El presidente del Parlamento de Uganda confirma que la tramitación de la ley homófoba sigue adelante pese a las protestas
El presidente del Parlamento de Uganda, Edward Ssekandi, ha confirmado que la tramitación del proyecto de ley que persigue endurecer todavía más la persecución penal de las personas homosexuales seguirá adelante pese a los ruegos de una plataforma ugandesa de defensa de los derechos humanos y de atención a las personas con VIH de detener el proyecto.
La plataforma, liderada por un sacerdote anglicano seropositivo, el reverendo Canon Gideon Byamugishaha, habría conseguido el apoyo de 450.ooo firmas en todo el mundo. La ley persigue castigar con penas de cadena perpetua o muerte (según los casos) a las personas homosexuales, así como perseguir a todas aquellas personas y organizaciones que las ayuden o las encubran.
La homosexualidad ya es delito en Uganda, pero la nueva ley, promovida desde sectores cristianos fundamentalistas (con conexiones con la derecha religiosa estadounidense) supone una nueva vuelta de tuerca contra gays y lesbianas. El proyecto ha merecido las críticas de organizaciones de defensa de los derechos humanos y hasta el Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y su secretaria de estado, Hillary Clinton, han pedido explícitamente su retirada.
Edward Ssekandi recibió ayer lunes a representantes de esta plataforma, que incluye a organizaciones de lucha contra el VIH y también a representantes religiosos, a los que instó a presentar sus argumentos ante en correspondiente comité parlamentario. «Le pedimos rechazar este proyecto de ley así como el odio, la intolerancia y la violencia que promueve», manifestaron los peticionarios. Unas palabras ante las que Ssekandi respondió preguntándoles si «estarían contentos si un hijo les trajera a su casa a otro hombre o una hija a otra mujer y se los presentara como pareja».
Debe ser agobiante para ese tal Ssekandi el hecho de que un hijo suyo tenga pareja de su mismo sexo, al grado de mejor querer verlo muerto.
Hay que ver como la homofobia destruye la imparcialidad a la hora de valorar algo tan subjetivo como los sentimientos que hay entre dos personas, de distinto o del mismo sexo.
Estos no son más listos que algunos animalitos que pululan por allí.
Miguel, no entiendo lo que quieres decir, si te refieres a los animales de America o de Africa, mejor no referirme a los de tu entrepierna.