No es cosa de niños
Tenemos una asignatura pendiente con los niños. ¿Porqué es tan impensable que podamos mostrarles ya desde pequeños la diversidad sexual? ¿No frenaría este conocimiento la homofobia posterior? Si es así (y parece lógico que lo sea), ¿porqué nadie o casi nadie se atreve a hacerlo? Si planteáis esta pregunta a un heterosexual, es probable que os responda con una evasiva: os dirá que no le gusta hablar de homosexualidad a un niño, pero tampoco de heterosexualidad: que el sexo no es cosa de niños. La respuesta, por incoherente, me parece muy molesta. Y no lo digo por las evidencias de que la sexualidad se desarrolla ya desde la infancia: sino porque es una postura absolutamente hipócrita.
¿Se ha parado a analizar esta persona los cuentos que narra a sus hijos por las noches? Príncipes y princesas campan a sus anchas por los relatos infantiles, buscando y proclamando su amor heterosexual, que se presenta como el único final feliz, el objetivo a perseguir. Pero no hace falta viajar a reinos lejanos: basta acercarse al parque del barrio. Allí, la amable vecina del quinto le preguntará al niño de apenas cuatro años si ya tiene novia. Curiosamente, la madre no responderá fulminando a la vecina con la mirada por haber introducido un componente sexual en la vida de su inocente retoño. Muy al contrario: orgullosa, le reirá la gracia, que será repetida muchas otras veces por abuelos, tenderos o cuidadores. Imagináos preguntarle a una niña: «¿te has echado ya novia?» ¿Cómo reaccionaría la madre?
Continuando con el mundo narrativo, vale la pena asomarse al cine para niños. Es impensable introducir un componente gay en una película familiar (en la que sí abundan las tramas románticas, tanto entre niños como entre adultos). En el cine de animación la cosa es aún peor: ni siquiera la presencia del influyente productor y abiertamente gay David Geffen (del estudio Dreamworks) ha motivado ningún tímido intento en este sentido. No es de extrañar, claro, teniendo en cuenta por ejemplo el tremendo revuelo que se montó en Viena ante el estreno de la obra de teatro infantil «Rey y Rey», en la que el príncipe se da cuenta de que quien le gusta es… otro príncipe. Y sí, hay algún cuento para niños, algunos muy bonitos (como «Tres con Tango», la historia real de dos pingüinos machos que quieren ser papás), pero no dejan de ser obras desconocidas que nadie encontrará si no las va buscando expresamente.
Y mira que hay casos que parecen perfectos para introducir al menos una ambigüedad, un respiro a la heterosexualidad impuesta. Estoy hablando de la aclamada película de animación «Wall-E», protagonizada por robots: en un intento de sexualizar lo insexualizable, dos de estas máquinas, que no tienen voz y ni siquiera son antropomorfas, viven una historia de amor. Y por supuesto, se les nombra adecuadamente para seguir la norma heterosexual: Wall-E (pronunciado Wally) y Eva. ¿No era una gran ocasión para otorgarles nombres neutros, dejando una puerta abierta a la diversidad?
La raíz de todo, evidentemente, está en no meterle al niño ideas raras en la cabeza. Si dejamos que el niño vea a dos chicos dándose un beso, ¡menudo lío! Empezará a hacer preguntas incómodas, o incluso a lo mejor se vuelve maricón. Las protestas contra el medio (sea cine, teatro o libro) estarían aseguradas. Por no hablar de aquellos que, bendita su ignorancia, ven en un homosexual un pedófilo en potencia y si hablan a su hijo de los gays será para decirle que se mantenga bien lejos de ellos.
Hay dos cosas paradójicas en todo esto, que me gustaría destacar. La primera es que ningún padre parece plantearse que su propio hijo podría efectivamente ser gay, y por tanto al vendarle los ojos no está más que haciéndole daño al impedirle comprender su propia identidad. Aún más curioso es que, incluso cuando aparezcan las primeras sospechas, insistirán los padres en resistirse a hablar de ello con su hijo, como si por el mero hecho de verbalizarlo temieran estar dándole el empujón definitivo para empadronarse en Sodoma. El resultado es que el menor se encontrará sintiendo cosas que ni siquiera sabrá que puedan sentirse.
La segunda paradoja la ilustraré con una anécdota reciente. Estaba yo en casa de una amiga, recién terminada la clase que le había dado a su hijo. El niño, de unos diez u once años, insistió en jugar en la consola a uno de esos juegos con pequeñas pruebas de agilidad mental. En ese momento estábamos solos el niño, su padre y yo. Cuando apareció una inocente mariquita en la pantalla, el niño le espetó con naturalidad: «¡otra maricona!» El padre, ante el comentario, me miró y emitió una risita incómoda como diciendo «hay que ver, estos niños…», pero no dijo nada. Su risa consentidora, carente de reproche, le delataba: esa palabra la había aprendido el niño de su propio padre, un hombre joven y de izquierdas (ya no te puedes fiar de nadie) cuya homofobia yo ya conocía por mi amiga; lo que no sabía es que ya se la estaba transmitiendo a su hijo. Y ahí está lo curioso: las referencias a la homosexualidad son tabú para los niños, pero la homofobia goza de total impunidad, no es problemática para los padres, como sí lo serían otro tipo de insultos.
Después de ese episodio, cuando veía algún crío en el parque, me preguntaba: ¿cuándo será la primera vez que este inocente niño escuchará las palabras «maricón» o «bollera», seguramente en su propia casa? ¿Cuándo aprenderá que hay insultos que sí se pueden decir? ¿Cuándo su maleable cabecita deducirá que atacar a los maricas no es tan grave? De ese parque saldrán los adolescentes acosadores de mañana, los futuros políticos, los jurados populares, y algún día serán ellos los padres de otros niños: el ciclo de la homofobia se habrá perpetuado.
Desde mi punto de vista, sólo la pedagogía nos sacará de este apuro: creo que hace falta educación desde una edad temprana, algo que sí se está abordando con otras discriminaciones como el racismo. Pero nosotros seguimos siendo tabú para los niños, no podemos llegar a ellos. ¿Creéis que esta situación llegará a cambiar a corto plazo? ¿Pensáis que debe cambiar? ¿Habría sido vuestra vida diferente si hubiéseis tenido acceso a referentes LGBT desde la infancia? De momento está claro que, para esta sociedad, la diversidad sexual no es cosa de niños; la homofobia, por lo visto, sí.
Al
Excelente carta que deja patente, una vez más, que aún queda mucho camino por recorrer.
«De momento está claro que, para esta sociedad, la diversidad sexual no es cosa de niños; la homofobia, por lo visto, sí.»
Excelente resumen.
Ahora ando con un poco de prisa, Al, así que me limito a reseñar cuánto me ha gustado tu artículo y qué atinada y necesaria me parece tu reflexión. Esta noche trato de contestar a un par de las preguntas que planteas.
Muy bueno el artículo. Me ha hecho pensar (a mi, que soy gay) en lo mucho que es transmitida la homofobia en la vida diaria de un niño y la carencia de referentes homosexuales/bisexuales que los niños reciben. Cuando hecho la mirada para atrás me doy cuenta que en mi infancia los únicos referentes que tenía se limitaban a los 2 personajes cómicos en películas y a un par de personajes «amanerados» en alguna serie de dibujos de los que descubría tal amaneramiento de mano de los comentarios homófobos de adultos. Y realmente yo no me veía así. Por tanto no eran referentes válidos. Gracias por hacerme pensar. Trataré de hacer algo en mi entorno directo 😉
¿Los insultos? Pues los repetirá como un loro, y más si nota que «le jalean» ya sea con risa, sonrisa o demás. De ahí a pensar que la agresión está bien, sólo hay un paso. Relataré también una experiencia personal que me dió que pensar hace tiempo y luego el tiempo me acabó dando la razón. Mi padre se casó en segundas nupcias y parece ser, que tanto su mujer como los 3 hijos que tenía aceptaron mi orientación muy bien. Pero hete aquí que un día el chaval pequeño (rondaría los 9 años de aquella) le dije… ¡anda calla mariquita!.No soy mariquita, me respondió cuando le repetí la frase noté que se enfadaba. Y pensé…. uys, si ante una sóla frase, el chaval se enfada…. ¿de dónde sale este enfado? Y claro, su «mamá», tan tolerante ella poco después me dice con cara de felicidad, que su hijo tiene novia y se da picos con ella. Me dejó plancháo. ¡Pero si es un niño! Repliqué yo Y ella a lo suyo, que ya tenía novia… así que ya ves la situación no cambiará a corto plazo aunque debería. Pero ahí te salen los padres defensores de sus retoños diciéndote que no les «adoctrines»…. en fin no sigo.
no entiendo como se puede tapar a una gran parte de la sociedad, porque en mi casa de pequeñas crecimos viendo «Will y Grace» y gracias a eso con doce años me lleve el barapalo de mi vida
resulta que amar a los de tu mismo sexo no es bueno. lo unico que quiero decir es que en la igualdad de los seres humanos i la diversidad sexual se DEBE enseñar cuanto antes mejor,porque sino de mayores tendremos unos verdaderos monstruos
Pasa porque existen muchos prejuicios, hasta el 90 la homosexualidad no fue retirada de la lista de desórdenes psiquiátricos por la OMS, creo que la transexualidad aún sigue. Para muchos adultos heterosexuales, hablar de homosexuales es como hablar de sexo o pornografía, desgraciadamente mucha gente no ve más allá de eso, no se es homosexual sólo porque te acuestes con alguien de tu sexo, existen sentimientos, apegos, amor…… la homofobia es la encargada de relacionar homosexuales con sexo y punto.
Al, es una excelente carta y muy cierto todo lo que dices.
Tan sóo tengo algo que acotaren el tema de la animación, y es que hay un caso de una serie de animación japonesa (que también tuvo dos películas y un par de OVAs) llamada «Card Captor Sakura». La serie no es sobre la sexualidad de los personajes, sino ue es aún mejor: cada personaje vive su orietanciñon sexual como una parte integral de su vida, tan importante como cualquier otra. No lo ocultan y se muestra con una normalidad conmovedora. Y que conste que es una serie para niñas de 10 años.
Para que te des una idea (puede haber spoilers)
Sakura está enamoarada de Yukito, el mejor amigo de su herano. A los pocos ca`´itulos aparece un chico llamado Li Shaoran que es rival de Sakura y también compite por el amor de Yukito (Sakura y Shaoran tiene 10 y Yukito tiene 16), y para complicar la historia aparece la pesada prima de Shaoran, que etá enamorada de el. Pero al final Yukito rechaza amablemetne a Sakura y le dice que quien le gusta es el hermano de ésta, Touya (touya tenía el poder de ver espíritus y los sacrifica para salvar la vida de Yukito). Además la mejor amiga de Sakura, tomoyo, le diseña vestidos y la filma todo el tiempo; está profundamente enamorada de ella pero nunca se lo dice. Sakura ni se entera. Cundo Sakura le prengunta si está enamorada, Tomoyo contesta «soy feliz si la persona que amo es feliz aunque no sea conmigo». El padre Cuando los padres de Sakura se casaron, la prima de la madre de Sakura nunca pudo perdonar al padre (de Sakura) por quitarle su amor. Sakura además se siente atraída hacia su maestra, pero eso (así como la atracción de Li Shaoran por Yukito) se explica en la serie. AL final Shaoran y Sakura se declaran su amor, el hermano de Sakura y Yukito hacen lo propio. Había una niña que era un personaje secundario llamado Rika, enamorada de su maestro, pero él la consuela regalándole un anillo y prometiéndole pensar en ella cuando crezca. Eso entre otras relaciones que he olvidado.
Todo esto en un marco de naturalidad; no hay sexo, sólo amor puro, nadie cuestiona la sexualidad de nadie, no hay conflictos ni homofobia y cuando Yukito le dice a Sakua que no puede corresponnder su amro porque ama a otra persona, Sakura el pregunta con toda naturalidad «Y esa otra persona es mi hermano'», y el le responde que sí con una sonrisa.
Una histoir de lo más hermosa, con el agregado de que no es el centro de la trama. Como en la vida real.
Si aún no vieron esa serie, se la recomiendo. Es una serie para niñas pero es atractiva para todo público. Son 70 capitulos, dos películas y dos OVAs si no me equivoco.
Eso es la normalidad que yo sueño.
Se requieren reformas estructurales de esta sociedad en la cual la mayoría heterosexual se considera a sí misma superior con respecto a la minoría homo y bisexual.
Hola de nuevo: Un par de historias que conozco y que apuntan en la dirección contraria, en la de la normalización, para ayudar a perder miedos.
En el colegio en el que di clase varios años, un chaval de siete años al informar a la clase (un trabajo o dibujo) de su familia, incluyó a un personaje del que dijo «y este es mi tío, que es gay, y yo también lo soy». Ante la sorpresa de la profesora y el «¿Por qué dices eso?» el chico explicó que igual que a un amigo suyo le gustaba una chica como novia a él le gustaba un chico como novio. Punto, normalidad absoluta en la clase y en el colegio. Algunos lo entendieron como una broma o admiración por el tío, pero a día de hoy, Gabi tiene ya 15 años y sigue afirmando que es gay y que no tiene novio, pero le gusta un chico y ya se verá. Y en su clase la normalidad sigue 🙂
Una amiga, de un pueblo, Noja, va a comprarle a su hijo de diez años un pijama. El chaval señala el que le gusta y la dependienta dice que mejor otro, que ese es de chica, por los colores, y que le va a dejar ver los de chico. La madre pone orden y le pregunta por qué el niño no puede escoger ese si es el que le gusta, y que dónde está la diferencia entre hombres y mujeres para que unos usen unos colores y otras otros. Y dice la dependienta, bueno, si yo es para que no le digan que es mariquita o así. La madre ataca de nuevo, y responde, pues este niño se va a llevar el pijama que le gusta aunque a usted le parezca mal, y de momento es pequeño para pensar en sexo, pero si cuando llega el momento resulta que es gay, pues a mí me parecerá estupendo y en todo caso no va a ser su problema.
Bueno, la dependienta pidió disculpas toda roja. Y a lo mejor aprendió algo. El niño está claro que sí lo aprendió.
🙂
En Sailor Moon (serie que veía a los 4 o 5 años cuando era la estrella del Megatrix) hay una pareja-casi-matrimonio que los occidentales se ocuparon de censurar mediante el doblaje. Así, Haruka y Michiru (Timmy y Vicky en la versión española) no son amantes, son primas. Claro que hay cosas muy raras como «qué guapa estás» «déjate los piropos para la cama». La mejor manera de ocultar el lesbianismo es la tensión sexual entre familiares, hombre. También cambiaron de sexo a un par de personajes para evitar que fuesen desviados. Muy majos los estadounidenses, sí. Luego te bajas la serie en japonés para recordar viejos tiempos y descubres cosas insospechadas.
Por cierto, Sal:
http://www.youtube.com/watch?v=fyyaInxuFTQ
🙂 🙂 🙂
Siempre hay excepciones, que son bienvenidas, que confirman la regla.
Rukaegos, ¿nos puedes hablar de las actuaciones en materia de educación por la diversidad que se llevaron a cabo en el colegio en el que diste clase durante algunos años?
Excelente carta.
La educación en diversidad sexual, ese gran tabú. Creo que no hay más que recordar la que están montando los fundamentalistas católicos con EpC, o la que montó hace unos meses César Vidal, identificando, cómo no, homosexualidad y pederastia, con el cartel del festival de cine lgtb de Barcelona porque en el cartel aparecía un niño.
Lo gracioso del asunto es que el cartel era el fotograma de un vídeo promocional en el que el niño estaba… ¡viendo la televisión con su madre!
magnifica la carta, como todas las que hacen pensar
yo, a mis sobrinos siempre les pongo la de El Jorobado de Notre Dame, por esta canción:
Yo me estoy muriendo por saber lo que es pasar
Sólo un día en compañía
Ahí fuera libre bajo el sol
Dame un día ahí fuera
Para respirar su olor que lleva
El aire, donde viven sin sentir
Lo que es para mí el vivir un día ahí
Ahí fuera entre el lechero, el tejedor y su mujer
Y saber cómo hablan, cómo viven
Esas gentes que desde el tejado puedo ver
Libres de sentir que les envidien
Son libres sin saber que tienen un tesoro
Dame un amanecer junto a ellos
Dame un día para ser cualquiera de ellos
Amén Al.
Qué buen «termómetro» de respeto es el tema de los niños.
A mis sobrinos yo les hablo de todo, explicado con palabras sencillas, incluyendo la homosexualidad y lo entienden perfectamente. Los niños no son tontos.
Comparto la opinión de elputojacktwist y Dr. Turbio. Creo que lo mejor que podemos hacer por los pequeños que nos rodean es ser visibles para permitirles que se den cuenta de la diversidad social. Con los sobrinos de mi novio ocurré así. Una tiene 7 años y el peque tiene 4. Sus padres les han explicado que hay chicos que se enamoran de chicos y ellos lo han comprendido con naturalidad.
Pues verás, Javier: Se trata de un colegio particular, que se creó en los 60 para dar respuesta a la necesidad de una nueva visión de las personas y de la pedagogía y que adoptó la forma de cooperativa. Se trata también de un colegio pequeño donde entre los planteamientos básicos están la implicación fuerte de las familias en las decisiones y también las de los chavales, incluso cuando son pequeños. Por ejemplo, ya desde los 60 los conflictos que se puedan producir en el aula se resuelven en asambleas de clase en la que la chavalería opina y al final es co-protagonista de las decisiones.
Dicho esto, más que programas para la diversidad lo que ocurre en el cole es que se vive la diversidad como se viviría en una familia grande. Hay numerosos alumnos y alumnas con necesidades especiales y siempre han sido una parte más y de pleno derecho, mucho antes incluso de que en mi Comunidad se implantaran los sistemas de atención a la diversidad. De la misma manera, se ha fomentado el deporte en grupo y para todos (en los campeonatos escolares no ganábamos nunca porque todos tenían derecho a jugar si querían jeje), cuando una niña decidió que quería jugar al fútbol en las liguillas escolares, el cole acabó llevando a los tribunales a los responsables de la competición porque no la dejaban federarse, etc.
De la misma manera, la orientación sexual o la educación sexual en un sentido más amplio nunca han sido un tema tabú en ninguna etapa. Y, en mi caso, tener un profesor fuera del armario y que planteaba la diversidad sexual como una parte del temario en la Ética de 4º de ESO o en sus clases de música recordaba el Día del SIDA trabajando sobre alguno de los discos del proyecdto Red, White and … o con músicos que murieron por la enfermedad o iniciativas similares para aprovechar y hablar de la epidemia y cómo prevenirla etc. era algo normal.
Para que te hagas una idea, cuando pusimos en marcha un ciclo de cine lgtb en Santander, la respuesta de varias familias del cole fue preguntar cuál de las pelis era la mejor para que la vieran con los hijos y así se fueran acostumbrando a respetar a todo el mundo.
Y si de algo estoy contento es que tras dejar el colegio para centrarme en otros retos laborales, he recibido ya varias llamadas para comentar qué importante fue poder hablar abiertamente de su sexualidad cuando tenían quince o catorce años. Un chico transexual, varios chicos gays, dos chicas lesbianas y una bi 🙂
Pero en fin, como te decía, más que planes activos para la diferencia, lo que ese colegio ha hecho desde su origen es vivir, aceptar y visibilizar en positivo la diferencia.
Un saludo y espero haberte contestado 🙂
Un ejemplo que olvidé: Uno de los tres trabajos evaluación para el segundo trimestre en Ética era «Si yo fuera gay o lesbiana, cómo reaccionaría, cómo lo harían mi pandilla y mi familia, cómo trataría de comunicárselo a las personas que me importan y a quién elegiría para decirlo por vez primera y por qué». Algunos de los trabajos os aseguro que hubieran merecido ser publicados. Porque siempre se los tomaron absolutamente en serio.
¡yo quiero ir al cole de Rukaegos!
Sí, yo también quiero ir a ese cole 🙂
Rukaegos, hace tiempo te dije que te escribiría para hablar de esto de la diversidad sexual en la educación (yo también soy profe, aunque de FP que son más mayores). En fin, te lo vuelvo a decir, te escribiré que el tema me interesa mucho 🙂
Gracias a todos por leeros la carta y aportar vuestras anécdotas y opiniones.
Me ha llamado la atención que por lo que contáis los animes (o las series con personajes reales basadas en animes) japoneses, incluso los dirigidos a niños, pueden ser más abiertos en este tema que los made in Disney.
Y me ha encantado ver que muchos de vosotros ya estáis «manos a la obra» haciéndoos visibles ante los niños de vuestras familias. Y ver que, por lo que contáis, las reacciones son muy positivas.
Cuando quieras, Al 🙂
Por cierto, el cole es estupendo pero no os creais eh, los adolescentes gritan lo mismo que en otros sitios, o puede que hasta un poquito más 😉
Es emocionante leeros. No sé si tiene que ver o no, pero me he acordado de este anuncio que están echando estos días. A mí se me cae una lagrimilla cada vez que lo veo: http://www.youtube.com/watch?v=haxdcuU8uGc
El otro día vi ese anuncio en la tele y no entendía lo que decía el «joío» crío. Ahora ya lo he entendido.
Imaginaos ahora:
– Papá, ¿sabes que mi amiga Medea es lesbiana?
Imagináoslo sólo por un momento.
precioso el anuncio, no lo había visto
a mi se me caen las lágrimas con el de Renault Megane, con la maravillosa canción de Sebastien Tellier que quedó en el puesto 19 en Eurovision de 2008 (tres más arriba que el chikichiki)
http://www.youtube.com/watch?v=j55AMZIAcmE
Los de Renault haciendo patria…
y tú metiendo el tema de Eurovisión en los posts más insospechados. Eres peor que yo. 😉
Sobre Disney/Pixar también hay algo, Al;aunque no se lo dice directamente pero el mensaje se entiedne. En «A Shark Tale» («El Espanta tiburones») hay un personaje, un tiburñon, que es rechazado por su padre por querer disfrazarse de delfín. Al final (y sigo con los spoilers, perdón…) el padre termina aceptando a su hijo.
X-Men es una refrcia a la lucha por los derechos civiles, mayormente de l@s negr@s, pero también incluye referencias claramente LGTB: Rogue («Titania» en el doblaje latinoamericano; no sé cómo se llamará en el español) es expulsada de su casa y de su familia por su padre cuando éste descubre que ella es una mutante. Es una clara referencia a la realidad de muchas personas LGTB.
De todas formas las realidades LGTB mostradas más abiertamente las vi hasta ahora en Card Captor Sakura (creo que en España se llama «Cazadora de Cartas», o al menos con ese tíotulo salieron las películas). Debo decir que la escena donde Yukito le habla a Sakura sobre su amor por Youya me produjo un nudo en la garganta, por lo tierna, lo increíblemente natural que resultó. Además Yukito sonríe todo el tiempo al hablar sobre esa relación y es extremadamente tierno al decir que no a Sakura, convenciéndola que ella no lo ama sino que lo que realmente está sintiendo es un cariño muy fuerte de amigos. Ojalá todos los rechazos fueran tan amables, ojalá todas las las salidas del aramrio fueran con una sonrisa.
Incluso en el caso de Tomoyo que está enamorada de Sakura, se puede pensar que no es que ella esté en el armario sino que sabe que Sakura ama a otra persona (Primero a Yukito y luego a Li Shaoran).
Y el hermano de Sakura está más bueno que ganarse la lotería. Él y Ryu (de la saga Street Fighter) fueron mis fantasías favorita por años.
Yo creo firmemente que el día que eso se vea a menudo habremos alcanzado la normalidad: personajes LGTB en papeles protagónicos donde la trama no se centre en su sexualidad sino en otra cosa, en algún conflicto, algún enemigo, alguna situación. Así podremos ver cómo nuestra realidad está integrada al resto de la sociedad, de la misma manera en que hoy sería ridículo pensar que los pesonajes negros solamene aparecienran en películas sobre esclavitud o la lucha por los erechos civiles.
Me ha encantado tu artículo cargado de razón. Y como Rukaegos voy a contar una historia. Hace dos semanas en el programa «Desde fuera del armario» en el que suelo colaborar, entrevistamos o más que entrevistamos nos dedicamos a oir una madré invitada al estudio. Una mujer, cantaora y de familia gitana con un hijo preadolescente gay. Contó como ella y su marido ya desde la más temprana infancia se dieron cuenta que su hijo podía ser gay y decidieron dejarle crecer a su aire. Cuando estaba el niño por lo 12 comenzó a tener problemas en el cole que jamás había tenido, bajo rendimiento etc. Así que la madre pensó que ya era hora de abordar el tema y al llegar a casa le sentó y preguntó si quería decirle alguna cosa y no se atrevía a lo que el niño respondió que si. Como igual no se atrevia le preguntó si le daba vergüenza y el chaval de nuevo afirmó con la cabeza, así que la madre (es bueno recordar de nuevo en este punto que hablo de una madre gitana) le abrazó y le dijo bueno entonces cuentámelo así sin verme a la cara. Y como seguía sin atreverse la madre le dijo, «¿se trata de lo que te gusta no?» que no te gustan las niñas sino los niños… Y el niño le hizo un gesto afirmativo a esa madre que le arazaba sin cuestionarle nada. El resto fue decidir como y cuando quería contárselo a su padre, etc… Dijo que tenía muchas ganas de contarlo que le quedaban muchas cosas dentro y que le había pedido permiso a su hijo para ir al programa porque al fin de cuentas era su vida y él decidía.
Un testimonio que emocionaba y asi se lo dije, le dije que con su testimonio ayudaba tanto o más que con cualquier otra accion activista. Que era tan importante el apoyo incondicional de la familia y me respondió algo contundente: «Si, el apoyo… Pero de puertas afuera también. Que muchos dicen te acepto como eres pero que no se enteren los vecinos. Mi hijo ha vuelto a ser feliz desde el mismo momento en que lo ha dicho y cada vez que alguno de sus compañeritos de clase le suelta un maricón, le mira a la cara desafiante y le dice ‘Si SOY MARICÓN, tienes problema con eso?’… Y ahora vuelve a ser el niño alegre y excelente alumno que siempre fue».
Hago énfasis en lo de ser gitana porque estoy cansada de oir excusas sobre la edad, extracción social, etc para justificar la homofobia. Este matrimonio gitano supo, inclusive antes que el propio niño, de su orientación sexual. Y se pasaron años preparándose para el momento en que tendrían que tomarle de la mano y apoyarle cuando se descubriera a si mismo. Quien quiere puede… Así de simple.
fer: es para ir calentando motores, jejeje
¡y venia muy a cuento!
Preciosa experiencia, Mercedes. Y especialmente adecuada para aprender a trabajar también con nuestros propios prejuicios 🙂
Me ha gustado mucho la columna, y sobre todo la diferente inserción de valores positivos y negativos respecto a la homosexualidad.
Ya he dicho alguna otra vez que uno de las mayores tabúes saciales que siguen existiendo es considerar a los niños y niñas como seres sexuales. Que lo son. Y ya que esta característica es connatural a todo ser humano es lógico pensar en una inserción mucho más temprana en el sistema educativo de la educación en la diversidad sexual, entre otras.
Esperar a la adolescencia es llegar demasiado tarde, no sólo en cuanto a homofobia, sino también en relación a otros problemas que, de repente, parecen surgir de la nada, cuando no es más que la consecuencia de una laguna educativa que nadie parece estar dispuesto a cubrir desde el Estado.
Respecto al tema Disney, no podemos obviar que sus guiños siguen siendo sólo eso: guiños. Y que, como empresa que gana dinero con contenidos infantiles (admitámoslo, quitándole toda la nata y la crema edulcorada nos queda eso), evidentemente no arriesgan sus millonarios ingresos anuales con experimentos progres pero que parece que son «para minorías». Y recordemos que Disney tiene varios canales de televisión donde juraría que actualmente, en pleno siglo XXI, jamás he visto una serie de comedia o de cualquier tipo que haya incluido un personaje gay con suficiente peso en la trama para no ser un compromiso «con las minorías».
No obstante, es innegable ver cientos de esos guiños en sus producciones. Me queda la esperanza de pensar que son guiñños no del estudio, sino de los profesionales que trabajan en sus productos y que, de una manera o de otra, introducen un subtexto que, a estas alturas de la película, sigue siendo el refugio en el que parece que tendremos que seguir estando metidos. Vergonzoso, pero real.
Incluso reconozco haber pensado muchas veces en la letra de la canción que Putojack ha incluido y que forma parte -en mi opinión- de una de las bandas sonoras más perfectas de los últimos años a cargo del gran Alan Menken.
En fin, supongo que detrás y antes de todo, siempre está el dinero.
Saludos
Mercedes, es realmente bonito. Y ese programa de radio cómo puede escucharse?
Carrington, efectivamente yo también creo que esperar a la adolescencia es esperar demasiado. Hay bastantes series para adolescentes con contenido gay (actualmente física o química, por ejemplo) pero es cierto que Disney se resiste. Por lo que me cuenta mi novio, en High School Musical hay uno de los chicos que siempre «parece» gay (sale en Milk, por cierto) pero por supuesto no conoce varón, e incluso en la tercera parte parece que le buscan una novia-cohartada.
En cuanto al jorobado de notre dame, nunca había interpretado así la letra, pero vamos, que tiene todo el sentido…
Felicidades por la carta (muy clara y muy interesante).
Evidentemente a los heteros no les parece un problema hablar de sexualidad a los niños. Siempre que sea de heterosexualidad, claro. Yo trabajo en un instituto y ningún alumno/a va a quedarse sin saber ningún mínimo detalle sobre sexualidad porque hay programadas suficientes actividades y talleres(que pasan de puntillas por la homosexualidad «al ser algo más minoritario»). Pero en el conjunto de la comunidad educativa la homosexualidad es un tabú inamovible, también, como dice Al en su artículo, entre los profes más de izquierdas. Es más, si algún adolescente deja ver algo en este sentido, la consigna suele ser el silencio, e incluso entre los profesores se evita llamar al asunto por su nombre. La razón parece ser, según dicen, proteger al chaval (o chavala) de habladurías, o incluso «no ser crueles» con él/ella simplemente mencionando su condición sexual. A mí me da la impresión de que más bien se pretende que el alumno copie de alguna manera la «discreción» de sus educadores y silencie el tema para no tener más problemas (sobre todo para no tenerlos el educador y sus padres). Y así, la situación se perpetúa. Porque los homófobos no se callan en el ámbito escolar, ni entre los alumnos ni entre los profesores. Incluso entre estos que luego tratan de forzar la discreción cuando sale algún caso concreto.
Creo que no hay una carta que exprese mejor mi opinión sobre este tema, creo que yo no hubiera podido expresarlo mejor :). Contaros (es un pequeño rayo de esperanza) que a Dana, la hija de una amiga, una profesora del colegio le dijo (en referencia al hecho de que su tia fuera a tener un hijo con su mujer) «a ver si alguna vez tienes una familia normal» y ella con sus 7 añitos recien cumplidos, le respondió «señorita, mi familia es normal, lo que pasa es que hay muchos tipos de familia, no solo las que usted conoce»…
Muchas gracias Olga. El caso de Dana que cuentas, junto a otros que han contado en estos comentarios, invita al optimismo. Como decía Dr. Turbio, los niños no son tontos…