Los obispos episcopalianos de Vermont y Iowa dan su respaldo al matrimonio homosexual
Nueva muestra de apertura hacia gays y lesbianas por parte una confesión cristiana no católica. Los obispos episcopalianos de Vermont y de Iowa, los dos estados que más recientemente han legalizado el matrimonio entre personas del mismo sexo en Estados Unidos, han dado sendas muestras de apoyo a las medidas aprobadas en sus respectivos estados.
El obispo de Vermont, Thomas Ely, se significó, de hecho, como un firme apoyo al matrimonio homosexual durante la fase en que éste se discutía en la Legislatura del estado. Ely ha manifestado ahora su esperanza de que la histórica aprobación del matrimonio en su estado «inspire a otros estados a adoptar legislaciones comparables de forma que la igualdad legal en el acceso al matrimonio llegue a todos los ciudadanos de los Estados Unidos».
Más interesante resulta, si cabe, la posición del Alan Scarfe, el obispo de Iowa, que ha reconocido que el proceso seguido ante la Corte Suprema de su estado ha hecho evolucionar su propia opinión sobre el tema. En una carta pastoral Scarfe afirma que «como muchos que apoyan los derechos de gays y lesbianas, pensaba que las uniones civiles ya proporcionaban una adecuada protección de sus relaciones. Conforme escuchaba los argumentos que se presentaron a la Corte Suprema, sin embargo, comenzaba a ver las cosas de un modo diferente».
La posición de ambos obispos no significa que en sus diócesis se vayan a celebrar matrimonios religiosos entre personas del mismo sexo, ya que como ellos mismos han aclarado esa decisión escapa a sus competencias dentro de la iglesia episcopaliana. Lo que sí han expresado es que no hay ninguna objeción para que las parejas casadas civilmente puedan ser bendecidas en las iglesias.
La iglesia episcopaliana es la rama estadounidense de la confesión anglicana. A ella pertenecen también Gene Robinson, obispo de New Hampshire, abiertamente gay, y Joseph Jon Bruno, obispo de Los Ángeles, que se mostró en contra de la homófoba Proposición 8 y pidió a sus fieles que votaran en contra. Los episcopalianos son, en estos momentos, la punta de lanza del anglicanismo por lo que se refiere a la defensa de los derechos LGTB, y parece que no se arredran ante las tendencias involucionistas que los más conservadores desean imponer a la comunión anglicana ante el temor de un cisma de las iglesias africanas y el atractivo que la iglesia católica ejerce sobre sus sectores más homófobos.
Pues estos movimientos de los episcopalianos son muy de agradecer.
Supone una ruptura definitiva del monopolio del discurso religioso sobre la cuestión que ejercían hasta hace muy poquito los homófobos. Ahora sabemos que la fe no es incompatible ni mucho menos con los derechos humanos.
Parece sin embargo que algunos confesiones se están convirtiendo en un faro muy atractivo para los que ven las cosas de otra manera…