¿Generación sin armario?
Hace una semana EL PAIS SEMANAL publicaba un interesante reportaje titulado “Generación sin armario”, en el que un grupo de jóvenes homosexuales en torno a los veinte años contaba cómo es la nueva realidad afectiva de una generación que se niega a ocultar su orientación sexual. Rebosante de optimismo desde el propio título, el reportaje está hilvanado a través de las voces de varios testimonios, – estudiantes universitarios y urbanitas todos ellos-, que, mediante sus experiencias personales, cuentan la relativa facilidad que tienen ahora los jóvenes para salir del armario, enfrentarse al mundo y no “perderse su juventud”.
No puedo estar más en desacuerdo con el, a mi juicio, excesivo tono optimista que se desprende del reportaje firmado por Luz Sánchez-Mellado. La autora del trabajo admite que sólo ha centrado su estudio en jóvenes urbanitas y universitarios, sin embargo da la sensación de que generaliza al titularlo “generación sin armario”. En mi opinión en el reportaje se comete un error de bulto: analizar una muestra sesgada de la población de jóvenes de veinte años. ¿Y el mundo rural?, ¿Y las pequeñas ciudades?, ¿Y los trabajadores no cualificados? ¿Y los inmigrantes?, ¿no son ellos acaso parte de una generación?, ¿ellos no cuentan en un estudio sobre la normalización de la homosexualidad?, evidentemente ellos también son parte de una generación, pero no de esa idílica generación sin armario de la que habla el reportaje. Es obvio que hemos avanzado mucho en la normalización, pero también lo es que el avance ha sido muy desigual: mientras en Madrid tenemos un barrio como Chueca, en muchas capitales de provincia ni siquiera hay un colectivo LGTB al que ir a conocer a otras personas de tu misma orientación sexual. Sólo podremos hablar de una generación sin armario cuando hayamos erradicado del todo la homofobia, porque mientras sigua existiendo ese dañino prejuicio atávico siempre habrá muchos gays y lesbianas que – en unos lugares más que en otros, y en unas circunstancias personales más que en otras- no se atrevan nunca a dar ese difícil paso que es salir del armario. Y aunque tenemos la legislación más avanzada del mundo, mucho me temo que en la erradicación de la homofobia no hemos avanzado tanto como podría parecer, especialmente en los lugares y entre los colectivos que omite el estudio realizado por EL PAÍS.
Me ha llamado la atención en el reportaje el tipo de familias a las que pertenecen varios de los jóvenes entrevistados: los padres de Marta son unos “padres de anuncio” (psicóloga la madre y consultor el padre), y respecto a los de Alex, ambos son profesionales liberales (personas, por tanto, con una formación académica). Creo que en esto también hay un sesgo importante en el reportaje. Yo soy profesor en un instituto de Formación Profesional de un barrio popular de Madrid, y puedo asegurar que los “padres de anuncio” son un bien muy escaso. Marta, la joven entrevistada en el reportaje, dice que no estuvo ni un solo mes en el armario, que se lo contó a sus padres con catorce años. ¿Lo habría hecho si no le hubiese tocado la lotería de tener unos “padres de anuncio”?. ¿Cuántos jóvenes tienen unos padres así? El caso de Marta es tan excepcional y tan poco representativo de la totalidad como el de Hossain, el joven musulmán que le contó a su padre que era gay y cuando se lo dijo le dio un abrazo… (Otro “padre de anuncio” dentro del mundo musulmán…). Desgraciadamente las cosas no son así en la mayoría de las veces, los casos de Marta, de Hossain y de muchos de los entrevistados sólo muestran una esperanzadora tendencia hacia la normalidad, pero en mi opinión no representan a una generación.
Es evidente que esta generación de veinteañeros – incluso los que viven en el entorno sociocultural más desfavorable-, lo tiene mucho más fácil que las anteriores, porque tiene muchas cosas que nosotros no tuvimos a su edad –referentes positivos, Internet, leyes avanzadas…-, pero es un error generalizar y no distinguir las dos velocidades de la normalización. Creo que el reportaje firmado por Luz Sánchez-Mellado es bienintencionado y rezuma cariño hacia el colectivo homosexual, pero es ingenuo. ¿Alguien se imagina un reportaje sobre el impacto de la crisis económica en el que sólo se entrevista al sector más acomodado de la población?
Nada que añadir, Rafael. Te felicito por tu tu reflexión acertadísima. Y conste que en esto me gustaría que te hubieras equivocado. Un abrazo.
Excelente artículo, Rafael, a mi, como a “nosolopienso”, me encantaría compartir las conclusiones del artículo. Lamentándolo mucho, yo también he podido conocer en los últimos meses varias situaciones de jóvenes veinteañeros, que según el trabajo de ese medio de prensa tan progre ya viven tan felices fuera del armario.
Yo, sin ser periodista, pude saber del caso de un joven musulmán que fue espulsado de casa el mismo día que salió del armario, el de un joven de veintitantos que asume como natural no dar un disgusto a sus padres dando a conocer en su medio familiar lo que todo el mundo ya sabe de sobra, o los problemas de un joven, de un medio nada marginal ni humilde, que al decidir salir del armario ha podido percibir el disgusto de sus familiares más próximos por hacer “excesiva ostentación” de su orientación sexual y no guardar esa información para su circulo más íntimo.
Este último caso que cuento quizás sea la clave para entender el tono del reportaje del país, el entorno de este último chaval está constituido por personas que podrían perfectamente compartir ese calificativo de “progre” con la publicación. Para ellos, está claro que el joven cuenta con pleno apoyo de su círculo, no le echaron de casa cuando lo dijo, e incluso aceptaron conocer al compañero sentimental.
Para este círculo “progre” es irreprochable pedir algo de “discrección” al joven, y que deje de publicitar por ahí su orientación sexual.
Esta es sin duda una de las tareas más arduas para los colectivos LGTB, hacer entender a cierta “progresía”, que su pretendida apertura no lo es tanto, y que la homofobia, no deja de serlo cuando se camufla la discriminación comparándola con otras manifestaciones más extremas.
Pues sí, excelente artículo Rafael.
Como tú bien dices la periodista peca de excesivamente ingenua y de excesivamente bien intencionada.
Supongo que también un artículo de un suplemento no es un estudio en profundidad.
Y siempre es mejor ese artículo que ninguno. Tal vez esos jóvenes de alguna forma puedan servir de cierto referente a otros que vivan en situaciones no tan fáciles.
Hablas de los jóvenes de pequeñas ciudades y del mundo rural. Pero también (sin ánimo de querer enmendar nada) te dejas los que tal vez sufren más homofobia: todo aquel espectro amplio de juventud que vive en ciudades y barrios periféricos de grandes urbes. Los chavales de Vallecas, u Hospitalet que, teniendo las zonas gais a media hora de metro, tienen que vivir su orientación en el mayor de los armarios pq en su barrio la homofóbia puede ser mayor que que en el pueblo castellano más recóndito.
Lo que más me llama la atención de todo esto es la homobia de los padres que tienen un hijo adolescente. Y no me salen las cifras. Los padres de un chaval adolescente pueden tener entre 40 y 50 años y ya han vivido la libertad/normalidad de la democracia. Es más estos padres fueron jóvenes en los desmadres de los 80. Y ¿esto?.
Pero claro si tenemos en cuenta que jóvenes de entre veintitantos y cuarenta años son más homófobos que mis padres que tienen más de 70 ¿qué se puede esperar?.
Sin duda la conclusión es que hace falta mucha más Educación para la Ciudadanía y que, una vez conseguido mucho bueno de lo que tenemos los colectivos GLTB curren como bestias en la educación/información de esos padres jóvenes así como de los jóvenes que en unos años tendrán hijos adolescentes. Erradicar la homofobia pasa por ahí.
Excelente artículo.
Ahí le has dáo Nazareno. Estoy hasta los mismísimos huevos de la tan cacareada “ostentación”. Joder, si veo día sí y día también cómo los heteros se comen los morros, se magrean, etc, ¿por qué no acaban de entender que a nosotros también nos gusta?
Yo le suelo contestar (si se da la ocasión), de que la famosa “discreción” es igual a la mujer de antaño “en casa y con la pata quebrada”. Osea, sé lo que quieras, pero al final…. ni te menees. Pues va a ser que no.
También coincido con Lobogrino sobre las grandes ciudades. Recuerdo hace ya 20 años cuando estuve en San Francisco y su barrio de Castro, allí todos/as iban de la mano o la cintura, pero sólo allí. Ni una sola pareja fuera de ese barrio. Aquí la cosa va despacio pero aún queda mucho trigo que cosechar y muchos campos que limpiar.
Un saludo.
Vente tú a un pueblo de Albacete o cualquier parte de España y me dices si hay armario o no. Los gays sólo podemos sentirnos relativamente libres en grandes ciudades o lugares muy turísticos. Vamos, es lo que yo pienso.
Pues como yo trabajo en el mismo sector que tú, Rafael, compruebo que en el día a día los alumnos se siguen insultando con el “maricón de los cojones” y siguen rechazando al diferente de orientación sexual, de color, de situación, de gustos. Los tutores tenemos una importante labor que hacer ahí. Yo he empezado por hacerles ver que “maricón” no es ninguna ofensa; los míos, después de tres años, ya no la utilizan, al menos delante de mí; pero los de otras clases siguen en sus treces.
Coincido con buena parte de lo que dice el artículo, la situacion es radicalmente diferente dependiendo de donde la miremos y es obvio que no es tan facil salir, cuando no es particularmente dificil, en buena parte de España. Creo que el informe ultimo sobre los problemas en los centros escolares que acaba de publicarse muestra una realidad sangrante y que impide montarse un cuento idilico. No obstante no coincido con lo que se dice del reportaje. A pesar de que no me gustó particularmente el reportaje creo que escoger a un segmento de la población es perfectamente válido, máxime cuando se trataba de un reportaje acerca de jovenes que viven fuera del armario y asumen la visibilidad como un hecho natural.
Además en este aspecto, que no en otros en los que creo falla más el reportaje, no elude aclarar que es una situación que no es ni de lejos mayoritaria en España y de hecho remarca que no es casual que todos sean urbanos y universitarios. Pienso que sin dejar de marcar la realidad, este tipo de reportajes con jovenes que viven de una forma natural y libre su orientación sexual, también ayuda y no se debe juzgar tan duramente, menos cuando el mismo reportaje aclara que no están reflejando todo el espectro de situaciones que viven los jovenes lgtb.
No creo que un reportaje que arranca con este texto pretenda engañar o mostrar una realidad idílica. Solo han querido mostrar una de las caras, la visible y desarmarizada. Tiene fallos y obvias omisiones, si pero no creo que se le pueda juzgar por mostrar una visión falsa de la situación de lo jóvenes lgtb en España, porque para empezar no era ese el reportaje, era una visión sobre una parte de la juventud que vive abiertamente fuera del armario. NO se, a lo mejor no leimos el mismo reportaje, yo ciertamente lei bastante bien las veces en las que se dejo claro que no todo el mundo tiene la misma suerte ni enfrenta las mismas ventajas y ciertamente creo que siempre que se muestren rostros de gente que se atreve a ser visible y cotidiana, eso nos beneficia a todos…
A mi lo que si me mata, es que digan, jovenes gays, colectivos gays y leches… Eso si es invisibilizar a todos y todas las que no encajan en la definición de “GAY”.
Gracias por vuestros comentarios.
Mercedes:
Discrepo contigo cuando dices que coger un segmento de la población es perfectamente válido. Si coges sólo a unos pocos no debes generalizar con un “generación sin armario”, puedes titularlo “jóvenes sin armario”; y no hacer afirmaciones del tipo “la generación de Rocío no está dispuesta perderse nada”, porque no es cierto. Para mí donde falla el reportaje es en aclarar que la situación de los entrevistados es muy minoritaria, en decir que los que se entrevistan son los “privilegiados” de la totalidad. Sólo podría estar de acuerdo con el reportaje si hubiese una segunda parte en la que se mostrase la otra cara de la moneda. Aunque estoy de acuerdo en que el reportaje es positivo para el colectivo LGBT (y creo que lo he dejado claro), porque el hecho de que salga gente a dar la cara es bueno para todos nosotros.
Acertadisima respuesta al artículo,y no solo los veinteañeros sufren, como bien dices, la homofobia sigue presente en nuestro pais, y obliga día a día a gente como nosotros, los adolescentes gays, a la represión y el sufrimiento, en una de las que deberian ser las mejores etapas de la vida de una persona.
Un saludo
Me ha parecido una reflexión interesante y ajustada, pero yo no sería tan duro con el artículo de EPS. Cierto que ofrece una imagen bastante sesgada y excesivamente optimista, pero la propia periodista apunta que hace la referencia a un modelo de joven muy concreto y señala (muy por encima, es cierto) las carencias o diferencias que habéis remarcado.
Creo que hay tiempos y lugares para cada cosa, y no me parece mal que alguna vez tengamos un soplo de optimismo. Me encantó ver las sonrisas de las chicas y los chicos, leer sus historias, dejarme llevar por su frescura. Claro que falta mucho por hacer, claro que hay realidades mucho más duras, claro que tenían algo de familias-anuncio, pero también existen.
Y esa felicidad fuera del armario no sólo se ve en esa familia de clase media-alta, ni sólo en las grandes ciudades, ni sólo en los universitarios. El arco iris ha llevado su luz mucho más lejos. Ahora, es nuestra tarea el expandirlo aún más, pero sin quitarle la alegría conquistada ni caer siempre en los grises.
Pero hay aclaratoria bastante amplia sobre la situacion de otros segmento de la juventud en españa Rafael, puede que haya generalizaciones, no estoy de acuerdo con el contenido total ni con la forma en que se abordaron algunas cosas. Por estar no estoy de acuerdo con las opiniones o la forma de expresarlas de varios de l@s entrevistad@s. Pero creo que se cuidan de aclarar bastante bien que no se trata de toda la población jóven, ni siquiera de un segmento amplio de la población joven.
Justo eso Rukaegos, no viene mal a veces un poco de optimismo. Y creo que jovenes que lo pasan mal ahora pueden tener al menos un referente de que se puede vivir de otra manera…
Rukaegos,
Estoy completamente de acuerdo en que es necesaria cierta dosis de optimismo, y creo es bueno que se haya publicado el reportaje porque aporta referentes positivos, que tanta falta nos hacen. (Además el reportaje visualmente era muy bonito). Pero aunque seamos optimistas, no debemos perder de vista la realidad, y precisamente es aquí donde falla el reportaje (en mi opinión).
Mañana contestaré tranquilamente, q ahora no puedo
Buen articulo Rafa, pero tengo que decirte que no estoy de acuerdo con él. Paso a detallarte mis discrepancias:
– en primer lugar, la autora del articulo deja bien claro desde el principio del articulo, que se refiere principalmente a gays de grandes ciudades y con estudios universitarios..
– la autora deja bien claro, que salir del armario es un proceso doloroso, en el que todos sufren en mayor o menor medida. Da igual que vivas en Madrid, o en un pueblo de Soria. El lograr que nuestros progenitores acepten nuestra homosexualidad sin problemas, depende de nosotros mismos. Me parece que ya esta bien de echar la culpa a la sociedad de todos nuestros problemas. Creo que la clase política, por una sola vez, ha hecho lo que tenía que hacer, y nos ha dado la plena igualdad jurídica. Ahora el balón esta en nuestro campo, y debemos ser NOSOTROS los encargados de que el partido se pueda jugar, y que la sociedad vea como algo normal las relaciones homosexuales. Creo que ya se ha terminado la época del activismo, por lo que debemos de dedicarnos a la normalización. No es justo lamentarse de que en el ámbito rural es difícil salir del armario, pero al mismo tiempo no luchar para que eso cambie, ¿que pretendemos, que el gobierno imponga a los padres de homosexuales de zonas rurales la aceptación de sus hijos por decreto?. Me parece que sería mucho mas razonable, que sean los propios gays de las zonas rurales o de las pequeñas ciudades los que luchen por su aceptación. Porque lo que si que me parece una utopia, es que un día nos levantemos la sociedad haya cambiado y todo el mundo pueda salir del armario sin sufrimientos. Todos hemos luchado por esa aceptación, no sé porque ellos no pueden hacerlo.
– Respecto a lo de las familias de “anuncio”, solo comentarte que yo salí del armario hace unos catorce años y mi madre no es de anuncio. La pobre no tiene estudios universitarios y para ella no existían los gays, sino los maricones. Fue muy duro para ella y pasamos una mala etapa, le costo acertarlo y sobre todo comprenderlo. A día de hoy, no tengo ningún problema con ella ni con el resto de mi familia, que ven como algo normal mi homosexualidad. A lo que voy, es que no es necesario una familia de anuncio para la aceptación plena de la homosexualidad de uno de sus integrantes. Creo que la formula “estudios universitarios+grandes ciudades=aceptación de la homosexualidad” es falsa y pueril. Lo importante son las personas y no sus estudios, clase social o lugar de residencia.
Para acabar, sólo decir que efectivamente el articulo tenía un tono optimista, pero creo que es el que tenía que tener. Es evidente que para la nueva generación, la aceptación y normalización de su homosexualidad, a todas luces es mas fácil que para nosotros. Yo como tú, he estado dando clases en un instituto, y un día mis alumnos me preguntaron que si vivía con mi novia, a lo que yo conteste que vivía con mi novio. Fíjate lo que son las cosas, que inmediatamente me preguntaron que si me iba a casar. Ya ves, esa generación que según tú no está fielmente representada en el articulo de El País, ya daba como algo normal que su profesor fuera gay y que viviera con un hombre. No les conteste, me dio vergüenza comentarles, que no me casaba porque mi novio no había salido del armario. No lo iban a comprender…..
Más a menudo de lo que desearía conozco casos de jóvenes veinteañeros que viven su orientación homosexual como una auténtica vergüenza para ellos y sus familias, y que ni se plantean la posibilidad de salir del armario. Ese reportaje falsea completamente una realidad que para muchos jóvenes (y no tan jóvenes, por supuesto) sigue siendo muy dura. Totalmente de acuerdo con tu artículo, Rafael.
Jose: creo que tomas la parte por el todo para acabar en una casuística que no acabo de entender muy bien.
Por supuesto que no sólo la gente universitaria de clase media alta acepta la homosexualidad.
Ejemplo real:
– Matrimonio chupipijo de conocidos que viven como Dios en la parte alta de Barcelona. Él médico, ella funcionaria. Un hijo les sale gai. Comentario durante una excursión: “¡No puede ser, siempre lo hemos llevado a los mejores colegios y nunca le ha faltado nada!”.
– Señora María: 97 años. Sólo había salido de la aldea perdida en las montañas gallegas para ir al médico en la ciudad. Al enterarse que un cuñado de su vecina se casa con otro hombre: “Pues ya está bien que dejen que dos hombres o dos mujeres se casen. Si no le hacen daño a nadie”.
Conclusión: la homofobia afortunadamente no depende de la cultura, del dinero o del lugar en el que se vive. Hay urbanitas universitarios totalmente descerebrados e iletrados de pueblo que son grandes personas. Eso siempre lo hemos sabido.
En cuanto a la crisis del activismo de la que hablas. Más bien me decanto por un cambio de parámetros. Como bien dices a nivel de leyes y de derechos ya se ha conseguido lo que se tenía que conseguir. Ahora lo que queda es un activismo que exija que esas leyes se cumplan en las empresas, en las escuelas, en los locales de ocio, por la calle. Educación sí, por supuesto. Pero también activismo. Que por más que nos podamos casar aún quedan muchas aristas que deben ser limadas.
Un conocido también desarmarizado desde siempre tuvo la mala suerte de encontrarse un día que iba por la calle cogido de la mano con su marido, con varios de sus alumnos.
Desde ese día empiezan los insultos cuando va por el pasillo, las pintadas en el coche…Hasta que, no pudiendo más, tiene que pedir el cambio de centro. Y no por culpa de los compañeros profesores ni por nadie del personal docente. No. Por los alumnos adolecentes.
Es la otra cara de la moneda. Tú has tenido más suerte que mi amigo cuyos alumnos no deben ver QAF ni otras series…
Ya me dirás si el activismo no hace falta.
Tanta falta como siempre.
Reivindico la necesidad de tratar en los medios de comunicación todas las realidades: las de l@s homosexuales del mundo rural, de los discapacitados, de los encerrados en familias homófobas, etc. Si no, el sesgo y la parcialidad resta interés a reportajes como éste que, en principio, nos pueden ayudar a ser visibles… pero sólo a unos pocos.
Una aportación importante de Lobogrino, me parece, es la de destacar que la homofobia no siempre depende del status geográfico o social. Tenemos cierta tendencia a pensar que una persona de avanzada edad tendrá más problemas para aceptar a un gay o lesbiana que una más joven, y mi experiencia de visibilidad con personas mayores ha sido realmente maravillosa; entre mis muchas actividades, trabajo también con mujeres de áreas rurales (en general de avanzada edad) en talleres culturales y la naturalidad ha sido constante … Supongo que en la mayor parte de mis entornos primero me conocieron a mí y después conocieron mi orientación, y la segunda no afectó a la opinión primera pero … donde más caras raras he visto ha sido en la zona pijiguay.
En cuanto al fin de la «época del activismo» creo que hay tantas cosas pendientes y tan importantes que el activismo es tan necesario como antes. Y algunos participantes en el reportaje lo tienen bien claro, cuando señalan que hasta comportarse con naturalidad con sus parejas en público es activismo, o hablan de la necesidad de implicarse en la lucha por los derechos lgtb en otros países.
Respecto al artículo de EPS y los comentarios que habéis hecho, esto me recuerda a algo que dice mi novio, a modo chiste: “Papa, soy gay. Hijo, ¿tu tienes estudios universitarios? No papa. Hijo, ¿tu tienes un buen trabajo? No papa. Hijo, ¿tu tienes dinero de sobra? No papa. Entonces hijo mío, no eres gay, eres maricón. “
Lo que viene a reflejar esto, dentro de la diversidad del colectivo LGTB, que como bien decís hay dos velocidades (como mínimo) por una parte esta la gente que por su entorno o posición puede y quiere mostrar su tendencia sexual de una forma libre y natural, y por otra parte la gente que tiene que callarse. No tiene las mismas implicaciones que por ejemplo un publicista se lleve a su pareja, de su mismo sexo, a una cena con sus compañeros, que un peón de albañil quede con su pareja, también del mismo sexo, a la salida del curro y se saluden con un beso.
Yo ya estoy en los 30 y me considero un afortunado, porque a pesar de haberme criado en un entorno rural, cuando a los 19 años se lo conté a mis padres, aunque al principio fue un poco traumático, mis padres ante todo me quieren y han visto que mi orientación sexual es tan valida como la suya, desechando los viejos y falsos tópicos de que la homosexualidad implica vicio, inestabilidad emocional, enfermedad…
Yo me considero un afortunado, porque siempre he recibido el apoyo y la total aceptación de la gente a la que se lo he contado, familia, amigos, compañeros de trabajo.
Pero se que hay gente que viniendo de familias supuestamente mas proclives a la aceptación de la homosexualidad de un hijo o hija no han sido bien aceptados. Cada familia es un mundo, y por eso, este reportaje del EPS me parece poco objetivo, es bonito, pero como bien habéis dicho, peca de inocente, la generación sin armario llegará cuando la gran mayoría de adolescentes LGTB pueda mostrarse tal y como se sienten en cualquier entorno, urbano o rural, en el colegio, en el trabajo o en su casa, no solo en un bario de fiesta donde lo que suele haber mayoritariamente son apariencias.
Por mucho que nos disguste, aun tiene que pasar un tiempo, tal vez una generación, para que la mayoría de la gente de este país acepte lo que ya es un hecho en la legislación. Nuestra sociedad es así, pero para conseguirlo hay que seguir luchando contra la discriminación y educando en la idea de la igualdad de las personas independientemente de género, orientación sexual, raza o lo que sea.
Un saludo
PD: Pedón que antes no salión entero
hola a todxs y gracias por exponer vuestras opiniones
No sé, me sorprende todo esto.
Quizás os parezca q ha dado una imagen que no es, pero no sabéis el revuelo que ha causado en mi familia todo este asunto y las críticas que he tenido por salir en una foto tan «exhibicionista».
En mi familia no provenimos de clases altas ni mucho menos. La única herencia que nos dejó mi abuelo al morir fue una familia unida y querida, y para mí es el mayor patrimonio que pudo legarme. Entonces, que algo que para algunxs ha sido un tremendo esfuerzo, como es salir en una foto sea una derrota(sobre todo lo de q somos chicxs universitarixs, pijxs q no somos representativxs), pues francamente sorprende.
El tono que se quiso dar es q hay luz fuera del armario, que se puede ser lo q tú quieras ser (como diría Bebe) a pesar de ser heterosexual/homosexual/bisexual. Ojalá cuando yo tenía 15 años hubiera encontrado un reportaje que me insuflase optimismo para poder pensar en abordar mi orientación sexual cuando todo lo veía tan negro.
REcordad que no soy madrileño, y casi nadie de ARcópoli. Gabriel es de Almería, Esther y Araceli de Leganés, Omar de Marbella,…
Talavera(mi pueblo/ciudad) solo ha salido en una portada en El País en los últimos 10 años y fue hace dos meses por tener los ultras más radicales de España: los Ultras Tala. En Talavera han cerrado todos los sitios de ambiente. La gente se viene a Madrid a salir y luego en Talavera es hetero.
Sé lo que es de primera mano el bullying homofóbico, las palizas, los insultos, llorar en silencio,… Pero eso no era lo que queríamos mostrar. Eso lo conocemos muchas y muchos por propia experiencia. Lo que se buscaba era dar un halo de luz para que vieran que si quieren ser ingenieros, escritoras, presidentas del gobierno, arquitectos o dependientes de Zara, q no dejen de ser ellxs mismos para conseguirlo. Que pueden llegar siendo como son.
Lamento que la imagen que saquéis sea esa. Después del esfuerzo que para algunxs ha sido salir, es triste ver la idea q hemos transmitido.
Un cordial saludo a todxs.
Yo no niego lo bueno que puede tener el artículo mostrando una vida plena fuera del armario, pero es la vida de una muestra muy pequeña de los LGTB.
No niego que el artículo infunda esperanza, pero yo lo sigo viendo idealizado. Cuando yo vi la película Beautifull Thing, justo en la época en que asumí muchas cosas y comencé a salir del armario, pues me dio muchos ánimos, pero aun así sólo es una película, con toda la magia e irrealidad que estas tienen.
Zamora, que es de donde yo soy, no creo que sea mucho mejor que Talavera en el tema de aceptación LGTB, yo vivo en Madrid en principio por trabajo, pero aunque encontrara un trabajo digno de lo mió en Zamora, no volvería. Tengo amigos gays allí, y no es nada fácil salir del armario en una ciudad de 60.000 habitantes con una mentalidad tan cerrada. La homosexualidad allí se vive como algo oculto, algo que para la mayoría de los LGTB zamoranos solo es de índole sexual y muy privada, algo vergonzoso que deben ocultar.
En Madrid los casos que refleja el articulo seguro que se llevan dando desde hace 10 años por lo menos… en Zamora no los hay hoy en día.
Como bien ha comentado alguien, seria mejor que hubiera dicho jóvenes sin armario, la generación sin armario llegara cuando en Zamora o Talavera puedan darse casos como los que refleja el articulo.
Un saludo.
Bueno. He vuelto a leer el artículo y leo ahora esta columna y me quedo con una sensación un poco… mezclada. Por una parte, Rafa, creo que no te falta razón; por otra, reconozco que en este caso me inclino más por el optimismo y estoy más de acuerdo con Mercedes y con Rubén.
Arkael: yo también he vivido en una ciudad castellana y bueno, es como todo. Había gente que vivía sin problemas su homosexualidad en público y gente que no. No sé si la ciudad del acueducto será más o menos abierta que otras, pero desde luego yo nunca tuve ningún problema, no recibí jamás ni medio insulto ni una mala mirada y… bueno, reconozco que las presiones de la gente me importaban menos porque yo no soy de allí. Pero vamos, que no encontré rechazo en ninguna parte.
Me alegro por ti Ave, y ojala cunda el ejemplo, que la gente LGTB no tenga que irse de las ciudades de Castilla y León porque no las aceptan.
Y yo lo que he visto en Zamora, mas que el rechazo de la gente ha sido la propia mentalidad de los homosexuales, muchos de ellos con una doble vida, por un lado casados o con pareja de distinto sexo, y luego «dando rienda a sus instintos» de la forma mas anónima y clandestina.
Esa es la mentalidad que habría que cambiar primero, para que te acepten los demás te tienes que aceptar tu primero.
Un saludo.
¿Qué es lo que está pasando con Dos Manzanas?, parece que os hubieseis vendido a aquellos que intentan silenciarnos, una y otra vez os estáis poniendo en contra del Movimiento LGTB al presentar continuamente la visión más negativa de todos los pasos que se dan para luchar por nuestra igualdad. En concreto, este artículo será más o menos idílico, pero lo cierto es que se trata de un acto importante de visibilidad que ayudará a muchos de esos jóvenes LGTB que se encuentran silenciados en su instituto, en su familia o en el medio rural a encontrar referentes con los que se puedan identificar en el plano afectivo sexual. Es cierto que la vida seguirá siendo más complicada para ellos que para los que tienen la suerte de una familia «modelo» o una ciudad con oportunidades, pero lo importante es que por medio de reportajes así, ya no se sentirán tan solos, ya no se sentirán los únicos en el mundo.
Por favor, recordad la esencia original de esta página y dejad de hacrele el juego a los que quieren ostaculizar nuestros avances desde el engaño y la tergiversación de los hechos y de la historia (e incluso de la propia realidad actual). Aquellos que, escondidos aún en el armario, puedan recibir un mensaje positivo desde aquí, se sentirán un poco mejor con ellos mismo e incluso puede que encuentren la fuerza que necesitan para romper las barreras culturales que aún limitan la libertad LGTB a los sectores avanzados de la sociedad urbana.
«Y yo lo que he visto en Zamora, mas que el rechazo de la gente ha sido la propia mentalidad de los homosexuales, muchos de ellos con una doble vida, por un lado casados o con pareja de distinto sexo, y luego “dando rienda a sus instintos” de la forma mas anónima y clandestina.»
Cierto, Arkael. Por eso precisamente me parecen tan importantes ejemplos como los que se muestran en el reportaje de EPS. Estoy completamente de acuerdo con la frase de Fran:
«Aquellos que, escondidos aún en el armario, puedan recibir un mensaje positivo desde aquí, se sentirán un poco mejor con ellos mismo e incluso puede que encuentren la fuerza que necesitan para romper las barreras culturales que aún limitan la libertad LGTB a los sectores avanzados de la sociedad urbana.»
Yo creo que ya es hora de que los medios comiencen a reflejar historias positivas; que la situación de mucha gente (por miedos propios o por el rechazo ajena) es muy triste creo que lo sabemos todos. Pero lo que no todo el mundo sabe es que es posible ser feliz: en Madrid, en Albacete y en Quintanilla de Onésimo si nos ponemos. Por eso me parece esencial que aparezcan reportajes como el de los chicos.
Yo sigo pensando tras artículo y debate que la alegría y el optimismo que destila el artículo son refrescantes, que rompen con esa idea del «victimismo» que los de siempre intentan colgar, que se puede trabajar por los derechos y el bienestar de las personas lgtb de muchas maneras, pero que la visibilidad es la principal. Me siento feliz de que muchos jóvenes y adolescentes lo hayan tenido un poquito más fácil y puedan vivir sin armarios desde casi su toma de conciencia como gays o lesbianas, lo que no significa que no haya mucho trabajo pendiente, pero ese trabajo es para que el próximo perfil de la generación sin armario sea mucho más amplio.
Por cierto, sobre ciudades pequeñas etc … no nos olvidemos que somos los responsables de la transformación social. Hay personas que salen del armario y lo afrontan con valentía cada día también en esas ciudades y pueblos, las hay que no se pueden esconder nunca y las hay que prefieren viajar algún fin de semana fuera, ocultarse, ser discretas y como habéis apuntado ser a veces las más críticas con quienes viven abiertas y visibles. La visibilidad es tarea de todos y cada uno de nosotros. Y es verdad, hay circunstancias más cómodas y otras más difíciles. Pues bien, los chicos y chicas de EPS nos han mostrado que se puede ser gay o lesbiana, tener 18 años, estar fuera del armario y ser razonablemente feliz y razonablemente comprometido y consciente de su identidad: Olé.
Nada más lejos de mi intención que querer fomentar el oscurantismo y los armarios, vamos al contrario.
Solo digo que el artículo trata de casos muy puntuales, perfiles en la mayoría muy similares y situaciones muy concretas.
No hago de menos a la lucha por los derechos LGTB, solo digo que el artículo, aunque esperanzador, puede sonar conformista, ¡nuestra generación ya no tiene armarios!, dicen los entrevistados, orgullosos como debe ser, pero inexacto, ellos, en concreto, son los que no han tenido que pasar por el armario.
Porque puede que haya algún joven de barrio obrero que no vea ese ambiente tan propicio en su entorno, o una chica del medio rural, o algun joven de un entorno culto aunque muy conservador…
Lo dicho, y no quiero sonar reiterativo, son casos puntuales, por desgracia, no generales, ojala fueran la norma.
Y en un momento uno de ellos habla de la lucha por los derechos LGTB en otros países, que esta muy bien, pero no te hace falta ir al extranjero para buscar «frentes de batalla», aquí en España, un país donde la Iglesia tiene aun tanto poder, donde hay tanta gente que rechaza nuestra forma de vida por el mero hecho de que es distinta a la suya, ni mejor ni peor y donde cada dos por tres sale algún iluminado que quiere curarnos… aquí queda mucha lucha, ahora por la normalización.
Lo de estos chicos es un buen ejemplo, pero al igual que no hay que ser pesimista, tampoco hay que ser triunfalista, solo realista.
Un saludo
Pero en ningún momento decimos que no tenermos armarios… en nuestra generaci´ñon (aunq yo asi no entro en esa)
Vaya igual he sonado demasiado pesimista, disculpadme. El artículo es innegablemente positivo para los LGTB, por la proyección nacional del periódico y la normalización que transmite.
Será que yo siempre veo la botella medio vacía, pero sigo creyendo que queda mucho por hacer, y cuando lo leí, no pude evitar sentirlo, de forma subjetiva, como algo ingenuo y triunfalista. Pero no quiero quitarle la ilusión a nadie, y aunque a veces cueste, yo soy el primero que defiende que se es mas feliz fuera del armario que dentro y que ojala todos los LGTB pudieran tener la situación de estos chicos.
Un saludo.
Arkael: mi experiencia personal es que generacionalmente hablando es mucho más reacia a salir del armario la gente que lleva muchos años en él, que la gente joven (tanto de entornos más urbanos como más «provincianos»). Es más: creo que la «didáctica» principal que debe hacerse, a fecha de hoy, no es tanto con los jóvenes como con esas personas (especialmente mujeres) de más de 30 años de edad que siguen dentro del armario por puro miedo y comodidad (créeme, me he topado con más de una y de dos). Yo creo que los chavales de hoy tienen muchísimo más claro que muchos adultos el tema de los armarios sí o armarios no; yo no he encontrado aún a ningún adolescente defendiendo rabiosamente el armario, como sí he visto a hacer a muchísimas mujeres de más de 30 (35-40). Creo que es esa falta de ejemplo de sus «mayores» lo que más perjudica a los chavales, no tanto el rechazo de los demás como la falta de referentes en su vida diaria entre los LGBT mayores que les rodean.
De todas maneras, creo que se nos olvidan algunas de las pautas que se aportan al artículo y que indudablemente han propiciado que unos ciertos jóvenes tengan menos problemas con su sexualidad. Por un lado, ellos mismos apuntan internet, y es cierto que con sus vicios y virtudes, la red les ha permitido encontrarse unos con otros, al principio seguramente de una manera anónima, les ha permitido informarse, encontrarse sin necesidad de dar el paso (que era bastante violento psicológicamente) de entrar a un local de ambiente, etcétera. Les ha permitido también encontrar a sus pares y re-conocerse en ellos y trabar redes de amistad, relación, sexo …
Por otro lado, ha habido indudables cambios sociales, y esta generación es ya hija de esos cambios. Hay padres y madres (también en las zonas rurales, también en los barrios obreros, también en las ciudades pequeñas) que ven la televisión, van al cine, leen el periódico, conocen casos cercanos y empatizan con ellos. Y por tanto tampoco es de extrañar que cada vez sea un poco menos violento el paso de hablar con tus padres y decir el famoso soy lesbiana, soy gay. Pero además, son conscientes de que ellos han tenido un trabajo previo que les ha hecho conscientes de su realidad (cuando sales del armario metes dentro a tus padres, creo recordar que dijo una de las chicas), un trabajo que en un primer momento sus padres no han podido realizar y obliga a un trabajo común de aceptación, diálogo, comprensión … También en eso son diferentes: no todos los chicos y chicas fuera del armario lo harían con esa consciencia, pero seguramente por eso tampoco tendrían lugar en el artículo porque simplemente no hablarían o no darían argumentos.
Lo dicho (escrito jeje): Ojalá dentro de un par de años de nuevo una revista hable de una generación sin armarios y en ese momento no sea necesario recordar que hay entornos más difíciles porque hasta en esos hayamos triunfado. Pero también recordar que puede que para una chica de nosedónde de arriba o un chico de nosecuál de abajo puede haber sido importante encontrarse en la revista o en internet con estas fotos preciosas o este artículo vital y optimista 🙂
Yo creo que, leyendo los comentarios, el debate se centra en dos alternativas:
Uno: destilar optimismo y crear referentes positivos como hace el reportaje de EL PAÍS, aun a costa de no ser fiel a la verdad. (Creo que en esto estamos de acuerdo todos)
Dos: Contar las cosas con más crudeza: que hay muchas personas que lo tienen muy difícil para salir del armario porque en su ciudad no tienen ni un simple colectivo LGTB; aun a costa de caer en el pesimismo o incluso en el derrotismo.
¿Son acaso dos posturas irreconciliables?
Yo creo que no: Se puede hacer un reportaje como el de EL PAIS (lleno de optimismo), y al finalizar, a modo de conclusión, dejar bien claro que la muestra es sesgada, que no representan a la mayoría, que hay mucha gente que no es joven universitaria urbanita y que no lo tiene tan “fácil”. Yo creo que donde falla el reportaje es en dejar clara esta última idea.
Rubén:
Te felicito por tu participación en el reportaje. No creo que tengas nada que lamentar (excepto los problemas familiares), el reportaje ha sido positivo aunque estemos criticando algunas ausencias o el tono.
Muy cierto Ave, mujeres y hombres de 40 y tantos que ven mas cómoda su doble vida, sus excusas cada vez mas rocambolescas, desde mi punto de vista el mayor daño se lo hacen ellos mismos, llevar una doble vida, que es lo que es el armario, pasa factura. No se puede obligar a la gente a que salga del armario, pero flaco favor nos hacen ocultándose, ¿y para que, por guardar las apariencias? La vida solo se vive una vez, y si no la aprovechas intentando ser feliz, te acabas arrepintiendo.
No es que tenga mucho contacto con la generación que ahora tiene entre 16 y 20 años, espero y confío en que vean el tema LGTB con mucha mas naturalidad que hace 10 años, aun así, como bien han apuntado antes, el uso de la orientación sexual como insulto sigue a la orden del día, y eso es sintomático de que, aunque las cosas están mucho mejor, todavía queda trecho para que la mayoría lo vea como lo que es, algo natural.
Un saludo
sigo pensando que mirar el lado bueno de las cosas, y más en un reportaje de tirada nacional que llegará hasta el único rincón, no es malo.
Claro que queda mucho por hacer, pero la foto de Rubén y Gabriel besándose felices y jóvenes ha hecho más por mucha gente en entornos hostiles que muchos colectivos con años de trabajo a sus espaldas.
Aún así, creo que hay siempre que dejar claro que todo el mundo puede ser como Rubén y Gabriel, es duro,es dificil, hay que ser valiente, vas a dejar cosas y personas en el camino, pero vale la pena.
Arkael: los chavales no hacen más que reflejar la educación que reciben (fundamentalmente la de sus casas, que es la más importante por muchas horas que pasen en el colegio). Si sus padres (de 40-45 años) no tienen amigos o conocidos LGBT visibles, es mucho más difícil que transmitan una visión positiva y normalizada a sus hijos. Todavía son muchas las casas donde se cuentan los típicos chistes de maricones, donde se hacen referencias constantemente negativas a la homosexualidad, etc. Por eso digo que es muy importante no olvidarnos de que también los LGBT de más de 30-35 años tienen una reponsabilidad ENORME. En mi caso… bueno, hace tiempo que dejé de tener paciencia con segun qué cosas. Tienes razón: no se puede obligar a nadie a que salga del armario. Pero sí se puede ponerles un espejo delante de la cara.
por cierto, el Google Adsense ofrece
«armarios rack de 19″ y 10» con conectividad, cables y redes 🙂
Es lo que tiene la publicidad contextual y que ellos hayan comprado la palabra ‘armario’ y aquí aparezca varias veces. 🙂
pues nada, seguro que alguien quiere comprarse uno, jeje
¡o mejor vender el suyo!
Bueno, como mi comentario ha sido de los que más mala leche tienen, deseo puntualizar que mis críticas iban dirigidas exclusivamente al tono del artículo, y quizás expresen sobre todo un resentimiento ante ciertas formas de pensamiento de entornos «progres». Para nada pretendo criticar a los entrevistados, para mi sigue teniendo un valor estraordinario que haya gente, especialmente gente tan joven, que esté dispuesta a dar la cara y dejarse fotografiar para un medio de prensa con tanta difusión, reconociendo, no sólo su orientación sexual, sino su satisfacción con la misma.
Estarás de acuerdo conmigo, Rubén, que la situación que tu mismo planteas no es coherente con el tono del artículo.
Para mi, aún reconociendo aspectos positivos a que un reportaje como este, que sin duda ayuda a visibilizarnos, se puede intentar también, de forma implícita o explícita, transmitir la sensación de que la situación LGBT ya no es tan complicada, ni exige el mismo esfuerzo reivindicativo. Y ese no es un efecto deseable, ni mucho menos.
Al hacer un artículo se piensa una idea y luego se pone en práctica. La idea de este artículo era que existe una nueva generación de gays nacidos con mucho menos trauma. Después han buscado ejemplos que ilustren esa línea editorial, que en ningún momento pretende generalizar más allá de lo necesario para justificar que el artículo se sostenga. Igualmente podrían haber hecho un artículo sobre gays en el entorno rural, por ejemplo (igual lo hacen cuando se estrene Ander, premiada en Berlín, por cierto).
Creo que a veces nos pasamos (y yo el primero) a la hora de matizar cómo queremos que nos describan. Demasiado idílico, demasiado victimista… Pues un poco de todo no está mal, ¿no? Que no se olvide que lo pasamos mal, pero tampoco que no siempre lo pasamos mal.
Personalmente yo, después de leer aquí mismo el siempre deprimente informe de la FELGTB sobre los jóvenes, estoy encantado de leer de vez en cuándo reportajes como este.
Por cierto el anuncio google que me sale a mí en esta entrada es todavía más curioso que el que vio elputojacktwist:
«HOMOFOBIA. Ya mismo. Servicio gratuito»
Es un enlace a una web de contactos (y no a Radio Vaticano como cabía esperar…)