Croacia celebrará un referéndum para elevar a rango constitucional la prohibición del matrimonio igualitario

Croacia celebrará el próximo 1 de diciembre un referéndum en el que sus ciudadanos se pronunciaran sobre si enmendar o no su Constitución para consagrar al más alto nivel la prohibición del matrimonio entre personas del mismo sexo (que de hecho no está permitido en ese país). Aunque el Parlamento croata no tiene obligación de proceder después al cambio constitucional, el probable éxito del «sí» supondrá en cualquier caso un espaldarazo a la homofobia social en el país balcánico, miembro de la Unión Europea desde el pasado 1 de julio.

La petición popular de referéndum, de la que informamos en junio, fue secundada por más de 700.000 firmas, más de una quinta parte del cuerpo electoral croata (un país de apenas cuatro millones y medio de habitantes). Ello fue posible gracias a la fuerte movilización de los sectores católicos. La campaña nació para oponerse a la introducción de la educación sexual en la escuela, pero viró rápidamente hacia el matrimonio igualitario tras llegar a Croacia los ecos de lo sucedido en Francia, donde la fortísima oposición al matrimonio igualitario por parte de la derecha política y de sectores católicos sorprendió al mundo. Los promotores de la iniciativa de referéndum, articulados en torno a un grupo autodenominado En el nombre de la familia, rechazan por supuesto ser homófobos, al igual que niegan que la iglesia católica como tal esté detrás de la iniciativa.

No deja de ser paradójico, en cualquier caso, dado que en Croacia ni hay matrimonio igualitario ni se esperaba una proposición en ese sentido. Lo máximo que se ha llegado hasta la fecha a plantear es un reconocimiento jurídico limitado de las parejas del mismo sexo, en el sentido de concederles algunos de los derechos de los que gozan las parejas casadas.

El referéndum ya ha sido convocado por el Parlamento, cuya comisión encargada de decidir sobre el tema votó a favor por 10 votos contra 3. Y aunque el referéndum no es vinculante y el Parlamento croata no tiene obligación de proceder después a implementar la reforma constitucional, el probable triunfo del «sí» reforzará en cualquier caso la ya de por sí vigorosa homofobia social en el país balcánico. Hace poco más de un mes, por ejemplo, informábamos de cómo editores y administradores de extrema derecha desembarcaban en la Wikipedia local para manipular las entradas en las que se tratan temas relacionados con la sexualidad, el matrimonio o los derechos de la comunidad LGTB.

La convocatoria del referéndum no deja en muy buen lugar al Gobierno croata, para el cual no deja de ser una «patata caliente» apenas cuatro meses después de ingresar en la Unión Europea. La ministra de Asuntos Exteriores, Vesna Pusić, ha expresado de hecho su disconformidad con el mismo. Los grupos LGTB, por su parte, ya habían anunciado que si el referéndum se convocaba acudirían a los tribunales, argumentando que los derechos humanos y de las minorías no deben ser sometidos a votación popular. Veremos finalmente qué sucede.