El papa Francisco aprovecha su nueva encíclica «ecologista» para lanzar un sutil mensaje de LGTBfobia
La encíclica Laudato si’ («Alabado seas») del papa Francisco sobre el medio ambiente ha recibido alabanzas generalizadas y ha reforzado el prestigio que Jorge Bergoglio parece haber alcanzado en ámbitos progresistas. Hay razones para ello, sin duda: el papa asume la tesis de que el desarrollo humano contribuye al calentamiento global y llama a adoptar las medidas necesarias para combatir este fenómeno. Hasta ahí nada que objetar… si no fuera porque el papa aprovecha su segunda encíclica para lanzar un nuevo aunque sutil ataque LGTBfobo.
El fragmento de texto se enmarca en los ataques que Francisco viene haciendo en los últimos meses a la «teoría de género», término que desde el ámbito más conservador ha acabado siendo utilizado para denigrar tanto al feminismo como a buena parte de las reivindicaciones del colectivo LGTB, muy especialmente la lucha en favor de los derechos de las personas transexuales.
Es, en concreto, en el punto 155 de la encíclica, donde Francisco aprovecha para considerar que el respeto a la ecología incluye «la aceptación del propio cuerpo como don de Dios» y su «valoración en su femineidad o masculinidad» para «reconocerse a sí mismo en el encuentro con el diferente». «Cancelar la diferencia sexual» no es una actitud sana, según Francisco:
La ecología humana implica también algo muy hondo: la necesaria relación de la vida del ser humano con la ley moral escrita en su propia naturaleza, necesaria para poder crear un ambiente más digno. Decía Benedicto XVI que existe una «ecología del hombre» porque «también el hombre posee una naturaleza que él debe respetar y que no puede manipular a su antojo». En esta línea, cabe reconocer que nuestro propio cuerpo nos sitúa en una relación directa con el ambiente y con los demás seres vivientes. La aceptación del propio cuerpo como don de Dios es necesaria para acoger y aceptar el mundo entero como regalo del Padre y casa común, mientras una lógica de dominio sobre el propio cuerpo se transforma en una lógica a veces sutil de dominio sobre la creación. Aprender a recibir el propio cuerpo, a cuidarlo y a respetar sus significados, es esencial para una verdadera ecología humana. También la valoración del propio cuerpo en su femineidad o masculinidad es necesaria para reconocerse a sí mismo en el encuentro con el diferente. De este modo es posible aceptar gozosamente el don específico del otro o de la otra, obra del Dios creador, y enriquecerse recíprocamente. Por lo tanto, no es sana una actitud que pretenda «cancelar la diferencia sexual porque ya no sabe confrontarse con la misma».
No faltarán, seguramente, los que nos acusen de ser exagerados, pero lo cierto es que las palabras de Francisco en este punto son coherentes con las que ya pronunció hace unos meses, cuando en una entrevista comparó la «teoría de género» con las armas nucleares. “Pensemos en las armas nucleares, en su capacidad de aniquilar en unos pocos instantes un alto número de vidas humanas. Pensemos en la manipulación genética, en la manipulación de la vida, o en la teoría de género, que no reconocen el orden de la creación. Con esta actitud, el hombre comete un nuevo pecado contra Dios el Creador», expresaba entonces.
Y hace escasas semanas, en unas palabras dirigidas a los obispos de Puerto Rico, Francisco aseguraba que «la complementariedad entre hombre y mujer, vértice de la creación divina, ha sido puesta en discusión por la llamada ideología de género, en nombre de una sociedad más libre y justa».
Cañizares: la «ideología de género», incompatible con la ecología
No somos, por otra parte, los únicos que hemos percibido el mensaje. El arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, que ya en otras ocasiones ha hecho declaraciones LGTBfobas, resaltaba este mismo aspecto de la nueva encíclica. «La ideología de género es incompatible absolutamente con la ecología, porque niega la naturaleza», ha declarado, al comentar el texto de Francisco. La cadena SER llegaba a interpretar las palabras de Cañizares asegurando que de ellas se desprendía que «abortistas y homosexuales no son ecologistas»…
Si hace pocos días poníamos el acento en las esperanzas de avance del mundo católico en materia LGTB al recoger la noticia del próximo encuentro de Francisco con el activista paraguayo Simón Cazal, hoy no nos queda más remedio que hacerlo en el sentido contrario. Una de cal y otra de arena, parece ser la constante del papa argentino en su relación con la realidad LGTB. Y por el momento, ningún cambio doctrinal.
cuando parece que da un paso a favor retrocede tres en contra. no entiendo esa ambigüedad ¿pasara algo en el sinodo de octubre?
Ni Cañizares ni Bergoglio me van a dar lecciones de ecología, los invito a la finca donde vivo, comerán verduras, frutas y huevos con los sabores auténticos que ya se han perdido en las ciudades. Comprobarán como la asociación de plantas y fauna hace innecesarios cualquier tipo de químico o veneno. Y verán también a dos lesbianas y un gay rurales.
Por lo que veo esto de ponernos contra la ecología y la naturaleza es el nuevo gancho para reclutar homófobos. Le propongo a Bergoglio que comparemos nuestras huellas ecológicas y nuestras austeridades. Quizás un gay le gane.
La Iglesia mexicana carga contra el matrimonio homosexual
Excelente análisis de un periodista de El País sobre el cambio de tono de la iglesia:
http://www.queerblog.it/post/193215/enciclica-laudato-si-papa-francesco-attacca-teoria-gender
Pues es verdad.
En fin, citar la fuente no estaría mal… Es la diferencia entre plagiar y difundir.