El partido gobernante en Malasia apuesta por la homofobia como arma política
Corren malos tiempos para las personas LGTB en Malasia, cuyo partido gobernante (UMNO, United Malays National Organisation) parece empeñado en hacer de la homofobia un arma política. A las recientes declaraciones de la esposa del primer ministro, que llamaba a cortar «de raíz» la homosexualidad, se ha unido ahora la proliferación de discursos homófobos durante el congreso del partido, que finalizó el pasado fin de semana.
Datin Seri Paduka Rosmah Mansor, esposa del primer ministro Mohammed Najib Abdul Razak, defendía hace unos días la exclusión -criticada por numerosas organizaciones- de cualquier referencia a las personas LGTB en la declaración de derechos humanos recientemente aprobada por la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático), entidad que agrupa a diez países de la zona.»Ya saben lo que ocurre con el VIH y el sida, como se disemina. El número de personas que padecen sida es alarmante. ¿Qué quieren? ¿Permitir esto?», declaró. «Hay que cortarlo de raíz (en referencia a la homosexualidad). Si no llegará un momento en que cuando se quiera parar será demasiado tarde», afirmó luego.
A las palabras de la esposa del primer ministro han seguido los discursos de diferentes delegados en el reciente congreso de la UMNO, principal partido de Malasia y que de una u otra forma se ha mantenido en el poder desde la independencia, en 1959. Los delegados de la UMNO, que se enfrenta a crecientes acusaciones de corrupción, han acusado a la oposición de estar a favor de la homosexualidad, y han defendido que el hecho LGTB «es contrario al islam». Se da la circunstancia de que la ley contra la sodomía ha sido utilizada con fines políticos, por ejemplo contra el líder opositor Anwar Ibrahim. Y ello pese a que el propio Ibrahim, que en el pasado se mostró a favor de despenalizar la homosexualidad, se desdijo hace unos meses.
Lo cierto es que en los últimos tiempos las autoridades malayas parecen muy preocupadas por la cada vez más visible realidad LGTB en su país. Hace unos meses el Gobierno anunciaba la introducción de una nueva asignatura en los colegios que bajo el eufemístico nombre de “Educación en Salud Social y Reproductiva” persigue alertar a los jóvenes de los “peligros” de ser LGTB. Semanas antes recogíamos sus intenciones de colaborar con ONG antigays para “frenar la expansión del problema social LGTB”, adelantadas ante el Parlamento por Mashitah Ibrahim, representante del Gobierno, y confirmadas luego por el viceprimer ministro y ministro de Educación, Tan Sri Muhyiddin Yassin, que adelantó una dotación para financiar “asesoramiento psicológico” a personas con ”problemas de sexualidad”. Mashitah Ibrahim ha continuado después alertando del peligro que supone la creciente visibilidad LGTB y anunciando que departamentos del Gobierno colaborarían en el desarrollo de “programas de rehabilitación y tratamiento” de ciudadanos musulmanes desviados de las normas sociales.
La situación de las personas LGTB en Malasia
Malasia sigue castigando la “sodomía” con penas de hasta 20 años de cárcel, aunque no suele perseguirse penalmente. Hace poco más de un año recogíamos además las intenciones de los líderes musulmanes de dos estados del país de endurecer la persecución de la homosexualidad (Malasia es un país de variada composición étnico-religiosa, aunque de mayoría musulmana, en el que conviven leyes civiles, de obligado cumplimiento para todos, y leyes islámicas, de aplicación a los ciudadanos musulmanes).
Malasia es, en cualquier caso, fuente habitual de noticias de corte homófobo. Entre las últimas, el anuncio de censura de programas con personajes homosexuales, la cancelación de un Festival que se celebraba desde 2008 para promover el respeto a la diversidad sexual o la censura de la canción Born This Way, de Lady Gaga, por su contenido LGTB. Semanas antes, un joven gay musulmán recibía amenazas de muerte por difundir un vídeo en el que animaba a otros homosexuales a salir del armario. Antes, en noviembre de 2008, recogíamos como las autoridades musulmanas dictaban un edicto contra las “actitudes masculinas” en las mujeres, entre las que se incluía el lesbianismo y el vestir “como un hombre”.
El último de los intentos de censura se producía hace escasos días, cuando grupos religiosos intentaron que fuera prohibido un concierto del cantante inglés Elton John en Kuala Lumpur por ser abiertamente gay. No solo no lo consiguieron, sino que el concierto, que resultó todo un éxito, se convirtió en un acto de reafirmación de la comunidad LGTB local.