Nuevo asesinato de un activista LGTB en Honduras
Nuevo asesinato de un activista LGTB en Honduras. El cuerpo de Erick Martínez Ávila, periodista, portavoz de la organización LGTB Kukulcán y miembro del opositor Partido Libertad y Refundación, fue encontrado el 7 de mayo, dos días después de su desaparición, en la carretera que une a Tegucigalpa con Olancho. Todo apunta a que fue estrangulado.
Erick Martínez Ávila tenía 32 años y se postulaba como candidato a diputado por el partido creado por el expresidente Manuel Zelaya, derrocado por un golpe de estado en junio de 2009. Reporteros Sin Fronteras ha exigido justicia a las autoridades hondureñas. «Por su compromiso y sus actividades Erick Martínez constituía un claro blanco para los depredadores de los derechos humanos y del pluralismo», ha expresado dicha organización en un comunicado que recuerda también el caso de otro periodista y activista LGTB, Walter Tróchez, asesinado en diciembre de 2009 tras recibir una brutal paliza por parte de presuntos miembros de la Dirección Nacional de Investigación Criminal hondureña, y cuya muerte sigue impune.
Honduras arrastra un terrible historial por lo que al respeto de los derechos LGTB se refiere, una situación que empeoró tras el golpe de estado. Una de las muertes más significativas fue la de Walter Tróchez, pero no ha sido por desgracia la única. El régimen golpista celebró elecciones bajo su tutela, que llevaron a la presidencia a Porfirio Lobo, que poco a poco ha ido consiguiendo, de la mano de Estados Unidos, las bendiciones internacionales. Sin embargo, el Gobierno de Lobo no parece haber estado hasta ahora interesado en aclarar asesinatos como los de Tróchez o aliviar el clima de violencia contra las personas LGTB, especialmente mujeres transexuales.
Hace varias semanas recogíamos precisamente un estudio realizado por la Red Lésbica Cattrachas que arrojaba un total de 71 asesinatos de personas LGTB en Honduras solo desde septiembre de 2008 a febrero de 2012. En dosmanzanas hemos recogido varios casos recientes, como el de José Enrique Castro, de 22 años, que apareció asesinado a balazos, o el de Jonathan José Pineda, también de 22 años, al que un guardia de seguridad homófobo disparó a plena luz del día (ambos casos en la localidad de San Pedro Sula).
Asesinatos que son solo una parte de los que vienen ocurriendo en Honduras, muchos de los cuales ni siquiera trascienden fuera. Incluso Estados Unidos, aliado del Gobierno hondureño, le ha pedido investigar dichos crímenes y ha equipado a una unidad creada con ese fin.
Ya sabemos que el monopolio de los derechos humanos lo detentan Europa y USA y ellos deciden quien es el bueno de la película. En este caso Lobo es funcional a sus políticas económicas, a sus multinacionales, etc., y los gays a joderse.
Besos.