Amplio reportaje en «Público» sobre la homofobia en las aulas
El diario Público publica en su edición de hoy un amplio reportaje a dos páginas sobre la homofobia en los institutos. El artículo, cuya lectura recomendamos, repasa aspectos bien conocidos por los lectores habituales de dos manzanas, pero que la población general ignora o infravalora. El reportaje utiliza como punto de partida la charla de Pablo López, activista de Fundación Triángulo, en un instituto de Cadalso de los Vidrios, un pequeño pueblo de Madrid, e incluye una entrevista con Iñigo Lamarca, defensor del pueblo del País Vasco y antiguo activista LGTB.
Para muchos de los chavales Pablo es el primer chico abiertamente gay con el que hablan cara a cara. Solo tienen referencia de un señor del pueblo, del que solo han oído rumores. «Ah, y luego está la lesbiana de Cenicientos (una localidad próxima)«, comenta una chica. «Si un amigo tuyo te dice que es gay, ¿qué harías?», le pregunta Pablo a un chico. «¡Buf, no sé! Le diría que se lo pensara mucho, que se equivoca», responde. Otro alumno resume en una frase su rechazo a los homosexuales: «Desde chiquinino me han enseñado así. Y ya está, no me gusta». Pablo, a continuación, intenta que los alumnos descubran lo mal que lo puede estar pasando un compañero homosexual que no se atreva a decirlo…
El reportaje recoge también la experiencia de Rubén López, activista por partida doble en Arcópoli (asociación universitaria de Madrid) y Bolo Bolo, en su condición de talaverano. «Mi pueblo tiene ya 83.000 vecinos, pero la mentalidad es conservadora. Tuve novias, me masculinicé, creía que era un bicho raro», comenta López en relación a sus vivencias personales antes de su salida del armario.
Iñigo Lamarca, por su parte, explica que «tenemos aprobadas leyes de igualdad pero en el plano social o real queda la mitad del camino por recorrer, pues no está instalada la idea del respeto a la diversidad de las orientaciones sexuales. Las personas homosexuales aún no vivimos una situación de igualdad real y esto incide negativamente en los niños y las niñas homosexuales». Lamarca hace un llamamiento a las instituciones en ese sentido. «Las instituciones no pueden permanecer quietas. Como defensor del Pueblo vasco he puesto en marcha una serie de iniciativas. A mí me preocupa mucho el campo de los adolescentes, porque son personas especialmente vulnerables».
Todo y que estemos en el siglo 21, y ke las grandes capitales del estado español sena las ke tiran del carro «pa lante»… España sigue siendo cañi, catolica y conservadora y chismosa(la españa negra y profunda)…
Y si no, mira «callejeros» en Cuatro…
Yo, cuando salí del armario, por fin me feminicé… ¡como gay que soy! Eso de la masculinidad es cosa de heteros… ¡Que un hombre como está mandao’ es hetero, no yo!
Le he estado echando un vistazo a los comentarios de los lectores y, francamente, algunos son para santiguarse. En la vida no hay mayor ignorante que aquel que se niega a aprender, pero si además esto conlleva el más que probable sufrimiento de terceras personas, que ninguna culpa tienen de tu estupidez, además de ignorante y terco, te conviertes en un hijo de puta. Lástima que incluso eso les dé igual.
Yo también he echado un vistazo a los comentarios y hay algunos que asustan, pero también es verdad no son la mayoría y que son los peor valorados.
Pues yo no me he molestado esta vez en leerlos. Cada vez que lo he hecho en otras ocasiones, he tenido que tomar un omeprazol de lo mal que se me ha puesto el estómago y es que ¿cómo se puede ser aún tan cazurro?.
que fuertee!!! yo soy de Cenicientos, el puebloq ue mencionan, y esta charla me la dieron en mi insti de mostoles, evidentemente con reacciones muy diferentes.
cuenta cuenta, como fue en tu pueblo?
¿Y tú qué opinas, eloy?
eloy cuéntanos algo más ¿qué reacciones hubo?
iure, ¿te has percatado de la ironía de mi primer post en esta noticia?
Vaya, yo voy muchos findes a la casa de mis padres en Cadalso… Tengo que localizar al tal «Rafita», el anciano que dicen que es *el* gay del pueblo.
Es difícil lo de estas charlas, porque parece que el ponente tiene que poner al chaval en contra de lo que sus padres le han enseñado «desde chiquinino» (qué triste que sea así). Imagináos el cabreo de los padres cuando el retoño les cuente lo que les han dicho en clase: más de uno llamará al instituto para protestar. Ojalá cada vez más institutos soliciten estas charlas (puesto que la iniciativa de estas charlas corresponde al instituto) y sean firmes al defenderlas.