Gays, lesbianas y bisexuales que reciben el apoyo de sus padres cuando salen del armario presentan una mejor salud psicológica
Parece razonable pensar que sea así, pero ahora lo demuestra la evidencia científica. Un estudio llevado a cabo por la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Boston (Massachusetts) muestra que salir del armario tiene consecuencias positivas para la salud mental cuando además se cuenta con apoyo familiar.
El estudio, que ha revisado datos procedentes de 5.658 individuos abiertamente LGB del estado de Massachusetts de entre 18 y 64 años, encontró que aquellos que recibieron el apoyo de sus padres cuando les revelaron su orientación sexual (alrededor de dos tercios) presentan de forma significativa un mayor bienestar mental así como una menor incidencia de problemas relacionados con el abuso de drogas que aquellos que no contaron con apoyo parental. «Dadas las elevadas tasas de suicidio y autolesiones en los jóvenes LGTB, así como el alto coste de tratar problemas mentales y problemas relacionados con las drogas de abuso, es crítico que entendamos la importancia de promover una mejor salud en los chicos LGTB», ha declarado la doctora Emily Rothman, una de las autoras del estudio. «La forma en la que los padres tratan a sus hijos LGB cuando salen del armario es un asunto de salud pública importante, que hasta el momento ha merecido poca atención», ha añadido.
Resulta interesante destacar que en cualquier caso existe un beneficio de «salir del armario» ante los padres respecto a aquellos que deciden ocultarles su orientación sexual, pero este beneficio es sobre todo mayor en el caso de lesbianas y mujeres bisexuales, mientras que no resulta tan llamativo en el caso de gays y varones bisexuales. «Es posible que el estrés de no revelar tu sexualidad a tus padres afecte de forma distinta a hombres y mujeres», ha hipotetizado Rothman. «Puede que los hombres gays y bisexuales sean más capaces de desarrollar sus vidas sexuales al margen de sus padres con menor grado de estrés«, ha añadido, aunque la investigadora no descarta que dicha diferencia pueda estar en relación con las características de la muestra estudiada.
Puedes acceder al abstract del estudio, publicado en la revista ournal of Homosexuality, pinchando aquí.
Realmente envidio a aquellos LGB que tuvieron la «suerte» de que la vida les «diera» una familia funcional, de esas familias que o bien ya tienen conocimientos sobre diversidad sexual humana y no discriminaran a su hijo y le permiten expresarse y ser él, o bien de aquellas que o investigan o rectifican sus dichos desde la ignorancia sobre la diversidad sexual, porque son esos LGB los que seguramente poseen mayor salud psicologica y emocional.
En cambio, si la vida te «jodió» con una familia disfuncional…
No te creas. A mí me aceptaron pero en otros ámbitos de mi vida me han hecho mucho daño hasta contribuir con una depresión, que nada tenía que ver con mi orientación sexual porque ni siquiera estaba para pensar en esas cosas, que tenía durante la niñez-adolescencia y ha faltado poco para arruinarme la vida o provocar una desgracia.
En fin, pese a que mi familia acepte mi orientación sexual soy como un juguete roto que está funcionando porque quiere y como puede.
#2:
Es una pena. En lo que comenté hice referencia a un hogar funcional con respecto a la aceptación de nuestra orientación sexual dado que es el tema del que habla la noticia. Pero si, es claro que un hogar verdaderamente funcional lo es entero en todos los aspectos de la vida, es decir, en todo lo que tenemos que aprender para vivir. No perfecto, porque eso no existe, pero sí funcional.
Por eso siempre hago incapié en que si uno quiere ser padre pero es muy, muy joven (y piensa por lo tanto que la crianza es como freír churros), no tiene idea de como darle atención a un niño o simple y sencillamente se sabe (aunque sea un poco) inestable psicologica y emocionalmente, es mejor que posponga sus deseos de tenerlos. Lo malo son esas personas que creen que están preparadas para tenerlos pero en realidad… sin comentarios, como por ejemplo ese tipo de fanáticos religiosos que se llenan con muchos hijos, como si fueran conejos.
Por mi experiencia puedo decir que el artículo tiene razón, mi familia (pese a estar rota) no sólo que me ha aceptado, sino que fueron quieren me animaron y apoyaron para que saliera del armario. Todos menos yo lo sabían. Y la verdad es que el tener un empujoncito a favor es un gran apoyo. Pero como digo, es mi caso
Tengo buenos amigos y conocidos LGBT que les fue bastante bien con su familia en lo que respecta a cuando les visibilizaron su orientación sexual (o los aceptaron y unieron desde el principio de todo, o investigaron y luego los aceptaron y unieron), además de contar con un hogar muy funcional, a ellos les envidio por partida doble. Tengo otros conocidos LGBT que si bien su familia no era del todo completamente funcional, al momento de investigar y aceptarlos (a su modo y esfuerzo) al menos eso les dió cierto alivio (por lo menos en lo que respecta que ya no les iban a poner obstáculos o reparos).
En mi caso me tocó un hogar digamos mayormente disfuncional, donde haciendo la «mejor valoración» no pensaba decirles que soy gay sino hasta mucho tiempo después en que saliera de casa, en primer lugar porque en aquél entonces (aunque no tenía mucho conocimiento de causa sobre la homosexualidad y no me aceptaba, hablo de aquél entonces cuando era un polluelo de 16 años) sabía que si les decía no solo iban a insistir en su terquedad disfuncional (mi familia es del tipo de «el día despejado es negro porque yo digo que es negro y te jodes, estás mal si dices que es azul aunque sea azul) sino que además iba a recibir agresiones gratuitas de las que no podía defenderme y ellos pensarían que estaban haciendo lo correcto. Y en segundo lugar porque, razonandolo mucho tiempo después de que «descubrieron» (husmeando entre mis cosas, mi familia siempre ha sido muy metiche y nada respetuosa de la privacidad de los demás) que soy gay, aún aunque hubiera tenido toda la defensa necesaria que tengo ahora y aunque posteriormente me hubieran «aceptado» como terminaran haciendolo (en el sentido familiar de mi hogar de «vale eres gay por mí está bien pero aquí no se habla de tema y no me hables de eso») o incluso me hubiesen pedido perdón por esas agresiones y hubieran rectificafo ello (como fue el caso de una hermana 8 años más tarde de los lamentables sucesos), me daba cuenta de que no ganaba mucho si lo sabían dado su terquedad implicita de que una pareja o familia homoparental no tiene la «misma significancia» que una pareja o familia heterosexual (siempre he visto que cuando les hablaba de mi vida sentimental lgbt no me tomaban en serio, parecía como si me vieran que estaba jugando o que todo era en broma) o principalmente viendo como tratan ellos mismos a las parejas heterosexuales de mis hermanos, de mis tíos, primos, etc (que no es bueno el trato).
Al final, opino que la conclusión es que, si bien salir del clóset trae sus beneficios como dice la noticia (el mínimo es la sensación de libertad y de mostrarse a uno mismo ante los demás, y es un beneficio muy grande aún para quienes poseen hogares de núcleo diosfuncional), es bien importante que si uno va a salir valorar cuantos beneficios o cuantos perjuicios puede traer ello, y si existe la posbilidad de perjuicios, idear un plan para contrarrestarlos. Cada persona es un mundo, a algunos jamás eso les traerá perjuicios porque no viven en un hogar homofóbico, pero con otros seguramente se abrirá la caja de pandora, todo depende de que tan funcional o disfuncional sea un hogar y de que tan abiertos estén ante investigar y escuchar sobre el tema. Y eso si se quiere salir, porque hacerlo o no (aunque la visibilidad incluso traiga beneficios a nivel sociedad) es una decisión personal.
¿Y ahora se dan cuenta? A buenas horas….
No hace falta ningún tipo de estudio para darse cuenta de algo obvio, de cajón: que machaquen a una persona por todos lados en lo más básico y esencial de un ser humano es psicológicamente lesivo. Nadie se queda bien después de estar tantos años sometido a tortura psicológica, como es el ocultar qué se es, no poder desenvolverse en el entorno tal como se es (mientras que los demás sí), y vivir en permanente carencia de afectividad, reprimiendo tantas ganas, mientras el entorno no da respiro por ninguna parte.
Hala, que hagan un estudio en el que se demuestre que si se meten los dedos en una puerta al cerrarla es muy doloroso….