El COI afirma que la legislación homofóbica rusa no contradice la Carta Olímpica, al tiempo que activistas LGTB son detenidos en Sochi

El Comité Olímpico Internacional (COI) ha anunciado que la ley rusa contra la denominada “propaganda homosexual” no viola la Carta Olímpica, y que por tanto el organismo no contempla pedir explicaciones a Rusia al respecto. Mientras tanto, un grupo de activistas LGTB era detenido en Sochi este miércoles, al celebrar una protesta que precisamente había sido prohibida con la mencionada ley anti “propaganda”en mano.

«La Carta Olímpica sostiene que toda segregación está completamente prohibida dentro del territorio olímpico, ya sea por cuestión de raza, religión, color u otro motivo», ha declarado Jean-Claude Killy, presidente de la Comisión de Coordinación del COI, tras una visita de inspección final a las instalaciones olímpicas en Sochi. «Estamos convencidos de que ese será el caso. Mientras la Carta Olímpica sea respetada estaremos satisfechos, y este el caso».

Pero el caso es que este miércoles pudimos ver una muestra más del uso de la legislación homófoba a manos de las autoridades rusas para perseguir a la minoría LGTB, cuando un grupo de activistas liderados por Nikolai Alekseev fue detenidos en Sochi por protestar por la homofobia de estado rusa, después de que su acto reivindicativo fuera prohibido en aplicación de la ley que censura la visibilidad de las personas LGTB. Los detenidos fueron liberados horas después, acusados de celebrar un acto no permitido y bajo fuertes multas. No se trata, de hecho, de la primera acusación contra activistas en el contexto de esta nueva norma. Ya a principios de septiembre recogíamos la acusación contra el joven Dmitry Isakov simplemente por haberse manifestado frente al ayuntamiento de su ciudad en defensa de sus derechos.

Conviene recordar que la ley rusa utiliza como argumento la “protección a la infancia”: prohíbe informar positivamente sobre homosexualidad en cualquier ámbito al que tengan acceso menores. Ello supone en la práctica que ni marchas del Orgullo, ni manifestaciones públicas, ni programas contra el acoso escolar, ni información sobre salud sexual, ni cualquier actividad que se considere susceptible de ser entendida como “propaganda homosexual” puede tener lugar en todo el estado ruso. La homosexualidad queda reducida a una conducta privada, que debe permanecer invisible a los ojos de la sociedad, y el activismo LGTB resulta estrangulado.

Indignación entre los activistas

En semejante contexto el anuncio del COI ha provocado la indignación (quizá no tanto la sorpresa) de numerosos activistas, más aún si se tiene en cuenta que la supuesta política de neutralidad y no interferencia del COI se ha visto contradicha por numerosos ejemplos a lo largo de la historia.

Está por ver, en cualquier caso, como evoluciona el tema si se mantienen la presión internacional, que hace apenas dos semanas consiguió que Rusia rectificase el texto de la Tregua Olímpica, viéndose obligada a incluir en el texto el propósito de “promover la inclusión social sin discriminación de ningún tipo”. Y los activistas ponen sus miradas en los patrocinadores de los Juegos, que no desean ver sus marcas envueltas en escándalos de discriminación.