Una iglesia baptista de California cambia su postura sobre la homosexualidad tras la salida del armario del hijo del pastor
Una iglesia baptista de California ha modificado su postura sobre la homosexualidad a raíz de que se hiciera pública la condición de gay de uno de los hijos del pastor. Mientras, la Catedral Nacional de Washington (Iglesia episcopaliana) acoge por primera vez la predicación de un sacerdote abiertamente trans. Estas y otras noticias apuntan a que la inclusión de las personas LGTB gana terreno en las iglesias cristianas de Estados Unidos más allá de las ramas consideradas tradicionalmente “liberales”.
La New Heart Community Church, de confesión baptista, ha decidido cambiar su posición en torno a la homosexualidad después de que su pastor, Danny Cortez, haya hecho público que su hijo es gay. El propio pastor cuenta su historia en el blog Christianity with Humanity. Ya antes de la revelación de su hijo él había cambiado de opinión: a lo largo de 15 años, había podido conocer a diversas personas gays y lesbianas en su congregación. Esto le había llevado primero a cuestionarse sus ideas sobre orientación sexual y finalmente a cambiarlas. Narra así que un día de agosto de 2013, estando en la playa, se dio cuenta de que “ya no creía en las enseñanzas tradicionales sobre la homosexualidad”.
Mientras conducía su coche pensando en cómo transmitiría este cambio a su congregación, le preguntó a su hijo qué canción estaba sonando en la radio. El cantante era Macklemore. Cuando el padre le comentó que le gustaba la canción, su hijo le preguntó si sabía que este cantante era favorable a los derechos LGTB. Le contestó que precisamente por eso le gustaba la canción. Esto le animó a confiarse a su padre y revelarle que él mismo era gay, a lo que le contestó que le quería tal y como era. Como él mismo comenta: “No pude evitar pensar que mis 15 años de trayectoria transformadora estaba preparándome para ese momento. Si no fuera por ella y mi cambio de teología, podría haber destruido a mi hijo con terapia reparativa”. Tanto su hijo como él mismo han publicado videos en internet explicando su historia.
Al hacer público este cambio de actitud, Danny Cortez arriesgaba que su congregación le expulsara. En su lugar, la mayor parte votó a favor de mantenerle como pastor. Decidieron también convertirse en una “iglesia de tercera vía”, es decir, que ni condena ni aprueba, lo que conlleva aceptar la presencia de personas abiertamente LGTB. No toda la congregación aceptó el cambio y decidieron “separarse pacíficamente”. Un cambio de actitud que puede parecer poco, pero en una iglesia baptista es mucho. No debe olvidarse que los baptistas, agrupados en su mayoría en Estados Unidos en la Convención Baptista Sureña, son profundamente conservadores y que su postura oficial afirma que “los cristianos deberían oponerse al racismo, a toda forma de avaricia, egoísmo y a toda forma de inmoralidad sexual, incluyendo el adulterio, la homosexualidad y la pornografía”. No en vano, la exclusión de la congregación de Cortez de la Convención es inminente.
Pastor trans predica en la Catedral Nacional de Washington
No es la única noticia positiva que nos ha llegado del ámbito religioso estadounidense. Esta semana hemos conocido también que en la Catedral Nacional de Washington, de la Iglesia episcopaliana, ha predicado por vez primera un pastor trans, Cameron Partridge. Se trata, conviene recordar, de uno de los templos cristianos más importantes de Estados Unidos, con una notable trayectoria en la defensa de las personas LGTB. En enero de 2013, por ejemplo, se anunció que se celebrarían allí bodas del mismo sexo. Con motivo de la sentencia del Tribunal Supremo anulando la sección tercera de la DOMA, la norma que prohibía a la administración federal reconocer los matrimonios entre personas del mismo sexo, sus campanas tañeron durante casi una hora. La predicación de Partridge es pues plenamente coherente con su línea de acción. En palabras del reverendo Gary Hall, decano de dicha catedral, “Como activista tanto dentro de la Iglesia como en la comunidad en general, espero que la presencia de Cameron en el púlpito enviará un mensaje simbólico de apoyo a una mayor igualdad para la comunidad transgénero, que sufre violencia, discriminación, desempleo, carencia de hogar y desigualdad económica”.
Cameron Partridge es uno de los siete sacerdotes abiertamente trans de la rama estadounidense de la comunión anglicana. Poco antes de ordenarse comentó a su obispo Thomas Shaw que estaba en transición de mujer a varón. El obispo apoyó su decisión y Cameron fue ordenado. Partridge marcó también un hito al ser nombrado capellán en la universidad de Boston en 2011, y durante estos años ha trabajado activamente a favor de la inclusión de las personas trans. Como uno de los resultados más visibles, la catedral episcopaliana de Boston celebra ahora cada año un homenaje en el Día Internacional de la Memoria Transgénero, en recuerdo de quienes han muerto a causa de su identidad de género.
Noticias, en definitiva, que dejan translucir movimientos importantes en el cristianismo protestante norteamericano hacia la igualdad de las personas LGTB. Es significativo además que estos movimientos se extiendan ya más allá de las iglesias “liberales”. Iglesias como la episcopaliana acumulan ya años de aceptación progresiva de las personas LGTB, pero las iglesias baptistas, por ejemplo, siguen siendo fuertemente homófobas. A ello hay que añadir el surgimiento de figuras como el activista gay y cristiano Matthew Vines, de quien ya hemos hablado en entradas anteriores. Procedente de una familia y entorno evangélicos muy conservadores, Vines acabó por aceptar su orientación y considerarla compatible con la Biblia. Un proceso de aceptación que resultó costoso no solo para él, también para su padre, quien ha contado lo duro que le resultó aceptar la homosexualidad de su hijo, que ha traído consigo el alejamiento de su iglesia local.
Como bien ha señalado un periodista de información religiosa de Estados Unidos, parece que las visiones progresistas ganan terreno en las iglesias norteamericanas después de años en que mayoritariamente el protagonismo y la presencia mediática parecían reservadas a los conservadores.