Chile: la justicia se reafirma y otorga el cuidado de una menor a su madre no biológica tras romper con la madre biológica
Importante paso adelante de la justicia chilena, que ha concedido el cuidado de una niña a una madre no biológica, Jacqueline Díaz, después de su ruptura con la madre biológica. Se da la circunstancia, además, de que Jacqueline tiene ahora una nueva pareja, Margarita. Ya en marzo hacíamos referencia al caso, después de que a Díaz le fuese concedida el cuidado provisional de la niña. Pero era una decisión temporal, que ahora se hace firme. La sentencia, que sitúa los derechos de la menor por encima otras consideraciones, supone un hito en el reconocimiento de la homoparentalidad en Chile.
En el momento de nacer la niña, que tiene ahora 5 años, Jacqueline Díaz y C.B. eran pareja. Cuando la relación terminó, esta última (madre biológica) abandonó el hogar y dejó a la menor bajo el cuidado de Jacqueline. A finales de 2015, ambas madres acordaron que la niña pasaría parte de las fiestas navideñas con C.B., pero esta no la devolvió en la fecha acordada. A partir de ahí comenzó la batalla legal. Jacqueline acudió a la justicia para reclamar que la niña volviera al que siempre ha sido su hogar. El Primer Juzgado de Familia de San Miguel (una de las comunas de Santiago, la capital chilena) le dio provisionalmente la razón.
La jueza Beatriz Ramírez, basándose en los informes disponibles, resolvió entonces que era Jacqueline la que mejor garantizaba la mejor cobertura de sus necesidades básicas y emocionales de la niña, considerando probado que ella era la que la había cuidado (así lo atestiguaban documentos sanitarios y escolares), proporcionándole además una «excelente asistencia». Las educadoras del colegio, de hecho, aseguraban no conocer ni a la madre biológica ni al padre biológico de la niña. Otro de los elementos que había pesado es el hecho de que ya en mayo de 2015 C.B. se llevó a la niña durante dos meses del hogar de Jacqueline, devolviéndola con signos físicos y emocionales de mal cuidado.
Ahora es otra jueza del mismo juzgado, Roxanna Aracena, la que ha confirmado la decisión, pese a la oposición tanto de la madre biológica como del padre biológico (que tras estar ausente todos estos años parece que ahora decidió empezar a interesarse por la niña). Una decisión que el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual de Chile (MOVILH), que ha ayudado a Jacqueline en su batalla legal, considera de máxima relevancia en un momento histórico clave para el avance de los derechos LGTB en ese país. «Tal resolución implica un reconocimiento inédito de un tribunal respecto a la homoparentalidad, en tanto se basa en la idea de que hay dos figuras maternas, una de crianza y otra biológica, siendo para ojos de la justicia solo la primera la que garantiza estabilidad a la niña. El paso siguiente debiera ser la lucha por la tuición definitiva por parte de Jacqueline, teniendo a su favor la determinación de hoy», expresa el MOVILH en su página web.
Para el portavoz de este colectivo, Rolando Jiménez, «es claro que con este caso salta a la vista lo absurdo de prohibir la crianza y la adopción homoparental en Chile, pues la justicia no solo sabe sobre la existencia de parejas del mismo sexo que cuidan hijos. Además, pone como primera consideración el interés superior del niño a la hora de decidir conflictos por el cuidado personal, al margen de la orientación sexual de los padres y madres”.
Chile, un momento clave para los derechos LGTB
Como ya adelantamos en junio, el Estado chileno y el MOVILH han alcanzado una solución amistosa en torno a la demanda interpuesta por este colectivo ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por la prohibición a las parejas del mismo sexo de contraer matrimonio en Chile. El acuerdo (que puedes descargar aquí) ha desembocado en la reactivación del proceso parlamentario para aprobar una ley de matrimonio igualitario.
De desarrollarse todos los puntos contemplados en el acuerdo, Chile, que ya ha dado algunos pasos importantes (como la aprobación de las uniones civiles) pasaría a situarse en primera línea del reconocimiento jurídico de los derechos LGTB. Implicaría aceptar el matrimonio igualitario y la adopción homoparental, así como reconocer como tal al conviviviente que haya actuado como padre o madre, con independencia de la existencia de consanguinidad (como sucede en el caso de Jacqueline Díaz y su hija). Pero también medidas a favor de las personas trans (que podrían modificar su sexo legal mediante un simple trámite administrativo), un refuerzo de la legislación antidiscriminatoria ya vigente en Chile (la conocida como «ley Zamudio») y medidas en el ámbito educativo.
Ya lo indicamos entonces: el proceso no será fácil. Aunque la composición del Congreso que salió de las últimas elecciones permite tener esperanzas, la mayoría que permita la aprobación definitiva de estas reformas no está asegurada. En este sentido, la inclusión de la adopción homoparental se prevé uno de los puntos calientes de la discusión. La principal oposición, previsiblemente, vendrá de la UDI (Unión Demócrata Independiente), principal partido de la derecha chilena, algunos de cuyos diputados ya anunciaron la posible presentación de una propuesta de reforma la Constitución de Chile para prohibir expresamente el matrimonio igualitario. También es previsible una fuerte oposición desde ámbitos religiosos, tanto la Iglesia católica como desde las pujantes iglesias evangélicas.
Confiemos en que avances como el conocido estos días en el caso de Jacqueline Díaz y su niña sirvan para allanar el camino.