El Gobierno rectifica la orden que discriminaba a los transexuales en su acceso al Ejército
El pasado 2 de marzo el Gobierno aprobó la orden que actualiza el cuadro médico de exclusiones de las Fuerzas Armadas y que permitirá a los hombres transexuales ingresar en el Ejército independientemente de que se hayan sometido o no a cirugía de reasignación genital.
Tal y como se informó desde Dos Manzanas, dos veces se impidió a Aitor G. R. ingresar en el Ejército ‘por carecer de pene y testículos’, en cumplimiento de la anterior orden, que databa de 1989, y pese a que tal orden contradecía el espíritu de la Ley de Identidad de Género aprobada por el gobierno hace dos años y que acababa con la obligatoriedad de someterse a cirugía genital para el cambio en el DNI.
Lamentablemente la respuesta del Ministerio de Defensa a esta discriminación, aunque acertada, llega tarde para Aitor, que no podrá presentarse a la próxima convocatoria al haber alcanzado recientemente la edad límite de 29 años. Aún así, si prosperan los recursos que presentó tras no ser admitido en su último intento (entonces sí tenía la edad reglamentaria) podría cumplir su sueño de convertirse en militar.
Bueno, es obvio que siguen siendo necesarios cambios legislativos, es especial en lo referente a l@s transexuales, este es una conquista más, para todos.
¿Alguien sabe si hay algún otro lugar donde sea posible esto?, tengo cierta curiosidad.
sabia decision
alguno se habrá mirado debajo de la barriga, entre las piernas y su señora la habrá dicho:
«nos busques hijo, entre lo que tú tienes y no tener nada no hay muchas diferencias»
Bravo, Aitor
ay, que he perdío la foto
http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/prensa/20090309/opinion/aitor-20090309.html
Aitor
09.03.2009 – IÑAKI EZKERRA
D e él sólo se sabe que se llama Aitor y que le han negado la entrada dos veces en el Ejército por carecer de genitales. En una rueda de prensa que ha dado en Sevilla ocultando su rostro y sus apellidos, el hombre se ha defendido de tamaña injusticia con un argumento que a mí me parece irrebatible: «No voy a tener que defender a España con el pene ni con los testículos». Realmente es improbable que se vea nunca en esa difícil tesitura. La tradicional relación entre la valentía y los huevos muy grandes es sólo y obviamente de naturaleza alegórica. Cuando se dice que fulano ‘los tiene de caballo’ por haber cometido un acto de gran valor, a nadie se le ocurre comprobar si la metáfora tiene una fundamentación física, entre otras cosas porque podríamos llevarnos grandes sorpresas y porque realmente el pene sirve para lo que sirve y poco más (y eso cuando sirve), no para defender España, o sea para darle una fantástica utilización de bazoka. La verdad es que todo el repertorio metafórico que se le atribuye al miembro viril es bastante grotesco a poco que uno se ponga a pensarlo. La verdad es que no hay un órgano que muestre al ser humano más desvalido, más indefenso, más vulnerable y hasta ridículo que ese colgajo carnoso sobre el que se ha vertido tanta poesía superlativa, tanta popular hipérbole. La verdad es que en la guerra, pese al ‘manda huevos’ de Trillo, los huevos no mandan nada. En el Campo de Marte en el que Aitor ha depositado sus sueños, los genitales sólo le sirven al hombre para que le den una buena patada en los mismos. Los genitales son el verdadero talón de Aquiles que aquí tiene todo quisqui, incluido el propio Aquiles sin ir más lejos. De hecho yo siempre he tenido la sospecha de que ese famoso talón era un eufemismo homérico del tema que nos ocupa.
Realmente, a Aitor no le serviría para nada en la guerra el pene que no tiene. Y por eso ha hecho muy bien el Gobierno en cortar el asunto por lo sano modificando por la vía más urgente de una orden del Ministerio de Presidencia el cuadro médico de exclusiones para ingresar en las Fuerzas Armadas que mantenía vigente desde 1989 «la ausencia total o parcial de pene». A mí de todo este caso me han llamado la atención dos cosas. Por un lado la evolución que evidencia en el propio PSOE a lo largo de veinte años pues está claro que al socialismo de Felipe todavía le preocupaba quién la tenía corta. Y luego está el nombre del muchacho. Es curioso que se llame como el padre mitológico de todos los vascos alguien que no tiene pelotas. Vivimos tiempos emocionantes.