La pluma y el sexo
El mismo recelo que a muchos les provocan la pluma y los tacones, me lo ha provocado a mí en ciertos momentos la exposición explícita de imágenes de contenido sexual en muchas manifestaciones culturales y sociales de la comunidad LGTB. Tal recelo o pudor se ha debido a la idea de que mostrar el sexo tan a las claras puede dar argumentos a los homófobos para ir en contra nuestra. No obstante, me bastó con razonarlo unos minutos para darme cuenta de que se trata de un prejuicio adquirido a través de años inmerso en una cultura heterosexista. A poco que lo pienses, la cantidad o forma que adopten las prácticas sexuales de una persona adulta –siempre que sean consentidas por todos los implicados, también adultos- no pueden ser utilizadas por nadie para emitir juicios sobre su valor como ser humano. Como este es el único principio ético aplicable respecto al sexo, todo lo demás no importa. Si un homófobo quiere utilizar el argumento del sexo en contra nuestra, es su problema, y nuestra mejor reacción probablemente responder con argumentos válidos y desterrar de la discusión aquellos que no se sostienen.
Lo cierto es que aunque tanto la pluma como el sexo tienen sus detractores dentro del colectivo, parece que muchos homosexuales son mucho más críticos con el tema de la pluma, los tacones y todo lo que suponga una eventual equiparación con ‘ser’ o ‘sentirse’ mujer. El sexo, pese a que también ha servido como arma arrojadiza en nuestra contra, no ha sido combatido ‘desde dentro’ con tal ahínco como la pluma. Los hombres homosexuales aprendimos muy pronto cómo responder al típico argumento de ‘la promiscuidad de los gays’ reafirmándonos como ‘hombres al fin y al cabo’ –por cierto que, aunque yo mismo lo he utilizado en ocasiones, no acaba de convencerme este argumento, tengo multitud de amigas a las que les encanta el sexo-. En fin, que hace mucho tiempo que los homosexuales nos volvimos muy reivindicativos en este tema. Cualquier publicación dirigida al público homosexual está llena de imágenes de alto contenido sensual/sexual de más o menos valor artístico, el elemento sexual tiene preeminencia indiscutible en muchas de las manifestaciones artísticas por y para gays, y nos indignamos con razón porque el personaje de Will en ‘Will y Grace’ no tenga escenas de sexo con el argumento de que se nos trata como seres asexuados –por cierto que Grace tampoco se come una rosca, es curioso que no nos llame la atención, ¿será porque es mujer?-.Supongo que nos ponemos más combativos con el tema del sexo porque en principio es más placentero, aunque yo algunas veces tiro una pluma y me quedo tan a gusto.
Bromas aparte, a mí esto de que seamos tan hipersensibles a la pluma, quiero equivocarme, me suena un poco a machismo, aunque me gustaría dejar claro de antemano que esta sección es un espacio para la reflexión y que por supuesto, podéis disentir, faltaría más. Me parece que algunos, cuando critican la pluma, podrían no haberse preguntado por la razón última de su aversión. En muchas ocasiones las fobias tienen que ver con prejuicios e inseguridades. El machismo, por desgracia, es un atavismo del cual nos vamos impregnando desde pequeños, y no por ser homosexuales somos inmunes a él.
Recapitulando, que si después de reflexionar somos capaces de encontrar argumentos coherentes para criticar a otros por su pluma, por mí perfecto, hasta me gustaría escucharlos a ver si estoy equivocado y tengo que cambiar de opinión. Pero lo de que nos degrada no me vale. De un hombre heterosexual que enviudó joven y dice de sí mismo: ‘He tenido que hacer de padre y madre a la vez’ no diríamos que se degrada por llamarse a sí mismo ‘madre’ –aunque a lo mejor tiene que revisar sus conceptos sobre ‘maternidad’ y ‘paternidad’ y su necesidad de separarlos-. En cuanto a lo de no darles argumentos a los homófobos tampoco, porque también utilizan nuestra supuesta ‘promiscuidad’ contra nosotros y en ese punto sí que nos defendemos a capa y espada.
Raúl Madrid.
El argumento de que parecer —aunque sea de manera jocosa— una mujer es degradante resulta tan estúpido como el de l@s homófob@s que protestan porque dos padres o dos madres «volverán» homosexual a su hij@. ¿Es que es malo ser o parecer mujer? ¿Es que es malo ser gay? Subyacen un machismo y una homofobia de una magnitud escandalosa.
Yo creo que la promiscuidad sí se explica en parte por ser hombres. En los animales es habitual que el macho vaya por ahí tirándose todo lo que puede, mientras que el enfoque de la hembra es el contrario (seleccionar). Sé que a muchos os rechinará el argumento, pero creo que es la raíz biológica del prejuicio social consolidado después: está bien visto que el hombre folle mucho, pero a la mujer se le mira mal si lo hace. Eso está cambiando, pero será un proceso lento. De momento no he visto cuartos oscuros para mujeres, y por cada diez revistas o películas porno para hombres, hay una para mujeres.
Otra razón habrá que buscarla, supongo, en el hecho de que los gays históricamente no han podido tener pareja estable (todo se resolvía a escondidas), y por tanto estaban más inclinados a encuentros esporádicos, favoreciendo la imagen de promiscuidad sexual.
Creo que esa imagen irá desapareciendo ahora que los hábitos sociales de un gay y un hetero no difieren nada o casi nada, y si se ha combatido menos será porque nos hace menos daño o ha sido utilizado menos para atacarnos. No he visto a ningún adolescente insultar a otro por follar mucho, pero sí burlarse o marginarle porque parece una mujer.
«Los hombres homosexuales aprendimos muy pronto cómo responder al típico argumento de ‘la promiscuidad de los gays’ reafirmándonos como ‘hombres al fin y al cabo’ –por cierto que, aunque yo mismo lo he utilizado en ocasiones, no acaba de convencerme este argumento, tengo multitud de amigas a las que les encanta el sexo-. »
Creo que lo de la «promiscuidad como hombres que somos» tiene más que ver con la educación que con otra cosa: las mujeres han sido educadas tradicionalmente en la reserva y cautela en materia de sexo. Según eso, los gays serían igual de promiscuos que los heteros, sólo que éstos —como necesitan a las mujeres heterosexuales— no tienen tanta oportunidad de practicar esa promiscuidad.
Quiero decir con esto que lo de «promiscuos como hombres que somos» no excluye que las mujeres libres sean o puedan ser tan promiscuas o más que los hombres libres.
Creo que el tema de promiscuidad es más educación que otra cosa. Y creo que hay una nueva generación de mujeres que deciden lo que hacer en la cama, sean promiscuas o liberadas, sin importarle demasiado los tópicos.
Deberíamos aprender de ellas 🙂
Buena reflexión, Raúl. Y al hilo de la tuya se me ocurren algunas más. Coincido en que la cuestión de la promiscuidad tiene más con el hecho de ser hombres (aunque sea tópico pero tenemos una sexualidad más inmediata y evidente) que con el de ser homosexuales. Se vincula esa leyenda urbana a la oscuridad de tanto tiempo en que no era posible vivir y por tanto cada relación sexual era anónima y probablemente con una pareja nueva. Paradójico y perverso resulta a un tiempo que los mismos que castigan a la invisibilidad luego recriminan las prácticas derivadas de su imposición.
Pero hay más, la promiscuidad tiene mucho que ver también con la desacralización del sexo. Frente a un discurso oficial tradicionalista de que el sexo es una práctica reservada a la intimidad familiar (incumplido por cierto en adúlteros y puteros con tanta frecuencia) la imposibilidad de acceder a esa fórmula (imposibilidad derivada, una vez más, de la imposición machista y homófoba) los hombres homosexuales construyen unos vínculos sociales en los que hay una sexualidad mucho más libre y desinhibida y por lo mismo a un tiempo denostada y envidiada entre los «normales» (de la misma manera que a la mujer que practicaba una sexualidad no normativizada se le colgaban los adjetivos derivados de la familia semántica de «golfa»).
Así que la sexualidad abierta y más o menos evidente fue incorporándose a nuestra propia identidad, nuestra construcción personal y colectiva y nuestra cultura.
En cuanto a la pluma, creo que la mala fama que se encuentra hoy en el discurso gay (y siguen siendo urgentes las acciones y estrategias para luchar contra la plumofobia) tiene que ver a un tiempo con dos factores. Por un lado, a partir de la injuria, del chiste, de la ridiculización el homosexual sin pluma se ha sentido tradicionalmente herido por ese discurso despectivo y ha tratado de «sobrevivir» lejos de esa imagen, por lo que a ciertas personas les resula molesto que la imagen más pública de los gays se asocie a la pluma o al afeminamiento. Por otro lado, se me ocurre que al menos en un tiempo pudo ser una forma inconsciente de alejarse del discurso heteronormativo, que ridiculizaba el afeminamiento pero a un tiempo lo aceptaba algo mejor que al gay sin pluma, porque no cuestionaba su propia identidad, su status. Tal vez haya habido algo de superar ese paradigma que estigmatizaba la pluma pero al tiempo se acomodaba a ella porque «ellos son los raros, nosotros los normales». Y esa ausencia de pluma se puede haber convertido en determinados procesos en un arma contra esa afirmación.
Sexo visible, pluma visible, diversidad visible, libertad visible, respeto visible deberían ser hoy nuestras máximas. Vive y deja vivir, vamos.
Hay que estar al tanto con respecto a este tema. Creo que últimamente estamos mirando hacia otro lado (o simplemente, los miles de temas de activismo no nos hacen dar de sí más) y se nos están comiendo el terreno con el asunto de la plumofobia.
Es increíble la pila de manifestaciones verbales/escritas de asco a la gente con pluma que puedes presenciar a lo largo del día, ya sea en chats, en bares, en reuniones de amigos o tomando cafés con el último ligue.
Siempre que se habla del tema me gusta recordar dos textos que me parecen bastante acertados en el tema éste:
http://www.hartza.com/OSOSDESPLUMADOS.htm
http://doctoraqueer.blogspot.com/2007/03/plumofobia.html
Depende. Hay un componente biológico muy fuerte, además del cultural, claro está. Muchas veces se ven comentarios sobre el hecho de que «lo único que les interesa a los hombres es el sexo», pero aunque sean broma o exageración, biológicamente no dejan de tener una base real. Lo mismo, por cierto, que los violadores sean en un 99% de los casos hombres. No es casualidad. Hay un libro muy interesante de Michael Gighlieri que habla de esto precisamente.
p.s. yo sé que está muy de moda sobre todo en determinadas ramas de la sociología rechazar por completo cualquier conclusión derivada de la biología o la primatología. Craso error. Un buen sociólogo no puede permitirse prescindir de este tipo de conocimientos y los estudios de primatología son un buen ejemplo de ello.
Ave, entiendo que cuando una mujer se enfoca hacia la maternidad desea estabilidad. Sin embargo, factores educacionales, el modo en que se educan a las niñas, (la última ola de princesismo me tiene aterrado, francamente), creo que es más determinante que lo biológico …
Educa a un niño en un entorno de pudor frente al sexo, veremos lo que sale …
Yo comparto el punto de vista de Ave. No me parece productivo ni positivo rechazar radicalmente cualquier argumento que huela a biologicismo. Soy consciente de que en nombre de mi ciencia se hicieron muchos desmanes en el pasado, pero eso no quiere decir que tengamos que abalanzarnos a abrazar la postura radical opuesta.
De hecho, sólo conociendo cómo funcionan esos argumentos y cómo son realmente podremos contraargumentarlos. Es conocida la manía que se tiene de reducir interesadamente los estudios científicos a afirmaciones rígidas cargadas de sensacionalismo (estoy pensando en los titulares de los periódicos, o en el uso de los descubrimientos científicos por parte de los reaccionarios).
Estimado Raúl.
En esta ocasión no puedo estar más en desacuerdo, somos muchos los que pensamos que hacer tanta demostración de «loca suelta con tacones» es más que negativo para todo el colectivo gay y su imagen. En cuanto a la llamada «pluma», para estar con una mujer no busco sucedaneo
La loca suelta con tacones es la imagen que el heterosexismo daba antaño de ‘lo gay’.
Superar esa imagen no significa rechazar cualquier manifestación de ella, sino hacer que conviva junto con todas las demás manifiestaciones de ‘lo gay’.
El paraguas de ‘lo gay’ —de ‘lo glbt’— puede ser amplio y de contornos difusos y puede acoger infinidad de formas.
No hay nada *verdaderamente* malo en la loca suelta con tacones como para expulsarla de ese paraguas.
Parte de la liberación es prescindir de la moral impuesta por los heterosexistas. Atacar irreflexivamente lo que ellos defendían es otra forma de encadenamiento a sus ideas.
Cuando rechazamos la equiparación entre homosexualidad y abuso a menores, no lo hacemos porque los heterosexistas lo afirmaran, sino porque pensamos que el abuso a menores es *verdaderamente* malo y por eso lo expulsamos de nuestro lado.
«Ave, entiendo que cuando una mujer se enfoca hacia la maternidad desea estabilidad. Sin embargo, factores educacionales, el modo en que se educan a las niñas, (la última ola de princesismo me tiene aterrado, francamente), creo que es más determinante que lo biológico …»
Hmmmm… ¿quién habla de maternidad? Lejos de ser determinista, lo que yo digo es que existen determinados factores biológicos que no podemos ignorar. Ojo, no digo «todos los hombres» tal, o «todas las mujeres pascual», pero la ciencia no es eso: eso es una generalización falsaria y absurda de algo que sí tiene importancia y es que nuestra carga biológica pesa. Más o menos, es una cuestión que podemos determinar a posteriori, pero que estoy convencida de que la llamada «promiscuidad» (concepto sociológico/cultural) está más relacionada con factores biológicos de lo que mucha gente está dispuesta a aceptar, también. Cömo luego lo construyamos o «deconstruyamos» socialmente, es otro cantar.
O sea, que estoy de acuerdo contigo completamente en que los factores biológicos se construyen socialmente (aunque no esté de moda hablar de «cultura» vamos a decir «culturalmente»), eso es indudable y de cajón. Pero como dice Metabolic, hacemos mal en rechazar lo que los descubrimientos científicos pueden enseñarnos sobre estas cuestiones (que es un argumento que hace Gighlieri en su libro, precisamente: que sólo conociendo el porqué biológico de un fenómeno tan duro como la violación podemos hacerle frente en el plano social). Y me parece que tiene mucha razón.
Sin duda la pluma es algo que genera un gran debate dentro de la comunidad gay, pero creo que hay mucho desconocimiento en el mundo hetero, porque se identifica pluma ya no con el lado femenino que creo que todos tenemos ( y es algo necesario y saludable) sino con sentirse mujer, que esa sea tu sexualidad, tengas el cuerpo que tengas… me explico, el hecho de tener pluma no quiere decir que tu identidad de genero sea el de mujer, y muchos hetero piensan eso, por la mas completa ignorancia entre orientación sexual e identidad de genero.
Y de hay tal vez radique que el tener pluma no este bien visto por algunos sectores del colectivo gay, y sea tan frecuente el ver anuncios de contactos y chats el típico «no plumas»… pero eso ya esta dentro del ámbito de los gustos, como hay quien no le pueden gustar los osos, o los musculitos…
Pero si que creo que esta mejor visto, para los propios gays alguien sin pluma que con pluma.
Un saludo.
No sé, no sé. No termino de entender a los plumófobos.
Se supone que los LGBT pedimos un respeto y un reconocimiento como parte de una diversidad afectiva y sexual. Es decir, reconocemos y pedimos que los demás reconozcan que hay formas de vivir el amor y el sexo que van más allá de la concepción clásica heterosexista.
Mi duda existencial es la siguiente: si negamos el derecho a expresarse (oral o visualmente) a personas como osos, locazas con tacones, leather, etc. ¿No estamos contradiciendo ese principio de diversidad que es el que estamos reivindicando? Que a uno no le atraigan, por ejemplo, las «locazas con tacones» (de la misma forma que a mí no me atraen las rubias, pongamos por caso), no le da patente de corso para negarles su lugar en el mundo (de la misma forma que yo no se lo negaría a las rubias).
Así lo veo yo, por lo menos.
IRA DIVINA: lo que has expresado son tus gustos, que son tuyos y muy respetables, pero no por ello la gente con pluma va a ser menos hombre que tu o que yo, la valia de las personas no la determinan los tacones y el rimel, sino el valor con el que se enfrentan los problemas de la vida.
Tiene mas «cojones» alguien afeminado que se atreve a decir a los 4 vientos que prefiere los hombre que el tipo duro y machito que va de hetero, se permite hacer chistes de maricones con sus colegas, pero luego lo que le va es que le «pongan mirando a Cuenca»
Me parece muy triste que los homosexuales, que tantas discriminaciones sufrimos, discriminemos a alguien a su vez.
Un saludo.
yo creo que tiene que ver mucho con el machismo, nos «avergonzamos» de la pluma (cosa muy de machotes) y «sacamos pecho» de las aventuras sexuales (muy de machotes tb) al fin y al cabo como dices es lo que hemos mamado desde chiquitito un mundo donde el hombre tiene un poder casi ilimitado y lo domina todo e impone sus reglas de lo que está y no está bien visto en un hombre, pero es un problema que viene desde los tiempos de las cavernas, la «fuerza bruta» es la que lo situa al mando, aunque visto como va el mundo deberán dejar paso a otros
Interesante reflexión, Raúl, con la que estoy en general, de acuerdo, así como con muchos de los comentarios que se han hecho.
Respecto a la plumofobia, nada que añadir, la habéis analizado muy bien entre todos y yo ya he expresado mi opinión en otras ocasiones. Sólo si acaso, que no me parece un problema exclusivamente de machismo, sino también de homofobia interiorizada.
Respecto al sexo, yo sí he oído a gays despotricar contra la promiscuidad (algunos, porque no se comen un rosco y aplican la máxima de «la zorra y las uvas», otros por prejuicios). Luego están también los hipocritillas de medio pelo, que por delante echan pestes de las saunas y los cuartos oscuros y de tapadillo no salen de allí.
Y por último, hablando de sexo, he de mencionar un fenómeno que me llama mucho la atención y que podríamos llamar «pasivofobia». Si os dais cuenta, muchos de los gais que hacen alarde de sus conquistas sexuales cuando charlan con las «hermanas» siempre presumen de ser activos, en cuanto pueden te espetan lo de «yo por detrás, jamás», dejándote a ti con las ganas de contestarles «¿Y a mí qué coño me importan tus prácticas sexuales, si no voy a follar contigo?»
Con lo de los roles en el sexo anal hay mucha tontería, muchos siguen pensando que los gais exclusivamente activos son «menos gais» que los versátiles o los pasivos. Una vez más, una conjunción de machismo y de homofobia interiorizada.
es la ley de mahoma:
tanto el que da como el que toma 😉
Voy a comentar algo que siempre me llamó la atención, al menos en el ambiente de aquí de Gijón (Asturias) donde vivo. Llegué al ambiente con 18 años y me encontré que allí había un sector muy amplio donde la moneda de cambio era la pluma. Tenías que tener pluma «por cojones» (vamos el lema era No les enseñes tus plumas, clávaselas) y eso a mí me chocaba mucho. Porque veía a chavales que «interpretaban» un papel las 24 horas del día, y tampoco me parecía lógico. Así que mis días por allí se redujeron a un par de meses y tras ver reinas a tutiplén, dejé de ir algo decepcionado.
Ah, Crasament, muchos de esos activos piensan que ellos son gais por el mero hecho de «dar», los que toman…. directamente son maricones. Ahí es ná.
Doy las gracias por tratar este tema, no porque me guste o me disgusten las locas, sino porque es un tema que me ha estado rondando la cabeza y no sabía muy bien cómo formular mis ideas al respecto. El enfoque del artículo es interesante, pero mejor aún son los comentarios y el debate, me ha gustado mucho. Mucho por sugerir la entrada de la Doctora Queer, es lo mejor que he leido sobre le tema de la plumofobia. Y os lo dice alguien que no es ajeno a esos prejucios, pero pensando con la cabeza, creo que son vestigios del machismo y de la heteronormatividad, como ya han dicho muchos. Dicho esto, aclaro que no me suelen poner los tíos con pluma, igual subyace plumofobia en el fondo, pero no me atraen con frecuencia, lo cual no quita que haya que repetarlos como se merecen. Y sí, creo que lo que dice Rakaeogos de no sentirse representados en los medios que nos caricaturizan es parte del problema. He tenido y tengo amigos que dicen que no tienen nada contra los gays, pero sí contra las mariconas. Suponiendo, que como soy un negro con gestos más o menos masculinos, he de sentirme feliz por estar entre los tolerados. Y conste que yo creo que sí tengo pluma, y cada vez paso más de esa mierda. La misma pluma que Jesús Vázquez, que es la pluma tolerada, la que queda bien, sutil, pero no menos visible, para los que la quieran ver, claro, como todo.
Gracias por el artículo. Este sí me ha gustado. Me gustaría que se tratara alguna vez el tema del racismo en el mundo gay. Que créanme, hay y mucho, lo cual no deja de parecerme paradójico también, pero ya se sabe que somos humanos.
Pero leo el racismo en el mundo gay es diferente al racismo en el resto del mundo no-gay?
Tengo mas preguntas si usamos conceptos derivados de la biología para constatar las diferencias entre géneros, no damos también cierta autoridad a los que usan (o malinterpretan) la biología a la hora de condenar la homosexualidad y sus prácticas poco rentables, biológicamente hablando?
#25 fanta letal:
Bueno, los homófobos que han querido estigmatizarnos desde un punto de vista supuestamente «científico» han utilizado la biología, la psicología o la sociología (¡incluso la lingüística!) según les ha convenido. Y no han utilizado la mecánica cuántica de milagro. O sea, que el arma de doble filo está en todas partes.
como colectivo destinado a la marginalidad de las minorias, no existe mas opción que la fustigarnos siempre con la corrección? es peor ser maricón y promiscuo que hetero y promiscuo? peor bollera y racista que hetera y racista? tenemos tan interiorizado lo socialmente «peyorativo» que es ser heterogeneo que no podemos optar por otro destino que no sea la perfección? Somos capaces de referirnos a nosotros mismos como un colectivo de vez en cuando pero cuando se hace un «totumrevolutum» desde fuera del colectivo lo percibimos como un ataque o solo es impresión mia?
mas preguntas…puta duda metódica! Cómo se respeta la pluma? le haces un altar laico a la boa de marabú de la tiaabuela casquivana? te genuflexionas día y noche ante los cromos manchados de nocilla que tienes de la gallina Caponata (o caponaca puta duda!!)? coges la montblanc de tu padre solo con guantes??
frase que debería ya venir impresa en todos los portales gay de encuentros :
«respeto la pluma pero no me gusta»
Hola a tod@s y gracias por vuestros comentarios. Me los he leído todos y tengo que insistir, aun a riesgo de ponerme repetitivo. Es un placer compartir este espacio con vosotros. Ahora que puedo veros las caras a algun@s, es más como una charla ¿verdad?
Bueno, lo de las caras es mucho decir. Avatares con caras sólo hay dos o tres (y entre ellos no se encuentra el mío, je, je, je).
Yo no tengo «plumofobia» en especial, no me resulta demasiado atractiva pero la respeto, cuando hablas de «todo lo que suponga una eventual equiparación con ‘ser’ o ‘sentirse’ mujer» supongo que estas señalando a la raiz de lo que piensan aquellos qu esi la padecen, lo que yo si pieno es que muchos heteros (supongo que cada vez menos) confunden homosexualidad y transexualidad y que la pluma puede de alguna forma ser la «culpable» de esa confusion.
Espero no haber ofendido a nadie
Para cuando la revindicación hetero de su pluma hetera??
Interesante reflexión una vez más, Raúl.
Respecto a la aversión a la pluma me quedo con lo que ha dicho Crasamet: es homofobia interiorizada. Es legítimo que no te guste, nadie puede obligarte a que te guste; pero sentir rechazo hacia la pluma (después de lo que hemos pasado), me parece poco presentable.
Por cierto Raúl… ¿Te han dicho alguna vez que te das un aire a Leonard Cohen?
😉
El tema cunde, por lo visto. Y yo encuentro un problema: ¿cómo hablar, discutir, tratar de convencer a alguien «plumófobo/a» de que está en la postura equivocada al discriminar a gente por su ademán sin soltarles una chapa de media hora sobre activismo, crítica y deconstrucción del sistema binario de géneros desde un punto de vista heteropatriarcal blablablablbalbla que tanto suele aburrir a la gente profana?
Es una cuestión que la mayoría de las veces abordo con la ironía y el humor pero no me resulta efectivo en ocasiones.
Hombre, no digo que el racismo sea diferente,pero creo que los argumentos aquí utilizados por el mismo camisno, lo propongo desde la perspectiva de un colectivo que reclama la diferencia para sí, pero a su vez rechaza otros usando los mismos mecanismos de miedo irracional teñidos de prejuicios y estigmatizaciones. No creo en absoluto que se mejor o peor, ni siquiera diferente, sólo que me sorprendió un poco, me esperaba una mente más ‘liberal’ al respecto? Lo menos que puedes esperar de alguien que ha sufrido discriminación por ser como es, es que no lo haga contigo, digo yo, esa es la cuestión. Y ya dije que eso exista muestra que somos humanos y estamos también nutridos de prejuicios hacia otras minorías. Y quien dice contra los negros, lo dice vice versa. También existe mucho rollo negro marica solo con negro marica, rollo hermano , ya me entendéis…
Rafa: Qué curioso no me lo habían dicho nunca. Fíjate, que cuando era un adolescente y sacó ‘Take this waltz’ me ponía un poco, y pensaba: ‘Hala, me gusta un señor mayor’… 🙂
Metabolic: Mi columna de la semana pasada, ‘Soy un marica de playa’ (la de hoy es como la segunda parte) apelaba al sentido del humor, yo intentarlo lo intento en todos los tonos posibles, jeje. Pero está claro que muchos tenemos una opinión ya formada y es difícil modificar posturas.
Leo: me alegro que el artículo haya captado tu interés. Efectivamente, muchos homosexuales no se libran o nos libramos de tener prejuicios. Pero habrá que írselos quitando. A ver si somos capaces 🙂
Yo voy a hablar aqui del macho cabrio hetero, que como dije en otro post, es tambien otra forma de amaneramiento, del cual huyo como de la peste, porque? porque son individuos mutilados, han solo desarrollado un aspecto de sus pótencialidades como humanos, producto por supuesto de la cultura machista y sexista, con las mujeres pasa lo mismo, quizas nosotras hemos podido desarrollar mas todos nuestras potencialidades, pero aun los modelos que venden los medios de comunicacion, sobre todo en Agentina siguen siendo modelos tremendamente sexistas. Creo que con la pluma pasa lo mismo, por supuesto estoy hablando aqui de los extremos, que los hay los hay, y siendo reiterativa ambos modelos se refuerzan, se necesitan uno al otro.
Acusar a todo gay que le desagrada el extremo amaneramiento,de homofobia internalizado me parece totalmente equivocado. Nuri
Ambos son productos de una cultura machista y no tienen nada de liberador.
Para muchos ser gay es no ser lo suficientemente hombre, a nivel consciente o inconsciente , basta ver los sitios sexuales gay que mas afluencia de publico tienen son aquellos que presentan a supuestos heteros haciendolo. Porque ese es el modelo que han mamado desde chicos, si lloras sos un mariquita, si sos sensible sos un mariquita,etc, siempre por supuesto asociado a conductas que son vistas solo como femeninas, ergo resultado final eso es lo que debo ser y por lo tanto actuo en consecuencia. Nuri
Excelente artículo Raúl.
Como Ave también creo que la biología tiene algo que ver. No entro en el tema de la maternidad; simplemente lo veo como que hombre y mujer, en tanto que diferentes en muchas cosas tienen un ritmo sexual distinto.
Dices que en los gais el sexo aparece de forma muy explícita.
De niño siempre me llamaba la atención lo explícito del sexo en los heteros: fotos de tías enseñando las tetas en los calendarios de los bares, revistas porno empapelando los kioskos, pelis con argumento: «si acaba bien el prota termina en la cama desnudando a la prota»…
No veo que en el mundo gai el sexo esté más presente que en «el ghetto hetero». No hay más que ir por una discoteca hetero un sábado por la noche.
En cuanto a la pluma también hay una evolución. El miedo a la pluma es miedo a la diferencia a salirte «del todo» del redil. Es el poder decir: «vale seré diferente y maricón pero sigo siendo un hombre»: hay un cierto nexo que te une con la «normalidad» establecida.
Pero claro resulta que tener pluma o soltar pluma no es ser femenino. Es otra cosa.
La semana pasada lo hablábamos en el bar de osos de siempre. Mi amigo «Manolo» es un osazo de catálogo que quiere ser el no va más de masculinidad. Incluso considera «femenino» el usar colonia (en serio). Cuando estamos en el bar no puedo evitar soltar pluma a toneladas.
Hasta que el viernes me dice: «por más plumas que pretendas clavarme que sepas que no resultas nada femenino».
¡Claro que no!. Ese es el tema. Mi amiga Lola, mi hermana, mi amiga Isa…son femeninas. Pero no son «mariconas» o «afeminadas».
Yo, cuando desde mi vozarrón cazallero, agarro la cerveza espasmódicamente con los dedos estirados y suelto «Manolo, bonita no sabes lo que te pierdes queriendo ser sólo activa», no estoy siendo femenino ni femenina. Es otra cosa. Esa es la transgresión.
Un transexual no es transgresor: es una persona con un cuerpo equivocado.
Un tío que, teniendo menos glamour que un mamut, suelta pluma está siendo transgresor precisamente porque está haciendo algo que «no es» ni femenino ni masculino. Sólo «otra cosa».
¿Qué es esa «otra cosa»?: creo que eso es lo que tenemos que definir, o tal vez ya lo estemos haciendo cada vez que clavamos una pluma a alguien que la detesta.
Este sutil matiz, que es la esencia de lo que es la pluma, y es por lo que vale la pena reivindicar la pluma.
Y si puede ser desde el sexo más explícito aún mejor: divierte todavía más.
Excelente artículo Raúl.
Estupenda reflexión. La última variación del tema es la de las personas (tanto gays como heteros) que «diferencian» -muy tolerantes ellos, aunque yo diría «discriminan»- entre homosexuales y gays. Lo políticamente correcto ha entrado en este tema, pero el trasfondo sigue siendo el mismo…
Felicidades, en cualquier caso.
Os cuento lo que identifico como explicación de mi plumofobia. Eres un posadolescente en fase de aceptación; a tu alrededor los únicos referentes gays son los que tienen mucha pluma, tanto en la calle como en la tele o el cine. Como no te pareces a eso, no te identificas con ello y te gustaría explicarle a tus amigos y familiares que ser gay es (o puede ser) otra cosa. Esos referentes son además ridiculizados por los medios y por los heteros para hacer daño, dibujando una caricatura grotesca: razón de más para desmarcarte de aquello que provoca el insulto o la risa. Además, como respuesta a ese ataque, los propios gays exageran aún más su pluma, quedando unos hábitos de expresión muchas veces forzados. Para integrarse, muchos gays intentan subirse a ese carro (se ha comentado antes) y sacar pluma de donde no la hay; pero esa pluma impostada es como un chiste sin gracia. Por último, te gustan los chicos más o menos masculinos (seguramente porque durante tu vida te has ido enamorando siempre de heteros), y la pluma desactiva para ti el atractivo sexual, por tanto ni siquiera por ahí le encuentras interés.
El resultado es que yo siempre percibí la pluma como algo molesto y como un obstáculo para la normalización. Desde hace unos años mi punto de vista ha cambiado mucho, y me he dado cuenta de lo insolidario y cobarde que resulta este desmarque: amigos, aceptadme a mí, pero no a estas mamarrachas. El síntoma de que algo va mal es cuando tus amigos, que lo llevan fenomenal y conocen a tu novio desde hace años, hablan despectivamente de las locas o las reinas, dejando caer la mano para ilustrar su desagrado. Entonces te preguntas: ¿cómo has dejado que piensen que pueden hablar así delante de ti y que no te va a molestar, o incluso vas a estar de acuerdo? Cuando ahora alguien insulta o se ríe de un gay con mucha pluma, siento que están insultando a todos los gays, y por tanto me están insultando a mí. Por tanto espero que haya esperanza de curación para mi plumofobia.
Pero tampoco creo que sea algo que haya que enfocar como una transgresión (aunque a veces lo sea). Muchos gays tienen pluma, pero la tienen porque sí, incluso desde niños. Por eso creo que es exagerado plantear la pluma como una postura reivindicativa.
Al, permíteme felicitarte por tu aportación. Y es que, parafraseando el título de esta columna, ‘el corazón tiene razones…’
Me ha parecido interesante la reflexión de Nuria Bosch sobre lo que llama «macho cabrío hetero». Al final, cierta parte de amaneramientos, costumbres, etcétera, forman parte de la pluma en la medida en que nos sirven para «reconocernos»: aunque sea incidir sobre tópicos ¿es pluma frecuentar ciertas marcas de ropa? ¿es pluma tomarse una cerveza en determinados bares? ¿es pluma mirar con un cierto descaro al chico que se te acaba de cruzar?
En ese sentido, esas pautas de reconocimiento son parte de nuestra propia manera de ser, y han sido parte de nuestro reconocimiento personal. Porque la idea de pluma es el latiguillo «es que se te nota», y no sólo se nos nota por el tópico del afeminado, sino por muchas otras marcas. De igual manera, hay una pluma lésbica. E indudablemente, una pluma de hetero a quien también podemos reconocer por determinadas actitudes, movimientos, costumbres, etcétera.
Recuerdo haber bromeado en una asamblea del Consejo de la Juventud de Cantabria (contraatacar con sus mismas armas siempre me ha divertido) cuando alguien preguntó a qué asociación pertenecía un grupo de chicos y yo de inmediato, y sin conocerles, dije «jóvenes pro vida». A la pregunta de cómo lo sabía respondí literalmente «Por la pluma que sueltan». Esto es, determinados cinturones, determinada forma de vestir, etcétera, que hacían imposible confundirse (alguno además tenía otra pluma, jeje, pero eso es otra historia).
Rukaegos, me encanta el matiz que acabas de introducir. La pluma, si la entendemos como el conjunto de elementos que nos hacen visibles y reconocibles, contiene otras cosas además del amaneramiento.
¿El Consejo de la Juventud de Cantabria? Madre mía… ¿y saliste vivo de allí? :-S
Jajajaja, Ave, fui uno de sus fundadores y hasta fue divertido en algunos momentos 🙂
Pues sí, nosololopienso, es que al final reducimos la pluma al amaneramiento y no es demasiado preciso. Un bailarín de clásico normalmente es amanerado, pero no quiere decir que sea homosexual, de la misma manera que la ausencia de pluma no implica tu orientación. Así que al hablar de pluma hablamos de muchas más cosas en conjunto o por separado. Y en buena medida, han sido buenas porque nos han permitido trabar nuestras redes de relación.
Saluducos a los dos
Huy, no sé. Según se utiliza habitualmente, un hetero puede tener pluma. El concepto que propones se solapa en parte sí y en parte no; llamarlo pluma también me parece confuso.
Hoy estoy invitado a un almuerzo y casi me da pena de irme, me está encantando este post.
Ave, entre la cara sonriente de tu avatar y que estás un poco menos seria, te estoy ‘redescubriendo’ 🙂
Aunque por supuesto cuando te pones seria me encanta. Disfruté un montón con lo que tú y otros le dijísteis a Martinez Gracia.
Besos a todos
Yo siempre estoy «menos seria». Sólo me pongo seria cuando no he comido. A lo mejor cuando respondí al hombrecillo era porque todavía no era la hora de comer. 😛
Para todos y para Arkael en concreto:
Mis más absolutos respetos y felicitaciones a todos vosotros, en otros muchos foros, el comentar o expresar «una impertinencia» como la que dije el otro día acerca de la llamada «pluma», hubiese hecho que hubiesen contestaciones de todo tipo y mal gusto…. Por eso, al lanzar ese globo sonda, he podido ver que todos los comentarios han sido desde el más absoluto respeto por vuestra parte. Gracias por expresaros como lo haceis, y un fuerte abrazo a nuestro anfitrión Raúl Madrid.
Y que viva la pluma leñes!!!!!
¡anda leche!
Ya te digo…
No si al final hasta la nueva etapa de DM nos hará estar más tranquilos a todos…
«Ira Divina» #51:
No sé si lo verías, pero en otro post (el de la nueva Dosmanzanas), tu mensaje #11 salió a relucir como ejemplo de comentario que queda oculto por los votos negativos sin que pueda ser considerado el mensaje de un troll, sino sólo una opinión discordante con la de la mayoría.
Y ahora resulta que era sólo un globosonda. 😀
En cuanto a la promiscuidad no se puede generalizar. Cierto es que por cuestiones biológicas y CULTURALES, desde siempre el varón ha tenido más facilidad para tener relaciones sexuales sin que ésto dañe su «honra», mientras que la mujer ha tenido que reprimir bastante y de hecho lo sigue haciendo sus impulsos sexuales por el qué dirán el «honor» y demás atavismos.
Biológicamente se dice que el deseo masculino es mucho más potente que el femenino y que los varones necesitamos más sexo…. conozco varones que han estado bastante tiempo sin relaciones sexuales y mujeres que salen buscando relaciones sexuales todos los fines de semana….. por eso digo que no se puede generalizar. Aún así no sé quién dijo una vez que las parejas gays son las que más sexo tienen en su relación, seguidas de las heteros y por último las lesbianas¿?
En cuanto a la pornografía y las imágenes subidas de tono que envuelven revistas y objetos de consumo dirigidos al varón homosexual es equiparable a las señoritas desnudas del interview, las miles escenas de mujeres en paños menores en películas, anuncios etc dirigidas al varón heterosexual. El sexo vende, sobre todo al varón, y se utiliza como reclamo. ¿Manipulación para vender? tal vez….
En cuanto a la pluma, algunos/as homosexuales que se definen como masculinos ellos y femeninas ellas dicen que no quieren una pareja con comportamientos o actitudes del sexo contrario porque para eso se buscarían el gay a una tía y la lesbiana a un tío. Yo mismo por llevar el pelo largo no gusto a muchísimos gays, porque la moda es rapado ¿no?…… no sé, el físico es importante, pero más importante es conocer a la persona, saber que le gusta, que desea en esta vida, cuáles son sus intereses…..
Para terminar quiero decir que la pluma no está íntrinsecamente ligada al hecho de ser homosexual. Existen multitud de heterosexuales con actitudes que no «corresponden» según el código machista a las de su sexo.
A propósito de todo este tema de la supuesta relación entre promiscuidad y orientación sexual, me he acordado de un chiste que, como todos los chistes, fomenta ciertos tópicos, pero que creo que viene muy al caso.
– ¿Qué le lleva el chico hetero a la chica hetero en su segunda cita? Respuesta: Un ramo de flores.
– ¿Qué le lleva la chica lesbiana a la chica lesbiana en su segunda cita? Respuesta: Las maletas.
– ¿Qué le lleva el chico gay al chico gay en su segunda cita? Respuesta: ¿Qué segunda cita?
Mi granito de arena, que será el mismo que el de otra gente… o no.
Respecto al tema del sexo/no-sexo, no sé qué decir, la verdad. Será en parte por la educación recibida, por mi manera de ser y ver las cosas… pero siempre he estado asqueado de que se vea a las personas como un «cacho carne» (referencia al ilustre Bender). Con ello, todo tipo de publicidad explícita, y gestos afectuosos más allá de un beso bien plantado (que pueden rozar el pastelosismo hasta cierto límite), siempre me han parecido como cosa que «sobra». No tengo nada en contra de que dos tíos, dos tías, uno de cada, se besen pasionalmente, pero creo que todos sabemos de cuándo se pasa de mostrar el afecto que se siente, hacia algo más sexual, y es ahí donde yo siempre pienso (sea del sexo que sea la pareja, que no sería la primera vez que me encuentro con el graciosete que comenta que no tengo aceptada mi sexualidad), la típica frasecita de «iros a un hotel».
Ojo, sigo diciendo que no tengo nada en contra de que la gente se muestre afectuosa, y se bese, y se acaricie, y se abrace.
Y en cuanto a lo de la pluma… creo que yo tengo que entonar en parte el «mea culpa» de pertenecer al grupo de chicos sin pluma que tiene amigos con pluma (y se ríe con ellos, e intenta seguirles las gracias, y les sufre en ocasiones), pero que no les gustaría en su cónyuge o contrario de aventuras y desventuras. Con esto no quiero mostrar mi «homofobia», ni «plumafobia», sólo dar a conocer mi pequeño punto de vista. No soy de los que dicen «para estar con un tío con pluma, prefiero estar con una tía». Es algo… diferente. Cuando me fijo en una mujer (con esa idea de buscarme algo mínimamente estable), el que no sea un estereotipo de «mujer pija» o «mujer extremadamente femenina» (léase, se me ha roto una uña, lloremos…) es un plus, y algo que valoro positivamente. En ese caso, si el susodicho es un hombre, me parece de lo más normal que también busque esa idea de no amaneramiento.
Ya sé que no me he expresado muy claramente, pero la cabeza no me da para más. Seguiré leyéndoos por si es necesario aclarar algo.