muerte. Así lo habría sugerido el ministro de Ética e Integridad de Uganda, James Nsaba Buturo. Se mantendría, sin embargo, la pena de cadena perpetua, y se introduciría la inquietante posibilidad de «rehabilitarnos».
Por cierto, el arzobispo católico de Uganda, Cyprian Lwanga, ha aprovechado las fiestas navideñas para pronunciarse por fin sobre el proyecto de ley. En nombre de los obispos católicos de Uganda, Lwanga ha querido «agradecer y aplaudir» al Gobierno sus esfuerzos «por proteger la familia tradicional y sus valores», al tiempo que le ha pedido que no apruebe la ley por innecesaria, «dado que los actos de sodomía ya están castigados por la sección 145 del actual Código Penal» insistiendo en la necesidad de ofrecer a los homosexuales la posibilidad de «conversión y arrepentimiento».
Total, que como siempre el cristofascismo aplaude la legislacion contraria a los derechos humanos mas basicos, para a continuacion soltar una babosada de esa basura que tienen ellos por dogma, sobre el arrepentimiento y el «amor cristiano».
Qué fácil le resulta al arzobispo hacerse el magnánimo.Me gustaría creer en dios sólo para tener la esperanza de que recibirán su justo castigo. Por otro lado, miedo dá pensar en cómo querrán rehabilitarnos…
Que magnánimo, espero que algún día pueda gozar, como religioso católico, del mismo tratamiento que él tan generosamente propone para nosotros. Estoy seguro que alguien podrá esgrimir, desde otra confesión, en algún código religioso tan respetable como el suyo, un procedimiento parecido. Y así sea la voluntad de Dios, amén.
¿Y quien les reeduca a estos? Creo que ellos lo necesitan mucho más.
Una pregunta: por qué la Iglesia se permite regañar y dar lecciones a los suizos por prohibir los minaretes mientras toleran que el tal Cyprian Lwanga aplauda medidas represoras?