La gran noche de ‘La Perla’
Supongo que algunas de las noticias que llegan a Dos Manzanas os llegan más que otras. A mí me pasó con la que, hace un par de semanas, comentaba un reportaje sobre la situación de los mayores LGTB en Estados Unidos, que estuvo dando vueltas en mi cabeza varios días. Así, durante una cena el fin de semana, le pregunté a una amiga, que había trabajado en una asociación LGTB como psicóloga, si en esa asociación existía algún programa de voluntariado para visitar y atender a mayores LGTB. Su pareja, que es trabajadora social, me dijo que era algo que no consideraba necesario, puesto que con la ley de dependencia todo el mundo, independientemente de su orientación o identidad sexual tenía derecho a esos servicios. Protesté tímidamente, recordándole que, aparte de la asistencia reconocida en la ley, esas personas a veces se encuentran solas y necesitan compañía y conversación, y le sugerí que seguramente se sentirían más comod@s hablando con alguien de su mismo colectivo. Mi amiga no lo veía claro e insistía en que un programa de voluntariado semejante al que yo sugería terminaría aislando más a esas personas, que evidentemente necesitaban socializar, y que si querían salir y conocer a gente podían apuntarse a los viajes del Imserso. Concediéndole que esa podría ser una opción para algunas personas, le recordé que muchos de nuestros mayores han tenido que ocultarse durante años, que much@s de ell@s incluso estuvieron en la cárcel, que no todos supieron sobrellevarlo igual de bien y que, a consecuencia de todo eso, algunos aún tienen miedo o desconfianza a mostrarse como son, y que un viaje de estas características no me parecía el ambiente óptimo para que una persona que había sido devuelta a palos al armario se atreviera a salir.
De vuelta en casa, me acordé de algo que pasó hace años en Córdoba. Había un mariquita muy ‘famoso’, uno de esos que son despreciados por un sector de homosexuales que los califican de ‘folklóricas’. Se acercaba su nosecuántos cumpleaños, vete tú a saber cuántos cumplía, pero más de setenta, seguro. Algunos se acordaron de él y decidieron hacerle un ‘homenaje’, consistente en un espectáculo de transformismo al más puro estilo posguerra. Durante varias semanas, sacaron a ‘La Perla’ –así le conocía todo el mundo- de su casa, y quedaron para ‘ensayar’ (seguramente los ensayos se limitaron a probarse vestidos y pelucas), le pagaron la merienda, el tabaco y sobretodo, le escucharon. Llegó el día del ‘show’ y todo el mundo fue a ver a ‘La Perla’, que nos deleitó a todos con sus mal encajados play-backs y su desparpajo con el micro entre canción y canción. Terminado el espectáculo, con una grabadora que un amigo había llevado, nos fuimos a hacerle una entrevista. En aquel momento, a mí se me encendió una pequeña luz de alarma. “¿Nos estamos burlando de él?” –pensé-, pero al ver cómo le metía mano al portador de la grabadora no tuve duda de que se lo estaba pasando bien. ‘Que le quiten lo bailao’ –me dije.
A toro pasado, algunos dijeron que ‘La Perla’ se merecía un reconocimiento más serio. Que debían haberle hecho una cena, con asistencia de algún político. Debió encendérseles la misma lucecita de alarma que me saltó a mí. El tema es complicado, pero a mí me parece que, si le hubiéramos preguntado, ‘La Perla’ habría elegido ser la ‘reina’ de aquel espectáculo a un homenaje digamos, más ‘digno’. Al menos, mucho mejor que sentarle en la Presidencia de una mesa sin saber qué decir y rodeado de desconocidos, algunos de los cuales estarían allí por compromiso e incluso fingirían no conocerle. Porque ‘La Perla’ se había ganado siempre la vida como ‘mozo’ en una vieja casa de putas. Eso era lo que la sociedad de aquella España que algunos añoran tenía reservado a las personas como ‘La Perla’, que, contra viento y marea, decidían no ocultar su homosexualidad. Personas de quienes, como en su caso, sólo se recuerda el ‘nombre de guerra’, porque era mejor no dar nombres.
Para mí que sentar a ‘La Perla’ a esa mesa habría sido igual que llevarla a uno de esos viajes del Imserso. No me la imagino acercándose a una respetable señora y diciéndole: ‘Hola buenas, yo soy ‘La Perla’, maricón de posguerra, y antes trabajaba limpiando en una casa de putas que ahora es una boutique’.
Raúl Madrid.
Y son tantas y tantas las Perlas sueltas que formarían juntas un fantástico collar de memorias ….
La cuestión está siempre en contar en las preferencias de las personas mayores. Decidir por ellos es una agresión a su derecho de autonomía, aunque muchas veces nos dejemos llevar por un sentimiento paternalista que nos impulsa a decidir por ello «por su bien».
Aquí es interesante darle cobertura a las tímidas voces de LGTB que van surgiendo y que, espero, vayan surgiendo más en los próximos años.
Tu post me ha llegado al alma, tienes toda la razón, habría que hacer algo… Es un tema del que nunca se habla.
conozco a un señor (seguro que muchos le conoceis): le llaman «Pirula»
debe rondar los 90 años
suele ir a sitios de trasformistas y a veces le sacan al escenario a cantar
la gente le grita «Pirula, puta ¿no te has muerto?»
a mí de mayor me gustaría ser, por lo menos, tan feliz como él
un besazo, Pirula
precioso, Raúl, precioso
Aprovecho para recordar que la FELGTB preparó un estupendo estudio hace unos años sobre la situación de los mayores lgtb en España, y que podéis leer en su web o descargaros 🙂
Gracias, Rukaegos, por la información. Es el tipo de cosas por las que merece la pena entrar de vez en cuando en DosManzanas. En cuanto al artículo, Raúl, me ha llegado mucho, supongo que porque todos conocemos casos así. Gracias por recordarnos la realidad y gracias por hacerlo con esa sensibilidad.
Me ha encantado el artículo. A medida que cumplo años soy más consciente de esta problemática. Si envejecer, morir…como diría Gil de Biedma,es ya difícil siendo LGTB se me antoja que es mucho más, aunque por supuesto que como se dice vulgarmente cada persona es un mundo. Esperemos que lo mismo que se ha anvanzado en derechos se avance en la concienciación social sobre los mayores LGTB.
También he de decir que me gusta mucho lo que ha escrito Odysseus en el primer post. Es muy poético.
Tengo 55 años y soy seropositivo, por lo que el artículo me llega cerca. En mi opinión y con todo respeto, diría que la pareja de tu amiga debería replantearse su profesión. Si una trabajadora social con el colectivo LGTB estima que el problema se resuelve apuntándose al Imserso es que tiene tanta idea de su trabajo como yo del exoesqueleto de los extraterrestres.
Es verdaderamente una vergüenza. Cada día tengo más claro que algún factor en el aire debe provocar tal colocón a los responsables de muchas instancias en este país que les lleva a creer que esto no es la España cañí, que seguimos siendo a pesar de las apriencias, sino los mundos de yuppie pero vamos…vistos hasta las trancas de ácidos.
Este post es muy importante. Gracias, Raúl.
Muy buena reflexion Raul.
Pero me preocupa, y mucho, la catadura etica y profesional de tus amigas, que ausencia de sensibilidad y empatia…
Si alos mayores los manda al Imserso para integrarse a los adolescentes los puede mandar a la tuna o a que hagan la mili……
Esta bellísima entrada me ha hecho recordar algunas tardes de hace ya quince años. Un@s poc@s voluntari@s sacábamos adelante como podíamos una pequeña asociación de gays y lesbianas en mi ciudad. A veces nos visitaban personas mayores —50, 60 y a veces más años de represión, soledad y desorientación—. Oíamos sus voces durante horas en un silencio reverente, como si pudiéremos compensarles con ello de todas las atrocidades que nos contaban, a ves incluso con una sonrisa amarga de distancia. Desde entonces tengo siempre en mente a Nuest@s Mayores. Son quienes estuvieron aquí antes que nosotr@s, antes de la visibilidad que ahora discutimos, en una época donde la única visibilidad era el resquicio que un tirano te permitía porque le hacías gracia a su causa, resquicio que Nuestr@s Mayores aprovechaban tanto como podían, con su picardía y su inteligencia. No nos olvidemos nunca de Ell@s.
Es un articulo precioso, por desgracia en los colectivos GLBT es un sector que se tiene muy abandonado.
Si es muy importante atender a la gente, denunciar la homofobia e ir a los institutos, pero no nos olvidemos de los mayores.
Sí, eso es algo que lo he constatado siempre. A los jóvenes como que lo ven «de lejos» el problema de la vejez. No se me ocurre cómo concienciarnos mejor sobre el tema. Y Odisseus…. me levanto el pelucón ante tu comentario nº 1, simplemente abrumador. Chapó.
Raúl, has tocado un tema importantísimo, y lo has hecho con una gran sensibilidad. Yo también pienso que es necesario un programa de voluntariado por parte de las asociaciones LGTB para visitar y atender a homosexuales mayores. Seguramente sea mucho más edificante para esas personas recibir visitas y cariño de jóvenes homosexuales que un viaje del Imserso a Benidorm con personas con las que, quizá, no tengan mucho en común. En cualquier caso los viajes del Imserso son compatibles con programas de voluntariado de las asociaciones lgtb.
Respecto a la ley de Dependencia, recuérdale a tu amiga que hay unas cuantas comunidades – todos sabemos cuáles- que la tienen boicoteada…
Raúl felicidades. Lo has escrito con el corazón. Yo pienso que nuestr@s mayores son los grandes olvidados.
¿Qué os puedo decir? Sólo gracias a todos por vuestra respuesta a este tema.
Mi amiga… Es una chica estupenda, una de esas personas con las que puedes hablar de todo. Os puedo decir que al final de la conversación quedó convencida de que las cosas no eran tan sencillas como ella creía. Creo que su punto de vista ‘incompleto’ es porque todos los referentes LGBT que ha conocido hasta ahora han corrido una suerte muy diferente a la de ‘La Perla’. Su propia experiencia ha sido bastante positiva y singular: A los veintitantos años, después de haber salido siempre con chicos, se enamoró de una chica y ya llevan varios años juntas sin que nadie (ni familia, ni amigos, ni compañeros de trabajo) haya torcido el gesto. Pero ya le he hecho ver en más de una ocasión que eso no es lo normal.
Un artículo precioso, Raúl.
El mantenimiento de la memoria histórica LGTB es una de nuestras grandes asignaturas pendientes. Los testimonios de todas estas personas, de sus vidas, se perderán para siempre en la mayoría de las ocasiones. Qué pena que en este tema no haya nadie con capacidad de mecenazgo para hacer algo, como se ha hecho por ejemplo con el holocausto judío.
Y además, no olvidarse de que son personas con necesidades y en la mayoría de los casos muy solas. Hace falta más y más voluntariado, pero hay tan pocas ganas de ayudar…
En fin, lo dicho, Raúl. Felicidades.
Estupendo artículo, Raúl.
Conmovedor y certero artículo, Raúl.
Si los mayores parece que no existan en nuestra sociedad los mayores GLTB aún más.
Y si las cosas «van bien» todos deberíamos llegar a ser mayores gais.
Faltan políticas, faltan recursos, falta dedicación, faltan acciones efectivas(me da que el Inserso no es lo más adecuado). Y sobre todo falta visibilidad de los GLTB ancianos. Que son una realidad.
Que los gais y las lesbianas no sólo somos los que vamos al Orgullo disfrazados o sin disfrazar.
También son los viejos gais y lesbianas que no salen en la tele y de los que nadie se acuerda.
Esos viejos (con todo el cariño del mundo) que cuando no lo eran tanto en muchos casos nos allanaron el camino para que podamos tener lo que tenemos ahora. No lo olvidemos.
Muchas de las Residencias de la Tercera Edad pertenecen a la caridad de la Iglesia Católica o instituciones benéficas de tipo religioso vario. ¿Tienen cabida en ellas los abuelos GLTB? de no ser así ¿se ocupa el Estado de ofrecer Residencias donde estas personas puedan vivir dignamente sin ser rechazados en el final de su vida?.
No deja de ser una paradoja de lo más cruel que mientras, afortunadamente, cada vez más jóvenes/maduros podemos vivir libremente nuestra orientación sexual a muchos de nuestros abuelos, cuando no les queda más remedio que ir a una Residencia, se les está obligando con el pack a meterse en el armario aunque tal vez nunca lo estuvieran.
Es uno de los temas más delicados y que están más verdes en la lucha GLTB y que, como la bella historia que planteas de «La Perla», pasa por soluciones imaginativas y distintas. Sobre todo soluciones que busquen el respeto y la felicidad de nuestros mayores.
Espero que esta conmovedora historia que nos has contado pueda servir para un cierto debate que lleve a acciones y así, que desde los que escribimos en DM, también haya un granito de arena que aportar a la dignidad de nuestros ancianos.
Es un tema dramático. Yo me quedé bastante afectado al ver «Paragraph 175», el documental sobre los ancianos gays supervivientes del holocausto. Malvivían entre traumas y olvido. Aquí, salvando las distancias, es evidente que pasa algo parecido.
¿Qué opináis, por cierto, de las residencias de ancianos gays?
Muy bueno el artículo, es un tema importante para tratarlo y trabajarlo desde las asociaciones, a veces he pensado en lo de residencias de ancianos gays ( o gayfriendly) que sería interesante.
Me emocionó tanto el comentario de Odysseus que me confundí y lo voté negativamente. Ha sido un error, lo siento, hay que sumarle 2 puntos mas.
Al: «¿Qué opináis, por cierto, de las residencias de ancianos gays?»
No me parece mal. Hay gente mayor muy abierta, pero otra es profundamente homófoba (sin buscar culpables: son muchos años los que llevan viviendo en homofobia y no van a cambiar) y no me parece que podamos pedir a una persona glbt que conviva en ese ambiente hostil los últimos años de su vida. No le beneficia a ella, ni hay reeducación posible en los homófobos recalcitrantes.
Dando un salto al otro lado del ciclo vital, ¿qué opináis de la escuela de secundaria Harvey Milk?
Yo creo que hay diferencias. La gente mayor es, normalmente, muy cerrada: es muy difícil que cambien sus ideas, y son reacios a aceptar cambios. En las residencias, más que hostilidad, creo que un anciano LGBT se encontraría incomprensión. Y puesto que allí la vida gira en torno a hablar de hijos, nietos, etc (familia en general) desde luego que sería incómodo.
En el caso de la escuela, la mera existencia de este colegio es desoladora: significa que se da por perdidos no ya a ancianos sino a los adolescentes homófobos, es decir, se asume que es imposible que dejen de serlo y por tanto se retira al gay acosado dando el problema por irresoluble.
Pero no me parece mal, ya que parece pensada para aquellos que, por más que cambian de colegio, siguen sufriendo. Me puedo imaginar el respiro de ese adolescente que por fin puede ir al colegio cada día sin angustia, aunque también me fastidia la sensación de triunfo del adolescente homófobo que comprueba cómo quien se va es el agredido y no él, lo cuál de alguna manera refuerza su posición.
En cuanto al tema «gueto», bueno, también hay residencias y escuelas (comúnmente llamadas «de pijos» que son exclusivas (sólo se admite gente con mucho dinero). De alguna manera es algo parecido, ¿no?
como ya dije hace unos meses, no pienso pasarme la vejez discutiendo sobre si se vé o no se vé el Festival de Eurovisión con un montón de ancianos homófobos
¡uno tiene sus necesidades!
Residencias lgtb-friendly YA
¿Te imaginas qué horror, Putojack?¿Tratar de poner Eurovisión y que todos los demás te obliguen a ver un Osasuna – Málaga?
aggggggggggggggggg
No quiero tener que pelearme con toda la residencia para ver el Festival de Eurovisión. Es más: quiero organizar un karaoke previo con votaciones y disfraces. Quiero que las lesbianas pueden comer tofu siete días a la semana si les apetece, y que me dejen tener una neverita con Lambrusco y licor de mora en la habitación para las visitas. Que una vez a la semana (o más, si la cosa da buen resultado), haya un apagón de un par de horas o tres en toda la residencia, previo reparto de viagra y preservativos en la cena.
Quiero poder salir al patio a tomar el sol con un parasol chino y una boa de plumas si me da la gana, o echar un partidillo de rugby con derecho a roce. Que me dejen en paz si no quiero celebrar la Nochebuena o la Nochevieja porque me traigan demasiados recuerdos y prefiera pasarlo en la habitación viendo “El guateque” o “Halloween”.
Que vengan masajistas guapos, y actuaciones de boys, que vengan trasformistas a cantarme copla. Quiero que me dejen organizar olimpiadas de lanzamiento de bolso, carreras de tacones y montar una carroza para llevarla el día del orgullo gay.
¡uno tiene sus necesidades!
Si el putojack aparece alguna vez por una residencia, algo me dice que los ancianitos acabarán formando un grupo con coreografías y todo y se presentarán candidatos para representar a España
Putooo, cuando encuentres esa perla me avisas que me apunto. ¿Podemos poner una exposición permanente con grandes fotos culturales y esculturales -sin camisa, claro- titulada «Historia de los chulazos contemporáneos»? Vaaale, y una en la sala adjunta con la Historia de las chulazas 😉
yo quiero encontrame allí con gente como vosotros: con Mercedes y Ave, con zarevitz, lobo y fer, y nemo y al y astyaro, y rukaegos y carrington y dlareg, con flick y dr turbio, con elputoj, con xavi y nososlopienso y martin y con fanfatal y bright y jotaqueer y nothing/embata/aupa lo que sea
y los que no he citado porque estoy mayor
desde luego, aburrirnos, no nos ibamos a aburrir
Gracias por su generosidad, Lady Eleanor. Beso su mano.
Siempre será un placer compartir té y pastas con una dama tan señera 🙂
Un placer agradecido, Milady.
Un placer allí o en cualquier otro lugar.
Su compañía y sus acertados comentarios siempre serán un placer.
Un placer, Lady Eleanore. Yo también beso su mano, pero la otra.
Hace unos años vi en Madrid, en Chueca una residencia de la tercera edad para gays, y pensé que estaba muy bien la idea. En aquel momento reflexioné sobre porque no podíamos ir a cualquier residencia, que no fuera expresamente gay, y se nos tratará con abertura y respeto, y pensé en lo que nos cuesta cada día luchar por un lugar igualitario en nuestro mundo cotidiano, y llegada ya a una edad, mejor disfrutar de una buena compañía con gente que no te juzga y con la que no te tienes que plantear ninguna lucha, por tanto, mucho tienen que cambiar las cosas hasta mi vejez, o me pido una residencia gay.
Yo me uno a los agradecimientos, Lady Eleanore.
Le podemos poner nombre y todo a la residencia:
«Las Manzanas Doradas».
…. Mientras no sea como la famosa «Prados soleados» de «Las chicas de oro»
¿Las Manzanas Doradas? ?Eso está muy bien para Golden, pero no se sentirá Reineto un poco excluido? Propuesta alternativa: Las Manzanas del Edén jajajaja