De loros, ardillas, amores y tragedias – 6ª parte
Parte VI: El príncipe feliz (papá cuéntame otra vez)
El Sr. Lobo y su amor el Sr. Oso adoptaron al pequeño príncipe y se encargaron entonces de cuidar del pequeño loro desplumado, educándolo en valores plurales; los mismos que el mismo noble lobo les enseña al resto de los animales tras la desaparición de las hienas.
El Sr. Lobo le contaba cuentos a su pequeño niño todas las noches, pero por muy dolorosos que fueran los recuerdos él insistía en escuchar de boca de uno de sus padres la historia de cómo se conquistó la igualdad para tod@s. Incluso sus pedidos se convirtieron en una canción sencilla pero emotiva basada en una antigua balada de tierras lejanas:
Papá cuéntame otra vez
ese cuento tan bonito
de bolleras y maricas
que vivían su idilio
Como hermanos y hermanas
que ya no tenían ganas
de escuchar que una zorra
sin pudor les insultara
Papá cuéntame otra vez
cómo es que un pilar
cayó hecho añicos
con tan sólo tocar
la pluma de tanta gente,
de los que gustan pensar,
de los que hacen su vida
sin dañar a los demás.
Papá cuéntame otra vez,
que tras tanta falsa alarma
tantas hienas y gaviotas,
siempre malintencionadas,
Todo ese montón de odio
jamás sirvió de nada
y hoy los dos vivimos
con la persona más amada…
Fue muy dulce la victoria
Todo lo que se soñaba
hoy se ve todos los días
Hay poca gente extrañada
de que tu amado te acompañe
en las buenas y en las malas
Y que tengan un hijo
a quien no le falta nada
Sin embargo a veces pienso
en los que quedaron atrás,
en las papagayas y mis padres,
en quienes ya no están.
A ellos les dedico
lo que les puedo dar:
mi lágrima más sincera,
y a tí y a mi otro papá
les dedico esta sonrisa
¡Muchas gracias por luchar!
Pasado algún tiempo de aquellos trágicos sucesos, el bosque volvió poco a poco a recobrar su esplendor. El príncipe, aún soltando pluma, tomó el lugar de su madre. El príncipe que suelta pluma pronto se hizo famoso por su sensatez, su sensibilidad y porque sus súbditos a veces, con la imagen de su madre aún en sus mentes, se confundían y lo llamaban “reina”. El príncipe, que había vivido casi toda su vida en el armario, ahora veía la luz del día y era conocido por todos como “El Príncipe Feliz”.
Las gaviotas se integraron al grupo, y pronto se descubrió que eran las hienas las que las obligaban a buscar alimentos para alimentarlas, bajo amenazas de castigo divino. Otro habitante del bosque que se sintió mejor luego de la desaparición de las hienas fue Libertad, el águila. Apenas el viento se llevó las cenizas de las hienas, Libertad voló hacia la jaula donde las malditas hienas habían encerrado a su hijo. Ahora ya nadie podía amenazar a Libertad, y estaba lista para integrarse al grupo otra vez, defendiendo tanto a ricos como a pobres, a poderosos como a indefensos. Nunca más Libertad se sentiría cautiva o amenazada; nunca más sería la prostituta de las hienas y los poderosos.
Nadie quiso faltar a la boda del “Loro Incoloro” y la Ardilla Pilla. Fue una fiesta sencilla pero divertida y con mucha comida: peras, manzanas, tortillas, churros, perritos calientes, plátanos asados y mil cosas más que un cerdo del lugar había sugerido como menú. Poco después se casaron las perdices (después que a la forastera se le pasara el mareo). Loro y ardilla, al salir de la fiesta, vieron al ratón chiquitín recolectando las sobras de comida. Había suficiente comida para que el pequeño roedor comiera por semanas, pero si la cantidad de comida era grande, más lo era el espacio hueco en el tronco de un árbol donde vivirían ardilla y loro. Y más grande aún era el corazón de esta joven pareja. Un corazón tan grande siempre tiene lugar para uno más. Y así todos vivieron felices para siempre.
Martín Oscar Caballero
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Esta fábula formará parte del libro que estamos preparando con «Las fábulas del loro y la ardilla».
Al final los malos reciben su castigo y la historia tiene final feliz. Pobre reina madre, que le caen todas las culpas freudianas. 😀
Zarevitz (y al resto) Me he equivocado en mi comentario en la primera parte. No son seis sino siete las partes. Lo siento 🙁
Entonces más intriga. Besos, Martin. 🙂
pues como al final acabe mal ya puedes ir escribiendo la octava 😉
La última va a modo de conclusión y es más breve que el papado de Juampi 1.0. Y no, espero que no les resulte desagradable, o sí el final tambiéns erá comparable con el del malogrado papa 😛
Saludos a tod@s.
Me encanta lo de «Juampi 1.0». Me lo apropio.
Zarevitz: lo del loro Incoloro (lo que me has preguntado en la primera parte«) supongo que a esta altura tendrás una respuesta de lo que significa la metáfora del Loro Incoloro, sino lo explico en los comentarios de la última parte cuando se publique.
¿Ya te encontraste en la historia?
No es que sea consciente de cómo es cada uno en la vida real, si sueltan pluma o no, o de otras características. Simplemente me he inspirado en ciertas características que sé de un par o en el nombre de algún blog o algún apodo o nick o cosas así.