La Cámara de los Comunes aprueba el matrimonio igualitario en Inglaterra y Gales
Voto histórico. Tras un intenso debate en el que no han faltado participaciones muy emotivas, la Cámara de los Comunes ha aprobado por 400 votos a favor y 175 en contra el proyecto de ley que autoriza el matrimonio entre personas del mismo sexo en Inglaterra y Gales en primera lectura. Un triunfo personal del primer ministro británico, el conservador David Cameron, que ha visto sin embargo como la mitad de sus diputados han votado en contra del proyecto: las primeras informaciones hablan de 140 votos conservadores en contra y 132 a favor. El proyecto todavía debe ser estudiado en comisión y debatido en la Cámara de los Lores antes del voto final.
Ha sido un largo camino desde que la coalición entre conservadores y liberal-demócratas anunciara su voluntad de acabar con la discriminación de las parejas del mismo sexo en el acceso al matrimonio. Inicialmente parecía que el proceso se demoraría hasta el final de la legislatura, en 2015. Pero en otoño David Cameron pedía a su Gobierno acelerar los trámites frente a las protestas del sector más tradicionalista de su partido, que no solo no se frenaron sino que han ido en aumento. Hace solo unos días un grupo de dirigentes locales del partido dirigían una carta al primer ministro pidiendo que la votación se retrasase hasta la siguiente legislatura. No ha sido así: Cameron y su Gobierno se han mantenido firmes y tal como adelantaban hace un par de semanas han llevado el asunto a votación este martes, a costa, eso sí, de provocar una fractura en el bloque conservador que está por ver hasta qué punto debilita el liderazgo del primer ministro.
A la espera de las posibles modificaciones que la tramitación parlamentaria pueda introducir, el proyecto de ley (que puedes descargar pinchando aquí) abre las puertas del matrimonio a las parejas del mismo sexo de Inglaterra y Gales y permite su celebración religiosa por aquellas confesiones que lo deseen, aunque prohíbe demandar judicialmente a aquellas iglesias que decidan no celebrarlos. El proyecto, de hecho, es especialmente garantista hacia las jerarquías religiosas, al establecer que si los órganos de gobierno de una iglesia deciden no celebrar matrimonios entre personas del mismo sexo, ninguno de sus ministros podrá hacerlo, mientras que a la inversa no sucederá lo mismo: si los órganos de gobierno de una iglesia sí permiten celebrarlos, los ministros de esa iglesia podrán decidir individualmente si hacerlo o no sin por ello poder ser demandados ante los tribunales civiles. En el Reino Unido, recordemos, hay ya diversas confesiones religiosas, como la cuáquera, la unitaria o el judaísmo liberal, que han manifestado su voluntad de celebrar matrimonios entre personas del mismo sexo. En el caso especial de las iglesias de Inglaterra y Gales (las dos iglesias anglicanas “nacionales”, obligadas por ley a celebrar matrimonios si se les requiere) el Gobierno británico ha optado de hecho por curarse en salud y prohibirles expresamente celebrar matrimonios entre personas del mismo sexo.
Por lo que se refiere a las uniones civiles entre personas del mismo sexo, estás seguirán existiendo como figura jurídica separada, aunque a las parejas ya unidas civilmente se les dará la opción de “actualizar” su unión y convertirla en matrimonio sin que ello modifique sus derechos adquiridos.
Mientras tanto, el proceso para introducir la igualdad matrimonial en Escocia sigue su curso, iniciado antes que en Inglaterra y Gales de la mano del Gobierno del Partido Nacionalista Escocés. Peores son las perspectivas en Irlanda de Norte, donde una propuesta de matrimonio igualitario presentada por Sinn Féin y Verdes fue derrotada en octubre del año pasado.
La verdad es que no deja de resultar una curiosa paradoja que la polémica pública sobre la homosexualidad, impulsada desde los ambientes políticos conservadores anglosajones en los años 90 como táctica destinada a dividir y debilitar a los partidos progresistas, y ha generar fisuras entre los grupos sociales que apoyaban en las urnas a las formaciones más o menos de izquierdas; haya ahora creado un problema de hondo calado en el partido que una vez lideró Margaret Thatcher, cosas veredes…;-)