Un joven gay de 17 años, asesinado por su propia madre en Brasil

Espantosa noticia la sucedida en Cravinhos, localidad brasileña del estado de São Paulo (Brasil) donde una madre ha confesado el asesinato de su propio hijo, abiertamente gay. Todo apunta, de hecho, a que la mujer actuó guiada por el odio homófobo. La muerte ocurrió el 29 de diciembre, aunque su cuerpo carbonizado no fue encontrado hasta varios días después en un cañaveral.

Fue su abuela paterna la que denunció la desaparición de su nieto Itarbelly Lozano, de 17 años, tras dejar de tener noticias de él. La policía brasileña no tardó demasiado en atar cabos ante la frialdad que la madre mostró. De hecho, Tatiana Lozano no tardó en confesar el crimen, si bien en un primer momento contó a la policía que había apuñalado a su hijo en defensa propia en el curso de una discusión. Argumentó, entre otras cosas, que su hijo consumía drogas y que la había amenazado tanto a ella como a su marido (padrastro de Itarbelly) y a su otro hijo, de cuatro años. Posteriormente ella y su marido, Alex Pereira, al que ella exculpa de la muerte, cargaron con el cuerpo y lo arrojaron a un cañaveral, donde le prendieron fuego.

Sin embargo, Tatiana Lozano ha acabado por admitir que en realidad todo fue resultado de un plan premeditado. La madre había contratado a dos jóvenes para que dieran «un correctivo» a su hijo por ser homosexual (Miller da Silva Barissa, de 18 años, y Víctor Roberto da Silva, de 19, han sido ya detenidos). Aunque sigue sin conocerse el detalle de cómo sucedieron los hechos, las noticias más recientes apuntan a que la madre, después de que su hijo decidiera marcharse a casa de su abuela paterna el día de Navidad, le tendió en realidad una trampa para que volviera a su casa, donde los jóvenes ahora detenidos le dieron una paliza. En cualquier caso, habría sido la madre la que acabó acuchillando a su hijo. La mujer ha seguido sosteniendo que su marido no tuvo nada que ver aunque sí que le ayudó a deshacerse del cadáver.

Miembros de la familia de Itarbelly, como su tío Dário Rosa, han confirmado de hecho que pese a la apariencia de normalidad que madre e hijo muestran en diversas fotografías divulgadas en redes sociales, Tatiana sentía un fuerte rechazo hacia la homosexualidad de su hijo. De hecho ya desde los primeros días defendían que la causa del asesinato era la homofobia de la mujer.

Los hasta ahora cuatro implicados identificados en la agresión, muerte y ocultamiento del cadáver de Itarbelly han ingresado ya en prisión.

No se nos ocurre mucho más que decir para expresar el espanto que nos produce esta noticia. Por desgracia, no es el primer caso de personas LGTB que, víctimas del odio, mueren asesinadas por sus propias familias. Lo hemos visto, además, en lugares muy diversos, como Turquía, donde los crímenes de honor que acabaron con la vida de Ahmet Yidiz (joven gay de 26 años asesinado por su padre), de Roşin Çiçek (adolescente gay de 17 años asesinado por su padre y dos tíos) o de Ramazan Çetin (una joven transexual de 24 años asesinada por su hermano) siguen siendo una lacra. O en Estados Unidos, donde una madre sometió a torturas y malos tratos que le condujeron a la muerte al pequeño Gabriel Fernandez, de 8 años (al que le encantaba jugar con muñecas y del que rechazaba la posibilidad de que fuese homosexual), o donde otra madre asesiná alpequeño Zachary Dutro-Boggess, de solo 4 años, del que llegó a lamentar que «andase y se expresase» como si fuese homosexual. Por no hablar de tantos y tantos suicidios directamente precipitados por el odio y la incomprensión familiar (nos viene ahora a la memoria, por mencionar solo un ejemplo, el niño de 12 años que en 2015 se quitó la vida en Perú después de que su padre le rapara el cabello como castigo por ser gay). Historias desgarradoras que nos impulsan a seguir batallando.