De loros, ardillas, amores y tragedias – 1ª parte
Parte I: Introducción
Había una vez… truz, una pareja de papagayos, varios loros, ardillas, delfines y muchos animales más que iré presentando a medida que voy narrando la historia. Estas vivencias que narro tuvieron lugar en un bosque situado a orillas del mar y rodeados de montañas. Un paraíso solamente comparable al que formaban los brazos morenos que solían cobijarme hasta hace no mucho tiempo y esos pequeños ojos oscuros a los que les dedico esta historia.
El bosque era pequeño, tan pequeño que apena medía dos manzanas, y estaba situado entre el castillo de la bella Lady Eleonore, que cada amanecer encendía el sol con sus ojos, el torreón del valiente Lord Astyaro, la Taberna Del Mar -propiedad de Jack, siempre atento a las necesidades de los lugareños y los visitantes- y el castillo de la Reina Lora (no sé si se dice así, pero vale, un “loro hembra”). La reina era parte de la familia que, junto con otros habitantes elegidos por todos los animales, reinaba en este lugar. También en este bosque con animales tan variados vivían unas hienas que llegaron a este paraje hace años, hablando de un Dios prometiendo ayudar, proteger y aconsejar a los animales del bosque. Con el tiempo se hizo evidente que las hienas solamente se pasaban el tiempo comiendo de lo que los demás les daban sin brindar servicio alguno a cambio.
Como prometí antes, les cuento un poco más sobre los habitantes del bosque. Había un ave, no recuerdo de qué especie, porque era majestuosa como un águila, viajera como un pato y tenía la gracia de un cisne, aparte de tener el temperamento de una gallina colérica cuando la hacían enojar. ¿Cómo es que tantas especies vivían juntas en un mismo reino y se entendían un@s a otr@s? Es que esta ave conocía todos los lenguajes y se dedicaba a traducir. Hizo amistades allí y nunca volvió a mirar el horizonte con nostalgia. También otra ave, no menos graciosa, inteligente y temperamental, vino volando desde tierras lejanas, para probar suerte en este bosque. Y vaya si no encontró lo que buscaba. Era como la Tierra Prometida.
Otro de los habitantes era un ratón, un ratón chiquitín, que comía chocolate y turrón y bolitas de anís, que la dueña del castillo le dejaba. Huérfano había quedado este ratoncito y vivía de las sobras que generosamente les dejaba Lady Eleonore en el patio de su castillo El ratón chiquitín llevaba una vida dura, a pesar de la generosidad de la dama, porque más que caridad necesitaba alguien que cuide de él. Y si bien Lady Eleonore era sumamente generosa, el castillo era muy grande al igual que ella, lo cual hacía que para nuestro ratoncito, vivir con la dama se convierta en algo peligroso. Tal vez si alguien en el reino pudiera cuidar de él…
A estas tierras, pero sin salir del agua, también llegó un pez payaso, quien narraba las crónicas de los tiempos pasados, reflexionaba sobre los sucesos actuales y compartía su sabiduría.
También en este bosque vivía una temperamental luciérnaga, brillante a la vez que inquieta, que había enfermado gravemente tras acercarse peligrosamente a una farola de luz de gas. La luciérnaga estuvo tan enferma que en un momento pensamos que la perderíamos. Esta luciérnaga macho se había recuperado bastante de aquello, aunque seguía enferma. Volaba todas las noches acompañado de su “cosita”, macho como él, con quien compartía cada día y cada noche de su vida.
Una pareja de papagayos, ambas hembras, también habitaban el bosque; y desde la distancia las observaba un loro que se sentía triste porque su plumaje no tenía color. El Loro Incoloro, lo llamaban, sin maldad alguna, solamente por hacer rima. Pero su falta de color lo hacían sentir sumamente triste. Este lorito quería tener los colores de un papagayo, pero las hienas, el avestruz y las gaviotas decían que era antinatural y trataban de convencerlo de ello, así como también a otros animales que eran amigos de este lorito. El lorito observaba todo el dia a los papagayos y suspiraba al ver su colorido plumaje.
Y por último, un caso más triste; el príncipe, hijo de la Reina Lora, que vivía encerrado en un armario del cual no le dejaban salir sin disfrazarse para andar de incógnito. La Familia Real decía que el príncipe tenía un plumaje débil, que soltaba demasiada pluma. El príncipe salía de vez en cuando pero con la condición de que usara un traje ajustado para sujetarle el plumaje, que no hiciera contacto con nadie y que no se enteraran que era hijo de la Reina.
Repentinamente uno de los loros comenzó a gritar: ¡Que viene el lobo! ¡Viene el lobo! Y en menos de lo que desafina un gallo, apareció el Lobo, a quienes todos saludaron diciendo “¡Hola, Lobo!”. Llegados a este punto, creo que debo disculparme por haberme olvidado de presentar a este peculiar habitante del bosque; un lobo ágil y activo que podía escalar montañas con una facilidad envidiable. Como todos los lobos, él provenía del Valle de los Lobos, y había llegado caminando para quedarse a vivir. Se definía como “bruto” y “visceral”, pero bajo ese fuerte cuerpo escondía un caudal de virtudes, a cada cual más increíble. Se destacaba, además, por su espiritualidad; creía en lo mismo que las hienas, pero aplicaba sus creencias de una manera que lo hacía sentirse realizado y podía hacer el bien a su alrededor. La particularidad de este lobo es que no entregaba su amor a otr@s lob@s sino que anhelaba conocer un oso, tal vez tan fuerte, bruto, visceral y temperamental como él. Como dato curioso debo decir también que nuestro amigo lobo no entendía bien por qué a los animales del bosque les producía tanta emoción empujar hacia uno u otro lado, hacia unas metas marcadas en el suelo, un coco caído de uno de los pocos cocoteros del lugar.
Además de todos estros animales y de Jack, Lady Eleonore y Lord Astyaro, el único humano que solía visitar el bosque era un torpe aprendiz de caballero, que era un poco más habil con la pluma que con la espada, a pesar de no tener pluma alguna.
Martín Oscar Caballero
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Esta fábula formará parte del libro que estamos preparando con «Las fábulas del loro y la ardilla».
Genial Martín. Me ha parecido estar en un dos manzanas de fábula.
Espero con ansía las siguientes partes.
Bueno, que alegría volver a verte por aquí, Martín, espero como Anxo con ansia los siguientes capítulos de la fábula.
Muy ingenioso el inicio, Martín Caballero (o serás ahora el ¿Caballero Martín?). Y muy agradable retrato de la fauna del mítico Bosque de las Dos Manzanas.
Estoy por pensar que no tardará usted en ser invitado a tomar el té en el castillo de la simpar Lady Eleanore. Tiene que estar que no cabe en sí de gozo. 🙂
ay ay ay que esta fábula me va a gustar MUCHIIIIIIIIIIISIMO
gracias, cielo
y cuando lo lea mi Lobogrino le va a dar algo!!!
Ya sabía yo que no tardaría en dar señales de vida, Milady. Nobleza obliga 🙂
Ay, pobre príncipe. 🙂
¿Lo del loro incoloro por quién va?
Esta línea del principio me ha encantado: «Un paraíso solamente comparable al que formaban los brazos morenos que solían cobijarme hasta hace no mucho tiempo y esos pequeños ojos oscuros a los que les dedico esta historia«. Qué bonito escrito.
Milady: ¿me darás asilo en tu castillo en los próximos capítulos?
Muchas gracias, Martín, por haberme incluido en ese precioso retrato de grupo en el que salimos todos tan favorecidos 🙂
zar, mi zar, por supuesto que sí, las de sangre azul tenemos que ayudarnos
El «loro incoloro» es sólo un apodo por hacer rima; En las próximas partes (son seis, lamento la longitud…) verán qué pasa con él. Referencias hay varias. Todo el mundo merecía una, sin embargo mi imaginación es limitada. Lamento mucho que eso deje fuera a personas con quienes me siento identificado. No tener referencia alguna no significa no ser apreciado.
Lamento mi tremenda falta de creatividad en eso; sin embargo quiero que sepan que tengo presetnes a tod@s y cada un@.
Lamento decir que por cuestiones de distancia y costes, solamente podríamos compartir un té por videoconferencia.
Milady: Ojalá al Hermano Lobo le dé algo pero que no sea un síncope. Es que le tengo mucho aprecio al igual que a tod@s l@s habituales, sin importar siquiera cercanía ideológica. Ojalá pudiéramos entendernos mejor; mas respondiendo a lo que hace poco dijo Bright, de este lado tampoco hay odio; más allá de los choques entre diferentes ideologías.
Lamento también haber dejado muchos cabos sueltos y no haberle dado más profundidad a todos los personajes, sobre todo los humanos.
Ha pasado el tiempo y he logrado algo que anhelaba hace tiempo: convertirme en un activista y formar parte de un coplectivo LGTB. Me he unido a Vox Asociación Civil (miembro de la FALGBT) y junto con un grupo de personas LGTB (que incluye a esos brazos morenos y ese par de pequeños ojos oscuros que aún logran que los míos se deshagan en agua salada). formamos una filial de Vox en mi ciudad, una pequeña localidad de unos 65.000 habitantes que tiene como vecina a otra ciudad de 24.000. Reconquista (mi ciudad) tiene grandes problemas; algunos a la vista, como la prostitución trans a la entrada de la ciudad, o la gran cantidad de casos de abuso en el puerto (muchos chicos de allí son gays por haber sido abusados por sus propios familiares). Vox Reconquista comenzó a formarse a partir de un caso de abuso en una escuela y el 17 de este mes hemos llevado a cabo nuestra primera actividad pública: una charla-debate sobre diversidad sexual y derechos humanos a cargo del presidente de Vox AC, Guillermo Lovagnini.
Quizás ustedes se pregunten por qué entro aquí si no soy español (preguntarse eso no sería calificado como xenofobia; el rechazo sí). Como dato les puedo decir que Fundación Triángulo colabora con Vox AC; incluso la sede de Vox AC en Rosario fue adquirida gracias a una contribución de 60.000€ de Fundación Triángulo Extremadura y la Junta de Extremadura (y si Extremadura es taaaan homófoba quizás en un tiempo algo cambie ya que hay gente trabajando en ello). El Festival LesGaiCineVox cuenta con la ayuda del LesGaiCineMad, y pronto lo traeremos también a Reconquista. Tenemos plans, una planificación anual que he presentado en nombre de todo el grupo en la reunión anual de Vox, redactadaa con propuestas de los 8 integrantes que tenía en ese momento (hoy hemos suado dos más). También he tenido la posibilidad de conocer a Martín P. Scioli (creador y responsable de AG Magazine) y su pareja (él lo llama «marido», con o sin permiso del Código Civil) que han presentado un recurso judicial par quie se les permita casarse. Conocer a esta gente es para mí lo mismo que para otras personas sería conocer a Fernando Alonso, Paul McCXartney, Maradona, el Dalai Lama o Richard Gere; es decir, aún no puedo creer esa increíble experiencia. Incluso he conocido una disco de ambiente por primera vez en mi vida (Gotika, que créanlo o no, funciona en un ex templo católico).
No los aburro más con la historia de mi vida. Gracias por los comentarios.
Ese toque ‘auto-referencial’ me gusta mucho, Martín. Y seguro que muchos leerán la fábula religiosamente para ver qué dices de ellos 🙂
Sólo con hablar del país de las Manzanas, aunque no menciones a todo el mundo, todo el mundo estará presente.
una pura delicia, casi un «Almanaque de las mujeres» de Djuna Barnes.
Gracias por lo que a mí respecta.
En cuanto a esos «brazos morenos que solían cobijarme hasta hace no mucho tiempo….» me parece precioso que aún así, le dediques el cuento.
Reconquista… ¿no habeis pensado en cambiarle el nombre? (es broma)
Beeeeeeeesos
No tenemos que preguntarnos qué haces aquí, Martín. Yo al menos te diré que estoy encantado de encontrarte de forma asidua en Dos Manzanas, que me gustan tus reflexiones y que en muchos momentos has sido certero en tus apreciaciones sobre debates ásperos y has abierto importantes vías de duda para continuar.
Una de las maravillas de la red es que precisamente podamos debatir desde experiencias vitales diversas, y encima utilizando la misma lengua.
¿Aburrir con la historia de tu vida? Lo que entran son ganas de pasar por Reconquista y echaros una mano con todos esos proyectos en favor de las personas trans, de los adolescentes abusados y de todas las personas lgtb. (Y callado está dicho que cualquier colaboración que necesitéis, personal, asociativa y -estoy seguro- que de toda la gente de Dos Manzanas, sólo tienes que pedirla: silba)
Martín, estoy completamente de acuerdo con lo dicho por «nosololopienso», solo con hablar del país de DosManzanas, todos los que estamos aquí ya nos sentimos representados.
Además Martín nunca nos puede aburrir las experiencias personales que cada uno nos cuente aquí. Bicos.
Pues Martín, haber si haces que se «despotorren», osea que se mueran de risa. Jeje, un saludo y me ha encantado el relato, felicidades.