No somos criaturas celestiales
Boris Izaguirre ha sacado su látigo de flagelar y lo ha aplicado a la blanca piel de su persona pública. «He hecho mucho daño al colectivo gay«. El autor de Azul Petróleo, guionista de La Dama de Rosa, fue el opinador más exhuberante y gay de finales de los noventa y principios del XXI, y sigue siendo una cierta manera de ver lo gay por parte de la población. De todas maneras esa autoinculpación hay que cogerla con pinzas, porque en otra entrevista él afirma rotundo que no responde a críticas.
El daño (presuntamente) infligido al colectivo gay por parte de Boris Izaguirre ha sido alegado, rebatido y vuelto a alegar ad nauseam por detractores, partidarios, admiradores y sociólogos, críticos de TV, homosexuales y heterosexuales de a pie. Aunque otras veces él ha dicho que él al único que se representa es a si mismo, Boris nos lo puso difícil: estableció una tendencia. Había que ser irónico, inteligente, mundano, culto, leído y tener una opinión sobre casi todo; opinión que, además, debía ser una frívola carga de profundidad, con una chispeante envoltura y dispuesta a ser descifrada únicamente por los heterosexuales más inteligentes del lugar.
Cuando la pluma de Boris estaba en todo su apogeo, recuerdo uno de esos ataques, velados, a Boris, estableciendo como contrapunto a Jesús Vazquez, otro de los iconos gay de fin de siglo. Jesús era una persona normal que le gustaban los hombres. Era la sencillez personificada, que hablaba con toda naturalidad de su novio. Era un tío agradable, majo, simpático, sanote, sin estridencias. A Boris no se le mencionaba, pero, como la primera señora de Winter, Rebecca, estaba ahí por omisión. Y como la tal Rebecca, Boris parecía ser la suma de todos los males, el modelo a superar, lo que no queríamos ser.
En este país tenemos la triste costumbre de ser bastante desagradecidos, y ahora voy a explicar porqué. Creo que fué Alberto Mira quien estableció la genealogía del asunto, aunque no estoy seguro. La más notoria representación televisiva del gay era, antes de llegar Boris,aquel personaje que salía en Esta noche cruzamos el Missisipi, aquel que repetía eso deJuanma, chiquitins, ponmelo. Un actor heterosexual interpretando un personaje homosexual, nada nuevo en suma, y heredero de una larga saga de arevalos y landas que interpretaban, en una película o en un chiste, un modelo de maricón controlado, definido, con unos límites ciertos, una clara imagen en el espejo de contornos definidos.
Boris fué la primera piedra lanzada a ese espejo y la que consiguió romper una parte de ese tópico. Boris, y creo que sigo citando a Mira, era el primer homosexual catódico representándose a sí mismo. No era alguien que se sospechaba/ rumoreaba que era homosexual. No jugaba a la ambigüedad, pero tampoco se subsumía en el estereotipo. Era inteligente, agudo, argumentaba. En suma, no era una burda imitación de amaneramiento sino que era la verdadera dimensión de la pluma. Una cierta manera de decir las cosas, que le permitía opinar sobre política o sobre glamour, y tener conversaciones banales sobre temas a priori terriblemente importantes o conversaciones importantes sobre temas, a priori, terriblemente banales. Boris, durante unos años, fue el amigo soñado de amas de casa, el invitado deseado por heterosexuales que gravitaban en torno a esa manera chispeante de decir las cosas. Boris, siendo él, y representándose exclusivamente él, le dijo a la sociedad española, desde el tubo catódico, que las cosas no eran como ellos se pensaban, y que el mundo era más amplio que las estrechas fronteras de un tópico.
Boris fue el primero de la clase. Literalmente. Luego vinieron otros, por ejemplo, el ya mencionado Jesús que, haciendo de la necesidad del caso Arny virtud, hizo un ejercicio de valentía. Jorge Cavadal, también. Así mismo hubo otros que, en virtud de ese mismo caso Arny se quedaron en el camino. Gurruchaga fue uno de ellos, por la sencilla razón de que no hizo el mismo ejercicio de público sinceramiento que hicieron los otros. Y luego, el árbol exhuberante de la visibilidad fue criando ramas: ahora un cura, ahora un militar, ahora un guardia civil… Ese árbol que hacía que algunos heteros dijeran que es que ahora había muchísimos más; pero la semilla la puso Boris porque durante muchos años, mientras otros se lo pensaban, él fue otra representación distinta al estereotipo negativo.
Por eso me hace mucha gracia que a Boris se le ataque porque se desnuda en las cámaras de TV en un late night show y parece que ese día y en esa hora, a la mitad de homosexuales de aquel año se le ocurrió decirle a sus padres que eran gays. (La otra mitad, recordemos, se lo dice a sus padres cuando están viendo Antena3 con imágenes de las carrozas del Orgullo; quicir por favor, un timing y un apagar la televisión…) Sin embargo, a homosexuales «raros» o directamente vergonzantes no se les denigra, y representan, lo mismo que Boris, una imagen de la homosexualidad a ojos de terceros no implicados. Con todos los respetos a su arte y a su estampa, yo no me identifico con Falete, pero no sólo por su pelo largo y su estilo, como menos, andrógino, al vestir, sino por su manera de vivir, o por como sale con su casa decorada en el HOLA!, o por la decoración misma de su casa, o por el tono amarillo cuore de ciertos capítulos de su vida. O si queréis hablamos de Rappel. Ya, mejor no, ¿no?… porque Rappel es heterosexual, claro.
Coti, el cantante (presuntamente, que ya en estos tiempos no te puedes fiar de nadie ¿eh?) heterosexual,asume con toda naturalidad que sexo, drogas y rock & roll sigue vigente. Eso no convierte ni a los heterosexuales ni a los cantantes de rock en drogatas promiscuos, aunque Coti sea uno, y nada que objetar. A ver cuando aprendemos que no somos arcángeles, ni que debemos serlo, ni que tenemos que obligar a los demás a serlo. Creo que es el momento, creo que tenemos bastantes – que no suficientes, que nunca son suficientes- referentes gay en la vida pública -salvo que quieras ser torero o banquero, o fumbolista– para mostrarnos como lo que somos: personas y, por ende, humanas. Ni peleles estereotipados ni divinas jerarquías.
Joder, ni en las comas te puedo rebatir ná.
Creo que el problema está en pensar que un gay o una lesbiana solo pueden ser de una manera. Los hay listos, tontos, gordos, flacos, egoístas, generosos, superficiales, profundos, supercultos, paletos, de letras, de ciencias, de todos los colores, de todos los sabores… vamos, que los LGTBQ son un colectivo unido por la lucha de unos derechos pero diversos al fin y al cabo, como el resto del mundo, ¿no? Estoy totalmente de acuerdo con tu última frase.
Antes de nada…
Inflingir esta mal dicho, es infligir, sin n!! No confundir con infringir que es otra cosa totalmente distinta.
En cuanto a lo de Boris, bueno, cada uno lo ve a su manera, yo creo que no ha hecho ningun bien en particular, precisamente después de Boris cuesta más decir que eres gay y ahí estaba Jesús Vázquez diciéndolo públicamente y creo que es él sin duda quien más se arriesgó y quien de verdad nos ha hecho un favor.
Me parece muy bueno el artículo, el análisis que haces, que creo es muy certero y divertido. Por destacar algo me gusta mucho esta parte:
«Por eso me hace mucha gracia que a Boris se le ataque porque se desnuda en las cámaras de TV en un late night show y parece que ese día y en esa hora, a la mitad de homosexuales de aquel año se le ocurrió decirle a sus padres que eran gays. (La otra mitad, recordemos, se lo dice a sus padres cuando están viendo Antena3 con imágenes de las carrozas del Orgullo; quicir por favor, un timing y un apagar la televisión…)
Y me gusta porque yo también encuentro éso graciosísimo. Todavía deben de quedar gays y padres de gays con traumas insuperables desde esas noches en que salieron del armario… Ay, Boris, cuánto daño has hecho….
Marcos Gracias por la corrección. Ya lo he cambiado.
Bueno, yo soy de la opinión que sin el paso intermedio de Boris, Jesús no hubiera sido posible, o hubiera sido tan difícil que Jesús habría tenido menos posibilidades de sobrevivir mediáticamente.
Miss Nancy Si, creo que incluso una estadística lo apoyaría.
HesterPrecisamente. Boris lo que hace es romper ese cascarón. El resto, representándonos a nosotros mismos, tenemos que hacer el resto
GuillermoRebate sin miedo, que no me como a nadie 🙂
Júrote que lo firmaba hasta la última coma
Sí, se le puede rebatir que la primera señora de Winter no se llamaba «Rebbeca» sino «Rebecca». 😀
Cambiado … Gracias, zarevitz
Bueno, y también se podría rebatir que «somos» no lleva tilde…
Ves, Guillermo?. Se me puede rebatir, se me puede rebatir. Y son faltas gordas 😀 Lo que tiene dejar las cosas a última hora
…lo que no quita que haya que felicitar al autor por otro estupendo artículo. Enhorabuena, Enrique.
Gracias, Nemo 😀
Yo ya te he puesto el voto positivo, pero me gustaría añadir también que, por supuesto, también Jesús Vázquez ha hecho mucho bien al colectivo glbt. Es un referente importante y positivo. y además de guapo, hizo Hotel Glamour.
Zarevitz, yo no digo que Jesús Vazquez no sea un referente posivito -que lo es-. Lo que me sorprende es que se use a Vázquez para atacar a Izaguirre. Como le dije a Marco, Vázquez está muy bien, pero haz memoria. Vázquez se reconstruyó tras el caso Arny. Y Boris ya estaba allí para ayudarle a reconstruirse (en imagen, me refiero)
brillante, como no era para menos
esperaba el articulo de hoy
casi podría decir que lo he soñado incluso
Estupendo artículo, Odysseus, que suscribo punto por punto.
Precisamente porque ha muchas formas de ser gay o lesbiana, porque cada uno somos de nuestro padre y de nuestra madre, cada vez que oigo el consabido «Es que los son … (rellénese con lo que se quiera)», me corre una especie de latiguillo por la espalda y pienso: «ya está, generalización al canto».
Fe de erratas (a mi comentario anterior, no al artículo):
Donde dice: “Es que los son … (rellénese con lo que se quiera)”,
debe decir: “Es que los gais son … (rellénese con lo que se quiera)”,
Madre mía ¿otra vez con Boris?.
Odysseus, muy buen artículo de reflexión y bien argumentado aunque no esté de acuerdo. Creo que a Boris, al igual que Alaska, se le da una importancia que no tiene. Ni como referente gay, ni por supuesto y con mucha más razón como intelectual, si acaso admito algún valor como showman. Tener opinión para todo no significa ser culto y el mayor ejemplo es la plaga de «tertulianos» de radio y televisión que lo mismo hablan de política, de la gripe del cerdo,de maltrato de género o del vestido de boda de Belén Esteban. Boris controla en algunos temas pero cuando en un coloquio mete baza sobre temas trascendentes de geopolítica, cambio climático o algo similar…el nivel que demuestra no es mucho mayor que el del cualquier «tertuliano» de los antes mencionados. No hay que confundir la actitud impostada y la retórica hueca con un fondo sucoso.
Por mi parte doy por finiquitado el tema Boris (y el tema Alaska). Las necesidades e inquietudes del colectivo son algo más importante que esas dos personas.
¡Madredelamorhermoso, qué tiquismitis!
(Lo de Rebecca má dejao muellta)
Creo que tanto Jesús Vázquez como Boris Izaguirre no me representan como persona, si pertenecen al mismo colectivo LGTB, y por lo tanto representan a ese colectivo al que pertenezco.
Cada uno es como es Boris es Boris, Jesús es Jesús y yo soy yo, como persona nadie me puede representar más que yo, como parte de un colectivo cualquiera de los dos me puede representar sin ningún problema, tenga pluma, sea oso, guapo, feo, hombre, mujer, trans, etc., porque sé que nos une la defensa de los mismos intereses y derechos.
Pero nada más, el que crea que cualquier personaje de la televisión o de cualquier medio lo puede representar como persona, es que tiene poca o ninguna personalidad, la única forma que nos representan es formando parte de un colectivo, y no creo que Boris haya hecho daño al colectivo gay, si alguién piensa que le ha hecho daño porque le pueden comparar con él será porque no tiene la personalidad suficiente para demostrar que él es diferente a Boris.
Estupendo artículo, sí señor. Y también estoy de acuerdo con el comentario de Anxo.
P.D.: Guillermo, es que Rebeca de Winter era mucha Rebeca de Winter.
RdW rules!
Enrique:
Como solía decir una señora de mi pueblo cuando estaba de acuerdo con algo:
¡Santa Razón!
Pues eso. Me ha encantado el artículo.
Besos
la verdad es que tu artículo era necesario, Enrique. Me ha gustado mucho la diferencia que haces entre aquel ‘Pepelu Navarro’, tan previsible y que tanto caía en ese lugar común, al que acuden muchos heteros para hablar de nosotros y Boris, que tanto descolocó a tantos.
Last night I dreamt I went to Manderley again…
¡Me encanta Rebeca, lo siento!
Un cierre estupendo a la discusión bizantina del otro día… Mil puntos Enrique.
http://www.youtube.com/watch?v=fkraCshPB4w
Qué bueno…
Manderley, por cierto, no existió. Era una maqueta. Lo cuenta Hitchcock en su famosa entrevista-libro con Truffaut…