Estrasburgo avala la transfobia de estado: ve legal obligar a una persona transexual a divorciarse para ver reconocida su identidad
Grave sentencia la que ha dado a conocer el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que avala que una mujer transexual finlandesa se vea obligada a divorciarse contra su voluntad para ver reconocida legalmente su identidad de género. La sentencia considera que ello supondría reconocer un matrimonio entre dos personas del mismo sexo, algo que no es legal en Finlandia y a lo que el tribunal de Estrasburgo no puede obligar. La sentencia argumenta además que la legislación finlandesa de uniones civiles es suficiente para garantizar aquellos derechos básicos de la pareja por los que el Tribunal de Estrasburgo está obligado a velar.
Finlandia no reconoce el matrimonio entre personas del mismo sexo. Pese a que las encuestas revelan que el apoyo es mayoritario en la sociedad finesa, su clase política lleva años resistiéndose a aprobarlo. La última vez hace menos de un mes, cuando una comisión parlamentaria emitía un dictamen desfavorable a una iniciativa legislativa popular en ese sentido que había conseguido más de 166.000 adhesiones (la más exitosa de las que han tenido lugar hasta el momento en Finlandia).
Ello lleva a situaciones tan descabelladas como la que vive Heli Hämäläinen, una mujer transexual casada en 1996 (siendo su sexo registral masculino) con otra mujer. El matrimonio tiene además una hija de 12 años. Pero cuando Hämäläinen, que ya consiguió el cambio de nombre en 2006, quiso acomodar el sexo que figura en sus documentos a su identidad femenina, el estado finlandés les dio dos opciones: o la pareja aceptaba voluntariamente convertir antes el matrimonio en una unión civil (abierta a las uniones del mismo sexo) o se divorciaba. La pareja se negó, argumentando por un lado sus convicciones religiosas contrarias al divorcio, y por otro que la unión civil no les garantizaba la misma protección legal que el matrimonio.
Tras agotar las instancias judiciales finesas, Hämäläinen llevó su caso a Estrasburgo, pero el alto tribunal europeo ha fallado ahora en su contra. Por un lado, la sentencia recuerda que la Convención Europea de Derechos Humanos, por cuyo cumplimiento vela el tribunal, no faculta a este para obligar a los estados que no lo quieran a permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo. Por otro lado, el texto considera que en este caso no existen efectos legales por lo que a la responsabilidad, custodia o derechos sobre la hija del matrimonio se refiere, ya que según la legislación finlandesa estos vienen determinados por la parentalidad, con independencia del estado civil de los padres.
Hecha esta aclaración, la sentencia considera por último que la ley finlandesa de uniones civiles garantiza de forma «casi idéntica» al matrimonio los derechos por los cuales el Tribunal Europeo de Derechos Humanos está obligado a velar. «Las diferencias menores entre los dos conceptos legales no son suficientes para considerar al actual sistema finlandés deficiente desde el punto de vista de la obligación positiva del estado», argumenta.
Tres votos discrepantes
La decisión, conviene aclarar, no ha sido adoptada por unanimidad. Tres de los jueces (el húngaro András Sajó, la suiza Helen Keller y el belga Paul Lemmens) consideran que los derechos de Heli Hämäläinen si se habrían visto violados. Los jueces discrepantes argumentan además que el tribunal se ha limitado a tratar el caso como si de una pareja homosexual cisexual se tratase, sin tener en cuenta las especiales circunstancias que rodean el hecho transexual.
Puedes consultar aquí el texto íntegro de la sentencia (en inglés) así como los argumentos de los jueces discrepantes.
Colectivos LGTB lamentan la decisión
Los colectivos LGTB europeos han lamentado profundamente la sentencia. La directora ejecutiva de ILGA Europa, Evelyne Paradis, cree que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha desaprovechado una oportunidad de oro «para condenar la humillación y las prácticas discriminatorias» contra las personas transexuales, a las que en numerosos países de Europa se obliga a poner fin a sus matrimonios para poder ver reconocida su identidad.
Nuestros pensamientos están hoy con Heli Hämäläinen y con su familia. El tribunal ha decidido que sus derechos como familia son inferiores», ha expresado con rotundidad Arja Voipio, copresidenta de Transgender Europe. «El veredicto demuestra que las cuestiones que tienen que ver con la transexualidad siguen sin ser adecuadamente entendidas», ha añadido.
«Se ha perdido una oportunidad para situar al Tribunal [Europeo de Derechos Humanos] en línea con los llamamientos de los numerosos especialistas en derechos humanos a no poner a las personas transexuales ante el dilema de tener que elegir entre el reconocimiento legal de su identidad de género y otros derechos humanos, como el derecho al matrimonio. Hoy se ha dicho a aquellos estados europeos que todavía obligan a las personas transexuales a renunciar a sus derechos más básicos que su aproximación es aceptable. Lo que no es aceptable», ha expresado por su parte otro de los copresidente de Transgender Europe, el abogado Alecs Recher.
No es la clase política de Finlandia la que se niega a reconocer el matrimonio homosexual. Es la clase política conservadora y ultraderechista la que se niega. No metáis en el mismo saco a todos los políticos finlandeses.
Cuando es transfobia lo llaman homofobia, y ahora, cuando es homofobia, transfobia?
A ella le reconocen su sexo, lo que le niegan es tener un matrimonio homosexual. Están contra la homosexualidad, no contra la transexualidad, por lo tanto es homofobia.