La policía ugandesa interrumpe la celebración del Orgullo LGTB en Kampala y detiene a varios activistas
El pasado jueves, 4 de agosto, la policía interrumpió la celebración del Orgullo LGTB en Kampala, la capital ugandesa, llevando a cabo una redada en el Club Venom. Los asistentes fueron retenidos una hora y media, tiempo durante el cual sufrieron numerosas vejaciones. Al menos 16 personas, la mayoría de ellos reconocidos activistas LGTB, fueron además detenidos, siendo puestos en libertad sin cargos horas después.
Todo ocurrió el 4 de agosto por la noche, durante el tercer día de celebración del Orgullo LGTB ugandés. El evento que tenía lugar en ese momento era la coronación de Mr./Ms./Mx. Uganda Pride, el cual fue interrumpido por la redada de la policía. Los asistentes permanecieron retenidos en el local durante aproximadamente hora y media, tiempo durante el cual fueron golpeados y sometidos a humillaciones. Además, se les hicieron fotografías y se les amenazó con difundirlas públicamente (algo que ya ha sucedido en ocasiones anteriores en ese país, como cuando acción el tabloide Red Pepper dio a conocer 200 nombres de personas LGTB o que apoyaban sus derechos). Algunos testigos aseguran que el trato fue mucho más cruel hacia las personas transexuales. La tensión del momento fue tal que un joven saltó desde un sexto piso con la intención de escapar de la policía. Se encuentra hospitalizado en estado grave.
Al menos 16 personas fueron finalmente detenidas y llevadas a comisaría. Entre los detenidos se encuentran activistas del país como Frank Mugisha y Pepe Julian Onziema, dirigentes de la organización Sexual Minorities Uganda (SMUG) y Clare Byarugaba de Chapter Four Uganda, organización ugandesa a favor de los derechos humanos que lucha contra de la legislación homófoba del país. Entrada la noche, alrededor de la 1:20 de la madrugada, los detenidos fueron puestos en libertad sin cargos.
Varias organizaciones de derechos humanos, como Human Rigths Watch, han denunciado estas actuaciones policiales, mostrando que los cuerpos de seguridad están para proteger el derecho a la asociación pacífica y asamblea de cualquier ciudadano, y no para violar estos derechos. Por su parte, la policía se defiende alegando que no se les había informado de la celebración de este acto y que creían que se estaba celebrando una boda homosexual, lo cual violaría las leyes homófobas del país. Los organizadores del evento aseguran que sí se les había informado debidamente, al igual que de los actos celebrados en días anteriores, en los que no tuvo lugar ningún tipo de incidente.
Uganda: una pesadilla continua
La situación de las personas LGTB en Uganda es muy complicada. La presidenta del Parlamento, Rebecca Kadaga, insiste en reintroducir la ley que endurecía el trato penal a la homosexualidad, aprobada por el Parlamento en diciembre de 2013 y a la cual ella misma llegó a llamar «un regalo de Navidad». La ley finalmente fue invalidada por el Tribunal Constitucional a causa de una falta de procedimiento: se había aprobado sin el quórum necesario.
Por otra parte, se suceden los ataques a la libertad de reunión y asociación que citábamos antes. En noviembre de 2015, de hecho, se aprobó una ley que permite al gobierno tener un control férreo sobre las ONG y asociaciones del país, pudiendo no autorizar sus actividades e incluso disolverlas si no se adecuan al «interés público» o si son «contrarias a la dignidad del pueblo de Uganda». Las asociaciones LGTB ya avisaron de su peligro, ya que los activistas que trabajen en una organización que no cuente con el visto bueno del gobierno pueden llegar a ser encarcelados. Ello supone llevar la lucha por los derechos LGTB a la ilegalidad.
Queda la esperanza de que la presión exterior, como ha sucedido en ocasiones anteriores, rebaje la intensidad de los ataques que desde el Estado ugandés está recibiendo el colectivo LGTB. La administración Obama, por ejemplo, ha jugado un papel importante en este sentido (papel que corre peligro cierto si los republicanos recuperan en noviembre la Casa Blanca). Pero conviene tener en cuenta que no todo depende del marco jurídico: la sociedad civil ugandesa también es fuente de ataques homófobos. Un ejemplo es el intento de linchamiento a un grupo de hombres homosexuales o los ataques que reciben los activistas que intentan llevar adelante la lucha. Son muy numerosos los frentes en los que hay que seguir trabajando.