Eurovisión 2009 en dos manzanas: Polonia
Volvemos desde el Cáucaso hasta la Europa central y recalamos en Polonia, que es algo más que la patria de Wotjyla y los gemelos diabólicos. Unos 38 millones de habitantes, casi todos de etnia y lengua eslavas, la convierten en uno de los estados «importantes» de Europa (la importante minoría judía existente antes de la 2ª Guerra Mundial fue prácticamente exterminada). A caballo entre Europa central y las estepas rusas, pocos países europeos habrán conocido tantos cambios fronterizos como Polonia, cuyo reino medieval llegó a abarcar buena parte de Europa oriental. El último de ellos en 1945, cuando los vencedores de la 2ª Guerra Mundial decidieron, literalmente, «correrla» hacia el Oeste, y otorgarle la soberanía de parte de la hasta entonces Alemania. Como efecto de ese corrimiento, todavía queda una pequeña minoría alemana en su territorio, así como importantes minorías polacas en Bielorrusia, Lituania y Ucrania.
Pero Polonia no puede entenderse sin su fortísimo apego al catolicismo, que ha actuado a lo largo de los siglos como factor de cohesión frente a sus vecinos protestantes y ortodoxos, y sin cuyo papel no pueden entenderse la sociedad y la política polacas. Apego que condiciona la incómoda situación social de las personas LGTB en aquel país.
Las relaciones homosexuales en Polonia fueron despenalizadas en 1932, siendo la edad de consentimiento la misma que para las relaciones heterosexuales (15 años). La pertenencia a la Unión Europea obligó a Polonia a adoptar leyes antidiscriminación en el trabajo (no en otras áreas). Sobre el papel, los homosexuales no tienen prohibido el acceso al Ejército, aunque la vida para ellos puede ser muy difícil si lo expresan abiertamente. Ni existe ni se espera ningún tipo de reconocimiento legal de las parejas del mismo sexo. No está permitida la adopción conjunta ni la inseminación artificial de las mujeres lesbianas. No hay leyes que regulen la modificación registral de las personas transexuales.
Y a pesar de la intensa homofobia social, Polonia es un país demasiado grande y urbanizado como para impedir el surgimiento de una cierta «vida gay», como sucede por ejemplo en Varsovia y en Cracovia, o la existencia de movimientos LGTB, como Lambda Warszawa. Varsovia vivió por fin con una cierta normalidad su Orgullo LGTB el pasado junio, y además ha sido escogida como sede del Europride 2010, en lo que esperemos sea el espaldarazo definitivo para que las personas LGTB polacas sean tratadas con el respeto que merecen.
Y la canción representante de Polonia en Eurovisión es…
«I Don’t Wanna Leave», interpretada por Lidia Kopania.
Si en algún momento del año me alivia ser español es cuando llega el momento de oír la canción que presenta Polonia al Festival de Eurovisión. O sea, vamos, que con la trayectoria que llevan si yo fuera polaco me exiliaría. Y sin embargo este año llevan una canción mejor que España, una bonita balada absolutamente convencional ¿Y ahora qué? Espero que no pasen a la final para no ponernos en evidencia.
Flick / elputojacktwist
Éste es uno de los países más homófobos de la UE.
#1
Pues si, y que casualidad que también sea de los mas católicos.
Ya se que correlación no tiene porque indicar causa, pero en este caso me parece que está bastante claro.
Italia también es muy homófoba y allí tiene su nido de serpientes Ratzinger. Vaya, otra coincidencia! 🙂
Púes sí, una balada convencional, demasiado convencional, quizás. Eso s´, la chica tiene una voz maravillosa. Entre Chiara (Malta) y ésta, no se con cuál me quedaría.
Si llega a la final, puede servir como «momento relax para que charlen un poco los amigos que hayan ido a tu casa a ver el festival.