El alcalde republicano de San Diego anuncia el compromiso de su hija lesbiana
Un día antes de que la Corte Suprema de California escuchara los argumentos de las partes en litigio sobre la validez o no de la Proposición 8, el alcalde de San Diego, el republicano Jerry Sanders, anunciaba públicamente el compromiso de su hija con su compañera sentimental, y lo hacía durante la vigilia que un grupo de activistas gays y lesbianas realizaron anteanoche en la ciudad californiana para defender su derecho a contraer matrimonio.
Sanders se había opuesto públicamente al matrimonio entre personas del mismo sexo hasta que el año 2007 sorprendió al anunciar que no podía mirar a la cara a su hija lesbiana y mantener que su relación con su pareja no era tan importante como la de una pareja heterosexual. «He decidido actuar de acuerdo a mi corazón… y tomar postura en favor de la igualdad y la justicia social», dijo Sanders en un emocionante discurso en el que anunciaba su apoyo a una resolución del Ayuntamiento de San Diego en la que ya entonces se pedía el final de la prohibición del matrimonio entre personas del mismo sexo.
El gesto de Sanders tiene un indudable significado político. San Diego es la segunda ciudad de California y la octava de los Estados Unidos, pero es la mayor de las ciudades estadounidenses con alcalde republicano. Sanders, alcalde desde 2005, no es por tanto una figura marginal.
Sobre la cuestión de fondo, una vez escuchados los argumentos de las partes, la Corte Suprema tiene ahora un plazo de tres meses para decidir. Aunque nadie sabe cual será el resultado, diversos analistas se inclinan por pensar que la Corte podría tomar una decisión «salomónica»: confirmar la vigencia de la Proposición 8, y por tanto de la prohibición del matrimonio entre personas del mismo sexo, pero manteniendo la validez de los aproximadamente 18.000 matrimonios ya celebrados. La hija de Sanders, por tanto, tendría que celebrar su matrimonio fuera de California, matrimonio que ni siquiera sería reconocido en su estado.
En ese caso todo hace pensar que los colectivos LGTB podrían retomar su iniciativa de celebrar un nuevo referéndum en el plazo de dos años.
“He decidido actuar de acuerdo a mi corazón… y tomar postura en favor de la igualdad y la justicia social”
Lo más coherente que he oído decir a uno de derechas sobre el tema.
Justico justico como en España, donde ya no es que un diputado del PP no pueda mirar a su hija a la cara: es que a algunos debe costarles hasta mirarse en el espejo.
Todavía me emociona. Aquí estuvimos hablando de ello, con vídeo y transcripción.
Yo sostengo que los padres homófobos son necesariamente hipócritas, porque no hay otra forma de verlos. Piensen esto: un padre homófobo descubre que su hij@ es gay/lesbiana/trans/bi… ¿que debe decir o pensar ahora? ¿De repopente no ser heterosexual pasa a ser aceptable? ¿Expulsa a su hijo de su hogar y de su familia? ¿O sea que era un(a) buen(a) hij@, educad@, obediente, buen(a) estudiante, ejemplar, hasta que descubre su sexualidad? ¿Es que uno pasa de ser un buen hijo a ser una mierda tan de repente? ¿Y si decide aceptar a su hij@, qué? ¿Su hij@ es la única persoans LGTB decente del mundo y l@s demás somos mal@s? La homofobia de los padres y las madres termina en hipocresía, cualquiera sea la reacción posterior.
Claro, se puede aprender a aceptar, pero sería fácil si antes se interiorizaran en el tema. L@s hijas no tiene que pagar por el odio paterno/materno.
Bueno, si en California la situación hace imposible que la hija de este republicano contraiga matrimonio, siempre podría venir a España a hacerlo. Seguro que habría algún líder el PP dispuesto a acudir al evento, eso si, manteniendo el recurso constitucional….
Hasta en Estados Unidos, dentro del principal partido conservador (y desde luego el republicano, es un partido pero que muy conservador), hay personas significativas que han dado el paso decidido en favor del pleno reconocimiento de los derechos LGBT.
Decía Rajoy, para argumentar la presentación del recurso contra el derecho a contraer matrimonio de las parejas del mismo sexo, que ese tipo de regulaciones son minoritarias y ajenas a nuestro entorno sociocultural; al parecer lo que está resultando cada vez más ajeno al entorno sociocultural de nuestro país, es el Partido Popular (salvo que el PP no considere a los países occidentales democráticos el entorno sociocultural de nuestro país, claro).
Sobre lo que se comenta en el último párrafo de iniciar un proceso para levantar la prohibición al matrimonio entre personas del mismo sexo a través de una iniciativa legislativa popular, en el caso de que la Corte Suprema de California decida legitimar el referendum de noviembre. He de confesar que yo no lo tengo muy claro, hace unos meses yo mismo aceptaba como muy posible la necesidad de pasar por esa vía, como única esperanza de restablecer la plenitud del derecho al matrimonio para las personas LGBT en ese estado. Ahora pienso de una forma distinta.
Yo creo que si la Corte Suprema de California, en un hipotético fallo, determina que el derecho de las personas LGBT a contraer matrimonio no es una de las condiciones de igualdad jurídica y de trato para todos los individuos, que se incluye en el núcleo duro de derechos de la constitución de ese estado, lo que se debería de propugnar es precisamente una reforma de ese núcleo duro que equipare la orientación sexual a la raza, al género o a cualquier otra características que esté expresamente protegida de la discriminación en ese declaración de igualdad universal de trato de todos los individuos.
Una iniciativa así tendría las mismas dificultades para ser aprobada que una iniciativa popular sobre el matrimonio, pero tendría la virtud de dejar claro que los que se oponen, no lo hacen por una cuestión de léxico, sino porque no aceptan que las personas LGBT puedan ser equiparadas en dignidad y derechos al resto de los seres humanos.
este hombre fue valiente, y bastante oportuno de paso. En España descarto que se comente mucho este importante ‘destello’ de luz (leí la carta de elputojack), pero estaría bien. Si yo fuese docente, pondría a los chic@s a debatir sobre lo que le pasó y las decisiones que tomó.
Discrepo ligeramente contigo, Martín Caballero. No creo que se trate de hipocresía sino de tenerse que tragar un sapo muy gordo.
Para muestra, mi ejemplo. Mi madre es kika y nunca la verás en manifestaciones en favor de la familia ni en actos contra LGBT y sé que le habría encantado hacerlo pero con dos hijas lesbianas que tiene, se ha tenido que dar cuenta que no tenemos cuernos ni rabo y que somos personas dignas y respetables como cualquier otra.