Cirilo I, patriarca de Moscú y cabeza de la Iglesia ortodoxa rusa, equipara el matrimonio entre personas del mismo sexo al nazismo
El patriarca de Moscú y cabeza visible de la Iglesia ortodoxa rusa, Cirilo I, ha comparado el matrimonio entre personas del mismo sexo al nazismo, en una entrevista concedida en Kirguistán, país en el que presentaba la traducción al kirguís de su libro Libertad y responsabilidad: en busca de la armonía. Las homofobia del máximo líder religioso ruso no es ningún secreto (ya en el pasado hemos recogido otras declaraciones apocalípticas sobre el matrimonio igualitario) pero la comparación con el nazismo no deja de resultar especialmente repulsiva en un momento como el actual, en el que la persecución de las personas LGTB en algunos territorios de la Federación Rusa amenaza con convertirse en un auténtico genocidio.
Para Cirilo, las leyes que permiten el matrimonio entre personas del mismo sexo «rompen con la naturaleza del hombre» y «con la moral», por lo que resulta lícito rebelarse contra ellas, exacatamente igual, en su opinión, a las leyes aprobadas por el régimen nazi o al apartheid (según señala oportunamente Moscow Times, Cirilo repetía la comparación que ya hizo el pasado noviembre a una entrevista a Russia Today). Cirilo mencionaba expresamente el caso de la ley francesa de matrimonio igualitario como ejemplo de una ley ante la que «el pueblo» se había rebelado y que los políticos habían aprobado, según su particular interpretación de la democracia representativa, contra la voluntad popular.
No podemos decir que las palabras de Cirilo nos sorprendan especialmente, dados sus antecedentes. Ya en 2013 recogíamos otras declaraciones suyas en un acto en la catedral de Kazán, en plena Plaza Roja, en las que argumentaba que el reconocimiento del matrimonio entre personas del mismo sexo era “un signo del apocalipsis” que demostraba que la humanidad parece haber escogido “la vía de la autodestrucción”. El líder de la iglesia ortodoxa rusa mostraba además su respaldo a la legislación homófoba que su país acababa de aprobar, que prohíbe informar positivamente de la homosexualidad a menores, a la vez que permite que quienes simplemente enarbolan una bandera arcoíris o reivindican la celebración del Orgullo sean detenidos, sancionados con multas considerables o incluso encarcelados.
Ya entonces destacábamos como la homofobia de Cirilo se ha hecho más transparente en paralelo al deterioro de la situación de las personas LGTB en su país (años antes, cuando aún no había hecho acto de presencia en toda su crudeza la homofobia de estado en Rusia, se mostraba más comedido, asegurando entonces que aunque su iglesia contempla la homosexualidad como un pecado, ello no justificaba la discriminación de las personas homosexuales). Pero en cualquier caso resulta especialmente miserable que sea ahora, cuando la persecución homófoba en Chechenia (una república de la Federación Rusa) amenaza con convertirse en un auténtico genocidio, que el patriarca de Moscú compare un avance en la igualdad de derechos con las leyes del nazismo. Y muestra, a las claras, cual es la verdadera catadura moral del cabeza de la Iglesia ortodoxa rusa, con diferencia las más numerosa e influyente de todas las iglesias ortodoxas.
Y lo dicen ellos… «casados» con un amigo imaginario, impositores de su credo a como dé lugar…. puajjjjjjjj
La religión mata.
Que poca vergüenza, la analogía no puede ser más hiriente cuando eran precisamente los nazis los que envíaban a los homosexuales a los campos de concentración, donde los marcaban con el triángulo rosa.