Aspirante republicana a presidencia de Estados Unidos se niega a revelar si clínicas de su marido administran “terapias reparadoras”
Al ser preguntada por periodistas de la cadena estadounidense ABC sobre el uso de las denominadas “terapias reparadoras” en los establecimientos sanitarios de su marido, Michele Bachmann se escudó en el derecho a la confidencialidad de los pacientes para no responder.
Bachmann se refugió en dicha excusa, llegando a declarar que responder a tal pregunta sería “inmoral”. «Los Bachmann no pueden hablar sobre los tratamientos dispensados en sus clínicas, por razones éticas, legales y morales», declaró un miembro de su equipo de campaña electoral.
Sin embargo, los Bachmann no han mostrado en el pasado tantos reparos a la hora de hablar sobre los tratamientos para “curar” la homosexualidad (de los que hemos hablado ampliamente en dosmanzanas) dispensados en sus establecimientos. Marcus Bachmann, el marido, ha incluso defendido dichas “terapias”, tras dar charlas tituladas “Las auténticas intenciones del lobby homosexual”.
Además, el matrimonio Bachmann ha sido objeto de una investigación con cámara oculta de Truth Wins Out, un colectivo de activistas dedicados a desmontar las supercherías de los movimientos de “ex-gays”. La cadena ABC emitió el lunes fragmentos de dichos vídeos, que muestran a supuestos terapeutas sosteniendo que “curarse” de la homosexualidad es posible.
Lo que está fuera de toda duda es la homofobia de los Bachmann, demostrada en infinidad de ocasiones y declaraciones: la aspirante a la presidencia de los Estados Unidos apoya reformas constitucionales a nivel estatal y federal para prohibir el matrimonio entre personas del mismo sexo y en 2004 se refirió a homosexuales, bisexuales y transexuales como personas por las cuales “debemos sentir una compasión profunda” por sus “disfunciones sexuales y desórdenes de la identidad sexual“. Además apoya al movimiento Tea Party, y dichas convicciones homófobas le valieron el mes pasado una lluvia de purpurina.
Echando mano de la cultura popular, si te preguntan si alguna vez, sin que lo supiera nadie, has escupido en el pan que vendes…
¿qué puedes contestar a esa pregunta tan poco casual dentro de las infinitas preguntas que se pueden crear con nuestra gramática?
Es normal que te niegues a revelar si alguna vez has escupido en el pan que vendes.
¿Pero sabes lo que te mereces?
Una lluvia de purpurina.
Juas, juas, juas…..
Bravo, eres la leche, has conseguido, aparte de provocar mis carcajadas con eso de «escupir en el pan que vendes», que me cuestione lo de intentar conseguir trabajo en empresas que fabriquen las obleas esas con las que se hacen las hostias de comulgar.
Creo que el motivo de querer ese trabajo está bien clarito: que degusten una muestra de mi ADN toda esa caterva de majaderos, y el primero de ellos, cómo no, el cura.
Terapias reparacuentos, nadie puede cambiar su orientación sexual, la prueba la tenemos en los pederastas cuya orientación sexual por los niños pequeños no responden a ningun tratamiento, incluso la castración clinica fracasa, solo creando un personaje a modo de actors estudios se puede cambiar la orientación sexualTemporalmente, en el momento que el personaje se diluye aparece otra vez la realidad, la orientación prevalece, es mas incluso con tu personaje hetero vas a sentir deseos homo, callaras y te sentiras culpable, al final tu no aceptación te puede llevar al suicidio.
En sentido contrario lo mas importante es que cada ser humano sea como es, no un borreguito sumiso y dependiente, que sea como es y este orgulloso de serlo, con autoestima, seguridad en si mismo y plenitud.
Que bien montado tienen el negocio los impresentables estos, forrándose a partir del sufrimiento ajeno.
No me extraña que se nieguen a responder.
Una vez mas queda patente que la religión no es sino un gran negocio.