Francisco, y no Cañizares, fue el que por primera vez calificó de «maldad» el «adoctrinamiento» de niños en la «ideología de género»
Este viernes diversos medios de comunicación reproducían en grandes titulares la última andanada de odio del cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, contra la aprobación por parte de la Generalitat Valenciana de nuevas normas contra la discriminación de las personas LGTB, y muy en especial de las personas transexuales. Nada especialmente sorprendente: la jerarquía católica reproduce ahora en la Comunidad Valenciana el mismo comportamiento que hace solo unos meses en la Comunidad de Madrid. Sin embargo, nos llama la atención que la frase que más titulares copó, sobre la «maldad» que supone, según Cañizares, «adoctrinar a los niños en la ideología de género», no se atribuya al que realmente la pronunció por primera vez, y de quien el arzobispo de Valencia simplemente se hacía eco: el papa Francisco.
La andanada de odio de Cañizares adquiere esta vez forma de carta pastoral, titulada La gran urgencia: salvar a la familia, y adelantada por Paraula, publicación dependiente del propio arzobispado de Valencia. En ella, y ante la inminente aprobación de la nueva ley integral de transexualidad valenciana (asunto que hace pocos días saltaba de nuevo a la actualidad al adelantar la Generalitat Valenciana su protocolo para garantizar el derecho del alumnado trans de los centros públicos a su identidad de género), Cañizares arremete directamente contra los avances en materia LGTB que se están dando en diferentes comunidades autónomas. «Las cosas son así también en nuestra Comunidad Valenciana que, como otras ocho comunidades autonómicas españolas, pretende imponer, a modo colonizador de las conciencias y aún por la fuerza, esta ideología mediante una legislación inicua que se encuentra en estos momentos en las Cortes Valencianas para su tramitación y su aprobación si no lo remedian los que deberían remediarlo», asegura.
«Por eso, en defensa del hombre y de la familia, también de la democracia que nos dimos en España con sus derechos y libertades que tutela, la cual no es posible sin la verdad del hombre y de la familia, y, precisamente, en nombre de los hombres y de la familia, y en nombre de Dios garante del hombre y de la familia, pido, con mano tendida y apertura, a quien corresponda que repiensen las cosas y no vayan contra el hombre ni contra la familia. Todavía estamos a tiempo. Los considero auténticos demócratas, y no me gustaría que se convirtiesen en dictadores o tiranos. Mi esperanza y así lo imploro es que se repiensen con responsabilidad, sosiego y prudencia de gobierno las cosas», añade en otro momento del texto.
Cañizares utiliza las palabras de Francisco
La base de la argumentación de Cañizares no es otra que las propias palabras del papa Francisco sobre lo que la jerarquía católica ha dado en llamar «ideología de género», y su pastoral reproduce literalmente dos momentos en los que el papa hizo declaraciones sobre el tema. Las dos las recogimos, de hecho, en dosmanzanas. La primera fue este pasado verano, en un encuentro con obispos polacos, en el que Francisco aseguró: «Quisiera concluir aquí con este aspecto, porque detrás de esto hay ideologías. En Europa, América, América Latina, África, en algunos países de Asia, hay verdaderas colonizaciones ideológicas. Y una de estas —lo digo claramente con «nombre y apellido»— es el gender [ ‘gender’ o ‘ideología de género’ es la expresión que el ámbito más conservador utiliza para denigrar tanto al feminismo como a buena parte de las reivindicaciones del colectivo LGTB, muy especialmente en los últimos tiempos la lucha en favor de los derechos trans]. Hoy a los niños —a los niños— en la escuela se enseña esto: que cada uno puede elegir el sexo. ¿Por qué enseñan esto? Porque los libros son los de las personas y de las instituciones que dan el dinero. Son las colonizaciones ideológicas, sostenidas también por países muy influyentes. Y esto es terrible».
Otras declaraciones que Cañizares reproduce literalmente en su pastoral tuvieron lugar este otoño, cuando al regreso de un viaje a Georgia en el que tuvo palabras muy duras sobre la “guerra mundial” contra el matrimonio y las supuestas maldades de la “teoría de género”, los periodistas le pidieron aclarar sus palabras. «Aquello sobre lo que hablé es esa maldad que hoy se hace con el adoctrinamiento de la teoría de género. Me contaba un papá francés que en la mesa estaba hablando con sus hijos, y le preguntó al hijo de 10 años: “¿Tú qué vas a ser de grande?” “¡Una chica!”. Y el papá se dio cuenta de que en los libros de escuela se enseñaba la teoría de género, y esto va contra las cosas naturales», explicó entonces Francisco. «Consecuentemente adoctrinar a los niños en ideología de género es una maldad», concluye Cañizares, ya con sus propias palabras.
Desde dosmanzanas venimos tiempo refiriéndonos a este aspecto. El papa Francisco, pese a algunos gestos mediáticos amables hacia personas concretas (como Diego Neria, el hombre transexual español al que recibió privadamente en 2015 tras conseguir este hacerle llegar una carta) sigue dando alas a la discriminación de las personas trans. Y es que el argentino, a diferencia de sus predecesores, parece haber escogido a las que al fin y al cabo constituyen el colectivo más vulnerable dentro de este grupo como objeto primordial de sus ataques en materia LGTB. En su ya famosa encíclica “ecologista” Laudato si’, Francisco vertía de hecho el que posiblemente ha sido el más importante ataque a las personas transexuales surgido del ámbito católico en los últimos años. Es, en concreto, en el punto 155 de la encíclica, donde el papa aprovecha para considerar que el respeto a la ecología incluye “la aceptación del propio cuerpo como don de Dios” y su “valoración en su femineidad o masculinidad” para “reconocerse a sí mismo en el encuentro con el diferente”. Según aseguraba el papa, “cancelar la diferencia sexual” no es una actitud sana.
Francisco es el vivo ejemplo de la manipulación mediática a la que nos someten los medios de comunicación. Incluso aquellos medios y periodistas aparentemente más progresistas han sucumbido a los cantos de sirena de este charlatán que se ha ganado la inmerecida fama de abierto e innovador.
Resulta curiosos cómo siempre que los periodistas hacen alusión a las supuestas bondades de este señor en materia LGTB, aludan a las declaraciones hechas en un avión ante la pregunta de qué opinaba sobre los gays: «¿quién soy yo para juzgarlos»?. Y con eso, la limpieza cosmética ya esta en marcha. Una pregunta posiblemente pactada con el medio que se la hizo (¿nadie se planteó a qué venía en ese momento la pregunta?) , y tras esto ningún medio se molesta en hacer un seguimiento serio y riguroso sobre la verdadera conducta y las declaraciones infames de este señor en materia LGTB durante su papado.
No se le puede negar que es un genio a la hora de hacer marketing. Claro que para eso tiene que contar con la complicidad de unos medios de comunicación manipuladores que ni siquiera se molestan en contrastar su trayectoria. La prueba la tenemos en la diferencia que existe entre las noticias que se dan aquí sobre Francisco y las que se suelen leer en los medios generalistas. Puede que si fuera sobre otro tema se esmerasen más pero tratándose de LGTb…es materia maría y no parece que les merezca la pena perder el tiempo indagando sobre la verdadera cara de este sujeto. Quizá simplemente sean malos periodistas.
¡Follaniños, follaniños everywhere!
¿Para cuando la ILEGALIZACIÓN de esta sécta-máfia con más crímenes a sus espaldas que pelos tienen los perros?