El cuestionario del Vaticano que pregunta sobre parejas del mismo sexo y homoparentalidad moviliza a los católicos aperturistas
Esta semana el Vaticano ha presentado oficialmente el cuestionario de preparación del Sínodo extraordinario sobre la Familia que tanta expectación ha despertado, al preguntar entre otras cosas por las parejas del mismo sexo. Parece confirmarse el deseo que la consulta sea de amplio espectro y tenga la máxima difusión, mientras que va a más la movilización de ámbitos católicos aperturistas que responden al cuestionario por iniciativa propia y lo envían directamente a Roma.
Hace pocos días informábamos de que el Vaticano había enviado a las diócesis un cuestionario con 38 preguntas que tocaban temas como las parejas de hecho, los divorciados y vueltos a casar, las parejas homosexuales y las familias homoparentales. Una noticia que despertaba esperanzas en los ambientes católicos más aperturistas. Es cierto que ya antes el Vaticano ha enviado este tipo de cuestionarios a los obispos para preparar un Sínodo, pero el procedimiento habitual consistía en que estos consultaban a ciertas personas de su diócesis de las que ya sabían iban a responder de forma ortodoxa (como los denominados Consejos de Laicos, caracterizados generalmente por su fidelidad a los postulados oficiales). La diferencia, esta vez, estaría en la voluntad de difusión. Así lo entendió la prestigiosa National Catholic Reporter, en Estados Unidos, o Religión Digital en España. Y así parecieron entenderlo también los obispos de Inglaterra y Gales, quienes de forma casi inmediata habilitaron un cuestionario online con las preguntas. Por el contrario, los medios conservadores optaron por descafeinar el proceso, destacando las similitudes con anteriores ocasiones. La novedad no sería para ellos más que un espejismo fruto de la ignorancia de la prensa “progre” que confunde sus deseos con la realidad.
El martes 5 de noviembre este cuestionario fue presentado públicamente, confirmándose en efecto la impresión de que en esta ocasión se le quiere dar una especial difusión. «Para iniciar el proceso de consulta se ha invitado a las diócesis a difundir el Documento de forma capilar en los decanatos y parroquias con el fin de obtener datos concretos y reales sobre el tema sinodal”, expresó el secretario general del Sínodo, Lorenzo Baldisseri.
Como ya señalamos en nuestra anterior entrada, sería equivocado generar por ello expectativas exageradas acerca de un cambio en la doctrina respecto de las personas LGTB. Debe tenerse en cuenta además que no se ha marcado como obligatoria ninguna pauta de acción, y las diócesis pueden seguir optando por recurrir a laicos afines a los postulados más oficialistas. Sin embargo, también existe la expectativa razonable de que acabe llegando información acerca de la realidad LGTB, su presencia y aceptación, en parte de la comunidad católica. En este sentido, donde existe un claro movimiento es en el empleo del cuestionario más allá de los fines originales.
El cuestionario como oportunidad de movilización
Como también comentamos en la anterior entrada, ya el conocido periodista Jesús Bastante, de Religión Digital, se tomó la libertad de responder por su cuenta, publicar las respuestas y enviarlas a Roma. A él se le ha unido también el teólogo franciscano exclaustrado y profesor en Deusto José Arregi, conocido por sus posturas progresistas (incluyendo la defensa de igualdad LGTB), y por haber sido represaliado por José Ignacio Munilla cuando este último fue nombrado obispo de San Sebastián. La iniciativa también ha despertado reacciones a través de los medios generalistas. Además de artículos de opinión como los de Juan G.Bedoya o José Juan Toharia, el diario El País recoge un sondeo que muestra que una mayoría de católicos españoles apoyan los derechos LGTB. Entre católicos practicantes un 51 y un 55 % se declaran favorables al matrimonio igualitario y a la adopción homoparental, respectivamente. Entre los no practicantes los porcentajes se disparan al 80 y al 79 %. Unos resultados que están además en consonancia con otros países como Reino Unido y Estados Unidos.
Con todo, la principal estrategia que se quiere potenciar desde ámbitos progresistas es la de responder a la encuesta directamente, sin mediación de los obispos. Un procedimiento fuera de los cauces oficiales pero que puede servir de medio para hacer llegar una opinión paralela a Roma. Religión Digital, por ejemplo, ha habilitado una herramienta informática para responder el cuestionario, disponible en internet y pensada para todas aquellas personas que se identifican como católicas y que quieren hacer llegar su voz. Las encuestas serán enviadas a la Conferencia Episcopal Española (cumpliendo el requisito formal de tomar a los obispos como mediadores, a la par que se hacen llegar directamente a Roma) pero también a la Nunciatura apostólica y a la Secretaría del Sínodo de los obispos. La respuesta es notable: ya en su primera semana han contestado casi 200 personas (podéis acceder al formulario pinchando aquí).
Como era de esperar diversas organizaciones de católicos de base han dado su apoyo. Es el caso de Redes Cristianas, que engloba diferentes grupos católicos a favor de reformas en la institución. También promueven la respuesta al cuestionario diferentes grupos LGTB cristianos españoles, como ACGIL o el Área de Asuntos Religiosos de la FELGTB. Dicho apoyo está expresándose allí donde se tiene ocasión, como lo muestra el programa La tribu de Catalunya Ràdio, donde entre otros interviene Jordi Valls, de ACGIL, asociación LGTB cristiana de Barcelona.
El otro día vi una miniserie de la RAI en 13TV sobre el papa Juan XXIII, protagonizada por el americano Edward Asner. En la serie se explicaba (supongo que con el nihil obstat del Vaticano) que el papa Roncalli llegó al trono de Pedro con aparente voluntad de dar el poder a la curia, pero que con el tiempo se impuso a los cardenales inmovilistas y convocó el Concilio.
Y lo gracioso es que al convocar el concilio se mostraba cómo obispos y diócesis de todo el mundo, para espanto del cardenal inmovilista, planteaban temas como la ordenación de mujeres o la contracepción.
Es una serie y no tiene, como la serie Isabel, contacto directo con la realidad histórica. Pero me llama la atención por lo similar con este caso. Es posible que ambas partes (la prensa progresista y la conservadora) tengan parte de razón. Por un lado, esto no sería algo nuevo en la historia de la Iglesia. Pero por otro parece que, en un ciclo propio de la institución, se impone en estos tiempos una visión más aperturista, que quizá en un futuro tenga una regresión. Formaría parte de su idiosincrasia milenaria.